Catalán: “El que manda aquí no es Paulino Rivero, es TUI y Neckermann”

Antonio Catalán conversa con dos personas en un receso del Foro Global Sur.

Carlos Sosa

Haría —

Se considera un empresario libre que no necesita de las administraciones para tener éxito en su negocio. Por eso quizás Antonio Catalán (Corella, Navarra, 1948) habla con absoluto desparpajo de decisiones políticas y de políticas empresariales. Rechaza la reforma laboral aprobada por el Gobierno de Mariano Rajoy: “La reforma laboral me parece una aberración porque bajar los sueldos repercute en las familias y en el consumo y yo necesito que la gente venga contenta a trabajar”. Y arremete contra los comercializadores de cupos hoteleros con frases tan definitivas como esta: “El que manda aquí [en Canarias] no es Paulino Rivero sino [los turoperadores] TUI y Neckermann”. Porque a su juicio, los bajos precios de comercialización que tienen las cadenas hoteleras canarias, generalmente impuestos por estos comercializadores de paquetes turísticos, explicarían que la región tenga “un 33% de paro con una ocupación del 95%” (aplausos apasionados en el auditorio de Los Jameos del Agua).

Antonio Catalán intervino este viernes en el Foro Global Sur para exponer su experiencia empresarial de éxito en una ponencia titulada El turismo del siglo XXI, que dada su experiencia reciente con la cadena Marriot, de la que es ya vicepresidente, debe tender a una equiparación de precios con los de hoteles como los de Milán y Florencia (en el caso de los de ciudad) y con una comercialización ajena a los turoperadores, en el caso de los destinos turísticos como el canario.

A su juicio, los hoteleros “deben coger las riendas de la comercialización” para ahorrarse entre el 20 y el 25% que se quedan los intermediarios, llámense TUI o Neckermann, o en el caso de los hoteles de ciudad, webs especializadas como Booking. Para eso, claro, es necesario que el sector se una y que las patronales “sirvan para algo más que para firmar convenios colectivos”.

La reforma laboral le parece “una aberración” porque “no necesitamos reducir nuestros precios de coste, sino incrementar la calidad para subir los precios”.

Y lo dice en un contexto de su discurso en el que explica la política de recursos humanos de su cadena, donde no existen comités de empresa y donde por analizar se analiza hasta cómo repercute en una trabajadora de Madrid o en otra de León la maternidad y sus consecuencias laborales. Su política se reduce a algo tan sencillo como la ecuación “tal como tratamos nosotros a nuestra gente, así será cómo nuestra gente va a tratar a nuestros clientes”

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