Sobre este blog

Mi vida ha estado ligada al séptimo arte prácticamente desde el principio. Algunos de mis mejores recuerdos tienen que ver, o están relacionados, con una película o con un cine, al igual que mi conocimiento de muchas ciudades se debe a la búsqueda de una determinada sala cinematográfica. Me gusta el cine sin distinción de género, nacionalidad, idioma o formato y NO creo en tautologías, ni verdades absolutas, que, lo único que hacen, es parcelar un arte en beneficio de unos pocos. El resto es cuestión de cada uno, cuando se apagan las luces.

NIGHT VISIONS BACK TO BASIC 2018. EMPECEMOS POR EL FINAL…

Para quienes lo ven desde fuera, esta circunstancia -como otras tantas cosas- no es sino otro síntoma más que demuestra la falta de sentido e irracionalidad sobre la que se sustenta la vida de un “freak” común y corriente; es decir, un ser asocial, que gusta de la marginalidad y que no se guía por las sacrosantas reglas establecidas por una sociedad que, tiempo atrás, debió cerrar la boca, en vez de ir dando lecciones de moralidad.

Siguiendo esta línea de pensamiento, los domingos deberían estar solamente reservados para dormir la borrachera del día anterior, un hecho aceptado y santificado como si se tratara de algo digno de comentar el lunes por la mañana; o, simplemente, dormir hasta que el sol esté bien alto en el horizonte, para luego levantarse cuando la comida esté servida y volverse a acostar para dormir la siesta. De ahí que madrugar un domingo por la mañana para ir a una sesión de cine de serie B se torne en una suerte de misterio, al mismo nivel que el triángulo de las Bermudas, el Área 51 y el desaparecido continente de la Atlántida, aunque, en realidad, sólo sea una excusa para poder pasar un buen rato con personas afines a las mismas querencias que tú posees.

Y si bien el mundo puede estar lleno de misterios -si no, que se lo pregunten al agente Fox Mulder y su pareja, la doctora Dana Scully- no es menos cierto que la verdadera aportación del festival Night Visions no llega desde su variada selección de películas de género y acción de todas partes del mundo, sino por su habilidad para crear un “hábitat natural”, seguro y protegido, para todos aquellos que disfrutan con este tipo de propuestas.

Al final, poco importa la calidad de la película en cuestión. Este año, sin ir más lejos, la elegida para poner el punto final fue R.O.T.O.R. (Robotic Officer Tactical Operation Research), un refrito de algunos grandes clásicos del cine género -mayoritariamente Terminator, Robocop y algunos elementos de Mad Max- bastante mal resuelto, todo sea dicho, por su responsable Cullen Braine, en 1987. (1)

Margaret Trigg (Sonya G. Garren)

Lo que de verdad importa durante esas sesiones matinales son los comentarios, las risas y los aplausos perpetrados por los allí reunidos, por extraño que todo esto pueda resultar, una vez que he definido la película que se desarrollaba delante de los ojos de los allí congregados. Lo mejor del caso es que, para ver R.O.T.O.R., ni siquiera hacía falta pagar una entrada, dado que la película se encuentra en YouTube de manera íntegra y en varios idiomas, incluyendo en castellano. No obstante, NO es lo mismo verla sólo, en la pantalla de tu ordenador, que rodeado de personas que han ido desarrollando unos lazos que van más allá de la borrachera ocasional y/o de la pausa para tomar el mejunje de moda, por muy caro y ridículo que dicho brebaje pueda llegar a ser.

Es más, esta última sesión, y lo que la motiva es lo que marca la diferencia entre este encuentro cinematográfico y el resto de los que se celebran en esta ciudad, una circunstancia que aparta a Night Visions de la estandarización y de la senda de lo “políticamente correcto” que rodea y amenaza a muchos eventos culturales no sólo en este país, sino en buena parte del mundo.

¿Y saben lo mejor de todo? Lo mejor es que, quienes acudimos a estas sesiones, no salimos luego pregonando unas excelencias artísticas que dichas películas no poseen, al revés de quienes acuden a encuentros cinematográficos mucho más sesudos y que, por definición, terminan por avalar producciones huecas, tópicas y soporíferas, solamente por el hecho de estar rodadas en un determinado idioma o formar parte de un movimiento artístico. Puede que seamos unos freaks, pero ello no significa que seamos unos descerebrados sin nada dentro de la cabeza y que no nos demos cuenta de lo que tenemos delante de nuestras narices.

Quizás la única diferencia entre nosotros y el resto es que, a día de hoy, NO hemos perdido el gusto por ir al cine, hablar con otras personas y, sobre todo, disfrutar con el ritual resultante. Descargarse películas de la red es, además de ilegal y moralmente reprochable, una ocupación muy solitaria y aburrida, la cual te priva de la posibilidad de interactuar con los demás.

