La vuelta de 'mister esprint' Petacchi
El italiano Alessandro Petacchi, del Milram, se anotó la duodécima etapa de la Vuelta a España que se disputo entre Oropesa del Mar y Algemesí, de 191 kilómetros, una victoria especial para Míster esprint, que cayó en el ostracismo de las llegadas masivas ante la racha victoriosa de Óscar Freire, en una jornada en la que el ruso Menchov mantuvo sin problemas el maillot oro de líder.
Petacchi, de 33 años, necesitaba como el comer un éxito en la Vuelta, después de una larga travesía desde el pasado Giro, en la que se vio involucrado en un caso de presunto dopaje por salbutamol. Y llegó después de 2 años de sequía, en plena crisis de confianza, el ciclista de la Spezia volvió a levantar los brazos, imagen que ha repetido en la ronda española 18 veces, casi las mismas que en el Giro.
Ale Jet, otro de sus apodos, se adelantó a su compatriota Paolo Bettini (Quick Step) y a Erik Zabel, su compañero alemán del Milram que ya tuvo su momento de gloria en Zaragoza. Todos marcaron un tiempo de 4 horas, 45 minutos y 32 segundos, a una media de 40,2 kilómetros/hora. “He pasado un verano infernal y ahora espero seguir con mi carrera”, señaló Petacchi.
La jornada de transición por tierras de Levante fue un alivio para los favoritos y el resto de supervivientes que no quisieron meterse en lío alguno. La general no se vio alterada. Los nobles del pelotón pasaron otra hoja del calendario con el ruso Denis Menchov al mando, seguido por su compatriota Vladimir Efinkin (Caisse D'Epargne) a 2.01 y por australiano Cadel Evans (Predictor) a 2.27. Carlos Sastre, la referencia española, se mantuvo cuarto a 3.02.
No todos quisieron cubrir el expediente. En un terreno bastante pestoso, con muchos toboganes en el recorrido, dos habituales en las fugas, el plusmarquista de kilómetros escapado, Raúl García de Mateo (Relax), y el malagueta José Antonio López Gil (Andalucía) madrugaron para la aventura y se marcharon en el kilómetros ocho.
Juntos superaron los puertos de Marianet (tercera categoría) y Chirivilla (segunda), únicos alicientes por la llanura valenciana. A golpe de sudor, fueron abriendo diferencias hasta llegar a una máxima de 6 minutos en el kilómetro 57. Pero la empresa no era fácil. Bajo un amenazante cielo gris, la anunciada lluvia se quedó en cuatro gotas, el pelotón se puso las pilas para preparar una llegada masiva.
García de Mateo y José Antonio López fueron cediendo terreno. Al paso por Cheste la velocidad de los valientes no era la de los inquilinos habituales del recinto del motor, precisamente. A 50 de meta estaba claro que no aguantarían tres minutos de renta.
Trabajo para los esprinters
El Milram de Petacchi y Zabel y el Lampre de Bennati tomaron el mando de las operaciones al frente del pelotón, de manera que controlaron la escapada para poner el rejón final a 9 kilómetros de Algemesí, llegada inédita de la Vuelta a España.
Con el grupo a toda máquina, el T-Mobile provocó un corte en el pelotón. No todos podían aguantar a 65 por hora. Luego el Milram puso a cuatro corredores en fila para colocar a Petacchi. Maniobra esta vez perfecta que contó con Zabel como preparador de lujo. El alemán lanzó el esprint a 300 metros, se apartó, y por la vía victoriosa, por el centro, apareció Petacchi para lograr imponer su ley, la que le llevó a tomar el testigo de su compatriota Mario Cipollini en materia de velocidad.
El ganador de la Milán San Remo en 2005, adornó su palmarés con la victoria 126 desde su debut profesional en 1996, en el que también constan 4 etapas en el Tour. Mister esprint había vuelto al podio, su hábitat natural. Con el Mundial a un paso, el horrible verano puede dar paso a un dulce otoño.
La duodécima etapa de la Vuelta unirá Algemesí y Hellín a lo largo de 176 kilómetros de recorrido. Perfil ondulado, pero sin puertos. Los aventureros y esprinters de nuevo a escena.