Y tal y como están las cosas, con una sociedad pegada a la pantalla de unos teléfonos cada día más obsoletos y tramposos, ver lo que ocurre en el mundo exterior termina por ser casi más excitante que cualquiera de las películas programadas durante el festival. Otra cosa es que cueste abandonar la “zona de confort”, pero ésa es otra historia, más truculenta que La matanza de Texas…

Ahora toca contar cosas más serias.

JORGE LUIS BORGES, LA BIBLIOTECA NACIONAL ARGENTINA Y EL NECRONOMICÓN.

¿Y qué puede ser más serio que hablar del GRAN Jorge Luis Borges y su pasión por los libros, sobre todo, por aquéllos que el ser humano lleva eones buscando, pero aún se resisten a ser encontrados? En realidad, hay pocas cosas más apasionantes que aquéllas que están relacionadas con los libros, sobre todo si la conversación gira alrededor de un libro arcano y prohibido que responde al nombre de Necronomicón y bajo la sombra de uno de los más grandes literatos de todos los tiempos. Si, por añadidura, se mezcla todo con los secretos que una biblioteca como la Nacional Argentina alberga, el resultado se me antoja más allá del adjetivo apasionante.

¿Y qué tienen en común Jorge Luis Borges, la Biblioteca Nacional Argentina y el Necronomicón? Pues más de lo que se pueda llegar a pensar, a simple vista. Empecemos por el principio. En las páginas del relato El horror de Dunwich (2) escrito por Howard Phillips Lovercraft en 1928 y publicado un año después, el escritor americano cita varias localizaciones del pavoroso Necronomicón (3), del enloquecido árabe Abdul Alhazred, en versión latina de Olaus Wormius, impreso en España en el siglo XVII. Estas posibles localizaciones eran la Biblioteca de Widener de Harvard, la Biblioteca Nacional de París, el Museo Británico, la Universidad de Buenos Aires, y la Biblioteca de la Universidad de Miskatonic, en Arkham.

Con el paso del tiempo, y tras la llegada de Jorge Luis Borges a la dirección de la Biblioteca Nacional Argentina (1955), el paradero del libro cambio de escenario y merced a una ficha escrita por el propio director de la entidad, el Necronomicón pasó a formar parte del catálogo de obras que se encontraban en dicho recinto. Este hecho está ligado con la propia trayectoria profesional del intelectual argentino, dado que, en 1938, fecha en la que Jorge Luis Borges trabajaba en la biblioteca Miguel Cané, en el barrio de Boedo, Buenos Aires, le llegó una solicitud insólita: alguien quería consultar el Necronomicón. Para Borges, quien consideraba la literatura de fantástica como un género menor, aquella petición no dejaba de ser baladí, al tratarse de un libro imaginario, ligado a la carrera de un autor aun por reivindicar -H.P. Lovecraft había fallecido un año antes, prácticamente en la indigencia- y sin ninguna base literaria veraz.

No obstante, la persona que solicitó el arcano libro insistió en que sí era verdad que había una copia en la Biblioteca Nacional y de ahí su obstinación por conseguirlo. Tras el suceso, Jorge Luis Borges comenzó una “búsqueda” del ejemplar en cuestión -dada la conexión que existía entre las diferentes bibliotecas abiertas en la ciudad de Buenos Aires- y, a partir de ahí, fue conociendo más y mejor la obra del literato norteamericano, décadas antes de que éste se convirtiera en todo un referente de la literatura de terror contemporánea.

Tras su llegada a la dirección de la Biblioteca Nacional de la República Argentina, la cual está estrechamente vinculada a la Universidad de Buenos Aires (UBA) y redactar la ya mencionada ficha, las consultas y solicitudes para poder acceder al libro del enloquecido poeta árabe Abdul Alhazred, se dispararon de manera exponencial, algo que aun, hoy en día, se sigue repitiendo en las dependencias de la reputada biblioteca argentina, la cual ha sobrevivido no sólo a la calamidades que rodean al arcano y demencial ejemplar, sino a todas las que han sacudido al país del cono sur.

Hay incluso quien dice que la ceguera que padeció el escritor -causada como consecuencia de la enfermedad congénita que había ya afectado a su padre- se debió, en realidad, a la maldición que rodea a todos aquellos que osan abrir las páginas del Necronomicón y leer las palabras allí escritas. Y lo cierto es que, con Jorge Luis Borges, todo puede ser posible, por mucho que la lógica nos indique lo contrario.

El director Marcelo Schapces

Ignoro si el director, productor y guionista argentino Marcelo Schapces conocía este último apunte, admito que no se lo pregunté, pero, lo que sí que le pregunté, una vez que me senté a conversar con él, fue sobre cómo empezó su relación con el universo de H.P. Lovercraft y su respuesta no pudo ser más elocuente:

Marcelo Schapces (MS): En 1970 mi papá me regaló un ejemplar de Los mitos de Cthulh (4), publicado por Alianza Editorial. El libro revivió el mito de Lovecraft en español, lo potenció muchísimo y a mí me voló la cabeza. Realice un curso aceleradísimo de “Lovecraftianidad”, me pasaba el tiempo recitando los nombres de los dioses antiguos y su genealogía.

Film Kino (FK): …Pues eso tiene mérito. Yo me he pasado la vida tratando de aprender la forma correcta de nombrarlos y, aún hoy en día, me cuesta y mucho… (risas)

MS: Sí, es verdad, son muy difíciles de pronunciar. El que es que por esa época supe, tras leer “El horror de Dunwich”, que, según el autor, de los pocos ejemplares del Necronomicón que quedaban dando vueltas por el mundo, había una traducción al latín que estaba en la biblioteca de Buenos Aires. Lovecraft utiliza la Universidad de Buenos Aires, y siempre merced a esta leyenda, la cual cuenta que fue Jorge Luis Borges quien había hecho la ficha, cuando lo nombraron director del lugar, me fui a la Biblioteca Nacional, que quedaba en la calle México, en San Telmo, a buscar el ejemplar del Necronomicón.

FK: ¿Y cómo reaccionaron en la biblioteca?

Marcelo Schapces (MS): Recuerdo que quienes me atendieron, sonrieron y me dijeron que no lo tenían, sin mostrar ninguna seña de enfado. Entonces no sabía que mi petición no había sido una cosa excepcional, dado que, desde que Jorge Luis Borges se hizo cargo de aquel recinto, decenas de personas no han dejado de llamar, mandar cartas, faxes y ahora correos electrónicos, llegados de todas las partes del mundo, preguntando si sería posible consultar el ejemplar del Necronomicón que forma parte del fondo de la entidad.

Mi “fracaso” hizo que me empeñara en buscar el trabajo del resto de los autores que figuraban en aquella edición del libro de Alianza, además de H.P. Lovercraft (5). Autores tales como Algernon Blackwood, Robert Bloch, Clark Ashton Smith, Frank Belknap Long jr., Robert William Chambers, empezaron a llenar las estanterías de mi biblioteca de terror y fantástico. Sin embargo, desde ese tiempo me quedó en la cabeza y en el alma la idea de que “hay un Necronomicón en Buenos Aires”.

Con estos mimbres, no me es difícil imaginar, porque decidió embarcarse en un largo proyecto cinematográfico, desarrollado durante seis años, que se sustenta sobre el legado y la leyenda del Necronomicón y su autor, por primera vez en su país.

Marcelo Schapces (MS) Sí, eso es lo extraño de todo esto. Pasados más de sesenta años, nadie, ningún autor argentino, ha escrito un cuento o un cómic, obra de teatro o cortometraje o película, partiendo de esta base. Supongo que me habrán esperado a mí para haga “Necronomicón” (risas), dado que nunca abandoné mi gusto y pasión por el género y la obra de Lovecraft. Finalmente, hace cinco, seis años empezamos con este proyecto junto con Luciano Saracino y Ricardo Romero, también fans del género. Uno trabaja en el mundo del cómic y el otro es escritor.

Diego Velázquez (Luis)

Necronomicón -El libro del infierno gira alrededor del personaje de Luis (Diego Velázquez); su hermana (María Laura Cali); Baxter, el librero (Daniel Fanego); Mara (Victoria Maurette) y el personaje de Dieter, que hubiera interpretado el tristemente desaparecido Federico Lupi, el guardián del libro. El primero, un oscuro y condicionado ser -atrapado entre la enfermedad de su hermana, los rigores del trabajo como restaurador y su pasión por los libros antiguos- terminará por relacionarse con un libro que mejor no abrirlo, no vaya a ser que las consecuencias sean nefastas. Su hermana representa el lado malvado mientras que Mara trata de protegerlo, de la misma forma que Baxter, aunque de forma diferente. Poco a poco, Luis se va dando cuenta de cómo la sombra del libro, capaz de destruir las vidas de todos los que cruzan en su camino, va moldeando su destino de una forma que llega a escaparse de su propia comprensión. Al final, es el libro el que marca el tempo de la narración y coloca las piezas en el tablero de juego, pero sin darle a los jugadores la oportunidad de mover como ellos quisieran.

MS: La película tiene la particularidad de partir de una base genuina, esa leyenda que cuenta que Jorge Luis Borges dijo que hay un ejemplar del libro en la biblioteca. A partir de esto, algo que yo vengo pensando desde hace décadas, surge una historia que parte de un hecho; es decir, la estancia del Necronomicón en la sede de la calle México, y de cómo alguna vez el literato argentino dejó dicho que ese volumen, así como otros libros prohibidos, pasasen clandestinamente a la biblioteca que luego diseñó Clorindo Testa, en 1962, que está en la Recoleta, en su sede actual (inaugurada en 1992). De hecho nosotros pudimos filmar en los sótanos de este edificio, donde hay tres millones de ejemplares, y donde especulamos con la posibilidad de que exista una zona restringida donde el Necronomicón esté ahí esperando a quien se atreva a encontrarlo… (risas)

FK: Otro elemento muy importante, al igual de lo que sucede en las obras del H.P. Lovecraft, es el tiempo, plomizo, tétrico y siempre condicionado por una lluvia incesante y machacona que golpea las calles, los edificios, las azoteas que hacen las veces de escenario. ¿La ciudad que aparece en la película es Buenos Aires?

MS: Sí y no. En algunas secuencias sí que lo es, aunque no luzca como suele ser habitual a causa de la lluvia que la azota constantemente. En otras ocasiones, es una invención o más bien una síntesis digital entre distintos edificios que, al mezclarlos, daban como resultado construcciones salidas de las pesadillas de Lovecraft. Eso sí, la Biblioteca Nacional luce tan cual, incluyendo los sótanos, donde estuvimos toda una semana rodando.

FK: ¿Cuándo tiempo duró el rodaje en total?

MS: Poco más de cinco semanas, dado que tampoco teníamos presupuesto para más.

FK: En la biblioteca, justo cuando la directora envía a Luis para que se haga cargo de los libros que han aparecido en una habitación tiempo atrás sellada, aparece en un estante un libro de cuentos apócrifos de José Luis Borges…

MS: “El Rumor de los Insectos por la Noche”. Sí, eso es una invención de los guionistas, después de hablar con ellos sobre algunos elementos recurrentes en la obra de Lovecraft, relacionados, éstos, con el Necronomicón. No hay que olvidar que, según el escritor norteamericano, los manuscritos originales del libro fueron pasados a limpio y publicados bajo el título de Kitab Al-Azif -que significa “el rumor de los insectos por la noche”- y este sonido, el de los insectos, dentro del folclore arábigo se atribuye a demonios y a malos espíritus. Por eso, y a lo largo de toda la película, se percibe ese rumor de los insectos, como banda sonora, mientras la lluvia golpea sin cesar y la sensación de desasosiego es cada vez mayor.

FK: Tal y como sucedía en la película Prince of Darkness (1987) de John Carpenter…

MS: Exactamente. Carpenter es uno de los pocos directores que ha sabido interpretar y reinterpretar el universo de H.P. Lovecraft de una forma magistral. Piensa, si no, en la película In the Mouth of Madness (1994) basada en la novela At the Mountains of Madness (escrita en 1931, pero inédita hasta 1936). Es un muy buen ejemplo.

FK: Ambas lo son, pero la segunda fue un fracaso, algo que no sucedió con la primera.

MS: El universo de Lovecraft nunca ha sido fácil de entender. Yo decidí que la mejor manera de llegar al público de hoy en día pasaba por trabajar con personas más jóvenes que yo. Luciano Saracino y Ricardo Romero escribieron el guion apelando a sus propias notas y referencias. Fuimos haciendo como un equilibrio de referencias. Yo por ahí tengo una cosa solemne con el horror y con el terror, porque para mí el terror es sobrenatural, más allá de haber ahondado en Sam Raimi y demás. No obstante, para ellos, que son mucho más contemporáneos y sobre todo de la generación de los zombies, le puede perder un poco más el respeto atávico que yo y entonces la cosa deja de ser solemne. Y está bien que no lo sea.

FK: ¿Quiénes diseñaron las criaturas que se intuyen más que se ven en la película?

MS: Lo fuimos construyendo entre todos. La imagen del libro la puso Aldo Requena y las criaturas fueron creación de Salvador Sanz. Al ser todos muy Lovecraftianos, no había nadie de otro palo… Imagino que Ridley Scott también conocía a Lovecraft cuando se planteó hacer una película como Alien (1979), pero quien terminó por definir la impronta de la criatura fue H. R. Giger.

FK: Y, aunque siempre sea duro hablar de alguien que ha desaparecido y que, de alguna u otra forma, nos ha acompañado en tantas y tantas sesiones cinematográficas ¿cómo se afrontó la muerte de Federico Luppi?

MS: Cuando empecé a hablar con él, ya lo noté un tanto desmejorado y decepcionado con la situación de nuestro país, por culpa de los políticos, los empresarios, por la misma sociedad que asistía a todo lo que pasaba sin hacer nada. Lo que ocurre es que, desde que nos pusimos a trabajar, todo aquello quedó atrás y su personaje no hacía más que crecer. Federico (Luppi) hizo las pruebas de vestuario, las pruebas de los prostéticos para el maquillaje, revisó el personaje y lo internaron el día anterior en que tenía que rodar las escenas más importantes de su personaje en la película. Así es el destino.

Tras su muerte, yo tomé la decisión de seguir teniéndolo en el reparto, porque es una cuestión del corazón, de amor. Lo hablé con su esposa y para mí es parte de la película. Sé que el personaje hubiese sido otro, si Federico Luppi lo hubiera interpretado en plenitud. Tuvimos que reconstruirlo y armarlo. Al final, su espíritu está presente en toda la película como si se tratara de un personaje escrito por el mismísimo Lovecraft.

FK: Sí, estoy de acuerdo y su sola mención en la película te lleva a recorrer las páginas largamente olvidadas del escritor norteamericano hasta que alguien se dignó a reparar en ellas.

MS: Sí, incluso tras su muerte, la impronta de Federico (Luppi) permaneció intacta durante y después de finalizar el rodaje.

FK: Dejando a un lado mi querencia para con la obra de H.P. Lovecraft, una razón que explica mi interés por tener esta conversación, ¿Cree que éste es un buen momento para estrenar una película basada en la obra y la influencia de uno de los principales literatos de género contemporáneos?

MS: Yo creo que es una película que puede ver cualquiera, cualquiera que le guste el género. Es una aventura de suspenso sobrenatural y la expectativa es mucha y es mediana, porque vivo con los pies sobre la tierra. Pero vamos con esa expectativa modesta… Para mí es fantástico, porque me pone en un lugar que hasta ahora no había una película sobre Lovecraft argentina. Conté finalmente nuestra visión sobre el ejemplar que está en Buenos Aires. Sé que las nuevas generaciones no ven, de la misma manera que veíamos nosotros, los escritos de H.P. Lovecraft, pero su trabajo nunca perderá vigencia. De todas maneras, ayer tuve una entrevista con una chica de poco más de veinte años, miembro de la Sociedad finlandesa de H.P. Lovecraft, y mientras hablaba con ella me di cuenta de que el legado del escritor norteamericano continúa vivo en nuestra sociedad.

FK: He leído en artículo publicado cuando la película se estrenó en Argentina que paralelamente al estreno se publicó un libro…

MS: Se trata de una mezcla entre un libro, un cómic y un cuaderno de ilustraciones que cuenta la historia del Necronomicón en Buenos Aires, con textos de Luciano Saracino, Ricardo Romero y míos. También hay un artículo de Nicolás Campi, que fue nuestro filólogo para la película, sobre la lengua “Aklo”, que es la lengua del Necronomicón, o mejor dicho, que es la lengua que H.P. Lovecraft atribuye a los dioses antiguos. Las ilustraciones son de Aldo Requena y Salvador Sanz, que reproducen las criaturas, los personajes e, incluso, extractos del Necronomicón, del libro Post Mortem Vertrag von Medizin y De Masticatione Mortuorum in Tumulis. (6)

FK: Le agradezco mucho el haber podido compartir nuestra mutua querencia para con la obra de H.P. Lovecraft

MS: Y yo te agradezco mucho tu interés y empeño en desmenuzar mi película, y en hacerme pensar.

FK: Gracias por entenderlo de esa manera… (risas)

INTERMEDIO

Si respeto la cronología, querencia que tiene uno desde que se dedica a esto de escribir, la primera película que vi en la pasada edición del festival Night Visions fue Beyond Skyline Beyond Skyline(Liam O'Donnell, 2017) secuela de SkylineSkyline, estrenada, ésta última en el año 2010, bajo la dirección y producción del tándem Colin y Greg Strause y con guión de Joshua Cordes y Liam O'Donnell.

En esta ocasión, el guionista y productor de la primera entrega recoge el testigo de los anteriores directores y -con algún desfase temporal, en relación con los acontecimientos que se narran en la primera película- nos cuenta en Beyond Skyline lo que le sucede a un padre, Mark Corley (Frank Grillo); su hijo Trent (Jonny Weston); Audrey (Bojana Novakovic) y Sage (Antonio Fargas) tras ser abducidos por una nave extraterrestre.

Todo esto no es nuevo, pues el cine lo lleva contando desde los años cincuenta, momento en el que los platillos volantes coparon los corazones, las mentes y las pantallas de los cines de barrio de buena parte del globo. Otra cosa muy distinta es plasmar la realidad de una descomunal nave espacial que, al revés de lo que suele ser habitual, aparece usada, sucia y, por momentos, descuidada, tras decenas de viajes estelares.

Durante las décadas anteriormente citadas, los seres llegados de otras galaxias, además de poseer una tecnología muy superior a la desarrollada por la raza humana, guardaban las formas y la limpieza de una manera digna de destacar. Incluso la nave en la que entra el personaje del teniente Michael R. Harrigan, interpretado por Danny Glover en Predator 2 (1990), justo al final de la historia, se nos muestra minimalista, pero ordenada e, incluso, con un espacio para sus trofeos de caza y todo.

Por una vez, está bien que los alienígenas sean, por lo menos, tan desordenados y desastrosos como cualquiera de nosotros. En la primera entrega, en las secuencias finales se ve que, donde reposan los cuerpos de los seres humanos abducidos, éstos se encuentran rodeados por una sustancia viscosa y sucia. No obstante, en Beyond Skyline esto se lleva a un estadio superior.

El director Liam O'Donnell

Tampoco solía ser muy normal que los secuestradores alienígenas tuvieran una especial predilección por las mujeres embarazadas, aunque esta situación ya se dejaba entrever con el personaje de Elaine (Scottie Thompson), una de las protagonistas de Skyline. Liam O'Donnell, por el contrario, articula buena parte de su discurso sobre esta circunstancia prácticamente desde el primer momento, un recurso que le sirve, además, al director para poder justificar la puntuación cinematográfica que utiliza la película, la cual puede resultar un tanto inconexa, pero que termina siendo muy válida para explicar lo que el espectador ve en la pantalla.

El segundo acierto, quizás el más importante, está relacionado con la traslación de la acción principal, desde Los Ángeles -recurrente escenario en este tipo de historias cuando se habla de los Estados Unidos América, al igual que son la ciudad de Nueva York y la capital política del país, Washington- (7)- hasta las selvas de Indonesia, una excusa para que, al reparto principal, se le unan los actores originarios de dicho país Iko Uwais (Sua); Yayan Ruhian (The Chief) y la actriz de Singapur Pamelyn Chee (Kanya).

Los dos primeros irrumpieron en el panteón contemporáneo de los actores marciales en el año 2009, aquel que fuera inaugurado por Bruce Lee en los años sesenta del pasado siglo XX y que luego se ha ido llenado con nombres tan granados como Chuck Norris, Jim Kelly, Bill Wallace, Jackie Chan, Sammo Kam-Bo Hung, Shô Kosugi, Cynthia Rothrock, Jean-Claude Van Damme, Jet Li, Mark Dacascos y Donnie Yen, por citar algunos ejemplos. Tras Merantau, la primera película que se estrenó en el mercado occidental cinematográfico llegaron las dos entregas de The Raid 1, 2 (2011-2014) y Headshot (2016), cuatro inmejorables ejemplos de lo que el cine de acción indonesio le podía ofrecer al resto del mundo.

El rostro aniñado de Iko Uwais, frente a la impasible tez de Yayan Ruhian, se ha convertido en todo un clásico cuando se habla del cine acción indonesio y verlos a ambos luchando juntos contra las implacables y descarnadas criaturas que amenazan con destruir a la civilización humana es una vuelta de tuerca realmente genial, a la misma altura de la mítica The Legend of the 7 Golden Vampires (1971), producida al alimón entre las no menos míticas Hammer Films y Shaw Brothers.

Lo mejor de la película, un proyecto desarrollado a lo largo de cuatro años, en parte por los calendarios profesionales de los actores -los cuales obligaron a suspender el rodaje en más de una ocasión- y en parte por todo el trabajo relativo a los efectos digitales que conlleva una producción de estas características, es que el director cuenta la historia que quiere contar, sin tener demasiado presente lo que demanda el mercado actual. Esta circunstancia termina por desembocar en una propuesta un tanto atípica, no muy aceptada por los aficionados -a tenor de la recaudación en taquilla- pero que rompe con la monotonía reinante y ciertamente repetitiva cuando se aborda un proyecto como éste.

El reparto, además de los ya mencionados actores asiáticos, se completa con el siempre eficaz Frank Grillo, tras sobrevivir a dos sanguinarias “purgas” consecutivas (The Purge: Anarchy, 2014 y The Purge: Election Year, 2016); la actriz eslava-australiana Bojana Novakovic, quien adopta un rol maternal muy similar al de Ellen Ripley (Sigourney Weaver) en la saga Alien; y el gran Antonio Fargas, leyenda viva del celuloide desde los tiempos del Blaxploitation y que aún hoy en día se le recuerda por su papel de Huggy Bear en la serie Starsky & Hutch.

Frank Grillo (Mark); Bojana Novakovic (Audrey) y Iko Uwais (Sua)

Las secuencias finales, interpretadas por Frank Grillo, Bojana Novakovic, Iko Uwais y Yayan Ruhian, rodadas en el templo indonesio de Prambanan merecen, por sí solas, ver una película que recupera el espíritu de aquellas películas de antaño, donde los buenos y los malos estaban bien definidos, aunque, también haya espacio para el claroscuro, pero no para una épica trasnochada que, a día de hoy, no viene a cuento.

HOLIDAY

Los resortes que sirven para sustentar el movimiento y posterior desarrollo argumental de un festival de cine de género terminan por ser uno de elementos más distintivos de este tipo de encuentros. Las propuestas se articulan en base a un imaginario por todos conocido, pero que luego es interpretado por los responsables de las películas presentadas -guión, dirección y equipo artístico- según su propio criterio.

Victoria Carmen Sonne (Sascha)

Sobre el papel, Holiday nos cuentas las peripecias vitales de Sascha (Victoria Carmen Sonne), una joven atrapada dentro del círculo más íntimo de Michael (Lai Yde), un sociópata de tercera categoría quien, rodeado de sus más directos seguidores, y de algunos miembros de su familia se comporta con todos ellos como si estuviera ungido, por tratarse del hijo ilegítimo -pero reconocido- de Salvatore “Totò” Riin. En realidad, y si dicha circunstancia fuera cierta, Michael no pasaría de limpiar las letrinas en la casa de Il capo dei capi, por mucho hijo ilegítimo que pudiera ser, pero con una sociedad desequilibrada por los continuos desmanes de quienes presumen de manejar sus hilos, personas como Michael son “legión, porque son muchos”, tal y como se describe en el evangelio según San Lucas.

Es más, verlo impartiendo “justicia” contra un desafortunado miembro de su banda, sentado en su mansión situada, ésta, en la ciudad de Bodrum (Turquía), más que respeto, lo que produce son arcadas ante la irracionalidad, la brutalidad y la demencia que el personaje despliega, allí donde va. Lo malo es que cualquiera que se haya criado en una zona turística de cierta importancia sabe que el personaje, lejos de ser una invención, es absolutamente real, si no peor de cómo lo describe Johanne Algren e Isabella Eklöf en el guión de la película. Para la segunda, Holiday supone su debut como directora, después de haber trabajado en casi todos los estadios que rodean la producción y el rodaje de una película.

Lo primero que queda claro, tras ver la película, es el interés de ambas guionistas por plasmar aquello que todos sabemos; es decir, la existencia de engendros como Michael, pero que nadie quiere admitir. Esto último me lo dijo la directora nada más comenzar nuestra conversación, al día siguiente de ver su película “En Dinamarca, todo el mundo conoce a personas como Michael. Son tan reales como se ven en la pantalla, pero las personas ”decentes“ prefieren vivir su vida y no reparar en ellas, por miedo a las represalias”.

Y lo segundo son los destrozos y ruinas, tanto físicas como emocionales, que cualquier de ellos puede llegar a infligir sobre las personas que las rodean. Si algo queda claro al ver la película de Isabella Eklöf es que los seres humanos creamos el panteón de los monstruos del teatro, la literatura y el cine, porque, en realidad, éramos incapaces de vernos en el espejo y darnos cuenta de quienes éramos.

La directora Isabella Eklöf

Tras su primera afirmación, continuamos la conversación sobre su trabajo y, por qué no decirlo, sobre su forma de ver la vida.

Isabella Eklöf (IE): ¿Qué fue lo que más te gustó de la película?

Film Kino (FK): La forma en la que se plasma a los personajes, sobre todo, los dos personajes principales. Si has nacido, crecido y luego trabajado en una zona muy turística como es mi caso…

IE: ¿En dónde?

FK: En Gran Canaria, en las Islas Canarias.

IE: Estuve allí cuando era un bebé, en un viaje que hicieron mis padres, pero no recuerdo nada (risas)

FK: Ésa es una buena excusa para volver y así recordar. Siguiendo mi discurso, lo que quería decir es que, si has vivido de cerca ese ambiente, sabes que personajes como Michael y Sasha son reales y no invento de las guionistas.

IE: El personaje de Michael está basado en alguien que, actualmente, está en la cárcel en España y sobre quien tenía conocimiento Johanne Algren. Por eso, nuestro plan original era rodar en España, en Marbella, pero, cuando fuimos a localizar exteriores, nos dijeron que no era buena idea rodar allí, dado que muchas personas conocían al individuo en cuestión. Por eso, se cambió el escenario y nos fuimos hasta Turquía.

FK: Sí, lo malo de esos monstruos es que nunca actúan solos y saben muy bien cómo tejer una tela de araña clientelar a su alrededor, con delincuentes de tercera categoría a quienes dominan con su carácter brutal.

IE: Lo sé. Yo crecí con alguien igual en mi casa y, cuando me puse a pensar en qué película quería hacer, se me vino a la cabeza alguien similar a la persona que había llenado mis pesadillas de pequeña…

FK: ¿La película fue una suerte de exorcismo?

IE: La película era algo que deseaba hacer, pero, en cierto modo, sí que terminó siendo una especie de exorcismo, tanto para mí como para otras personas del equipo. Además, trabajar con alguien como Lai Yde tampoco es fácil, dado que tiene comportamientos muy similares al personaje que interpreta. Podría decir cosas no muy agradables de él, aunque, admito que supo cómo llenar de matices a un ser que resulta repulsivo desde que aparece en la pantalla.

FK: Y con alguien así, ¿cómo transcurrió el rodaje?

IE: Pues mejor de lo que hubiera podido pensar. En realidad, todo el mundo se implicó mucho y eso fue fundamental. En el Q &A (preguntas y respuestas) de ayer por la noche, dije que Lai Yde tuvo problemas con la prótesis que debió usar en la secuencia de la violación y, aun así, fue capaz de estar más de cuatro horas con ella sin quejarse. Otra cosa es cómo se comportó en algunos momentos del rodaje y cómo afectó su carácter al resto del equipo.

FK: ¿Y cuál fue su relación con la actriz principal, Victoria Carmen Sonne?

IE: La relación entre ambos funcionó, porque se había ensayado mucho antes de empezar a rodar. De esa forma, los actores sabían lo que yo quería de ellos y también ellos habían tenido tiempo para preparar sus personajes. Para la escena de la violación, ambos actores hablaron entre ellos y luego yo le dije a Victoria (Carmen Sonne) que se dejara llevar por la situación y lo plasmara en la pantalla. Luego, lo que se ve es lo que ella pensó que debía mostrar una mujer que es tratada como un simple desahogo por parte de quien condiciona su vida.

FK: Eso es verdad. Michael se comporta como el macho alfa de la manada, aquel que tiene relaciones con quien desea, tantas veces como desea y cuando lo desea.

IE: Exacto, y todo en su vida es igual. Y si no lo logra por las buenas, lo logra por las malas, algo que suele suceder muy a menudo.

FK: De todas formas, tanto en el Q & A que comentaste, anteriormente, así como en algunas entrevistas que he leído, escritas tras la proyección de película en el festival de Sundance, se hace especial hincapié en la secuencia de la opresiva violación que sufre la protagonista, pero, para mí, ésa no es la secuencia más terrorífica de la película.

IE: ¿No?

FK: No, para mí la secuencia más terrorífica de la película es aquélla en la que Sasha se pone delante de un espejo que está en una discoteca de las que se agolpan en los alrededores de cualquier playa turística. Al ver su imagen reflejada en el espejo, Sasha me recuerda al personaje de Charles Marlowe, en plena ascensión por el río Congo, el busca del misterio que rodea al personaje de Kurtz. Sasha, como le sucede a Marlowe, en la novela escrita por Joseph Conrad en1899 (8) empieza a ser seducida por la brutalidad del entorno y de quienes la acompañan, y va perdiendo el sentido de la realidad. Poco a poco, se adentra en las curvas del río y éste la va devorando. Sin ella saberlo, Michael, persona a la que debería detestar, se convierte como le sucede a Marlowe cuando se encuentra con Kurtz, con un ejemplo a seguir.

IE: Cuando hablas de Joseph Conrad; ¿te refieres a la novela El corazón de las tinieblas?

FK: Sí, me refiero a dicha obra.

IE: Pues no había pensado en ello y mucho menos de esa forma. Es cierto que Sasha termina por perder el sentido de la realidad y la aparición del personaje de Thomas (Thijs Römer) termina por destruir lo bueno que pudiera haber en ella, dado que, aunque quiera, no puede evitar la influencia que Michael tiene sobre ella y ello desencadenará en más violencia si cabe.

FK: Por eso me recordó a la novela de Conrad. Marlowe trata de llegar a razonar con Kurtz, pero el segundo ha perdido su coartada para ser un ser social y se ha entregado a sus más bajos instintos. Del mismo modo que la influencia de Michael impide que nadie escape de su influjo. La expresión de Sasha en el espejo demuestra que ella ya está entrando en el corazón de las tinieblas y, una vez allí, es imposible volver, por mucho que aquella imagen le esté resultando cada vez más grotesca.

IE: Es cierto, a pesar de que la película está rodada a la luz del día, siempre hay oscuridad a su alrededor. Admito que me gusta tu punto de vista, aunque la novela de Joseph Conrad no estuviera presente en mi mente cuando escribí el guión.

FK: A pesar de todo, ¿crees en la redención de los personajes, sobre todo de Sasha, después de cómo se comporta?

IE: La verdad es que, cuando se está en una situación así, lo normal es que las cosas acaben mal, pero nunca se sabe. Es algo que dejo al espectador. Yo sólo plasmo una realidad, casi diría que con la mentalidad de un director de documental, y luego es el espectador el que debe sacar sus propias conclusiones.

FK: Desde luego, Holiday no te deja indiferente, da igual de donde vengas y la cultura que tengas.

IE: Sí, por eso la película se ha vendido en Japón y en España.

FK: ¡Vaya! No me extraña en el segundo de los casos, pero en Japón…

IE: Fue el primer país que se interesó por ella.

FK: Pues felicidades por el trabajo, la forma de contarlo y por decir aquello que, como comentabas al principio, todo el mundo conoce, pero nadie quiere admitir.

IE: Vivimos en un mundo muy hipócrita y marcado por todo lo que dictan unos cuantos.

FK: Y vivimos en un mundo lleno de grises y negros, muchas veces en tinieblas, sin que se vea la luz.

IE: Puede que así sea nuestra sociedad, siempre en la oscuridad, como sucede ahora en Turquía, donde la libertad está siendo perseguida.

FK: Sí, y eso demuestra que el “corazón de las tinieblas” no es la selva que describe Conrad, sino nosotros mismos.

IE: Exacto y casi todos terminamos siendo como Sasha, aunque no queramos.

FK: Muchas gracias por todas tus reflexiones

IE: Y gracias a ti por ver mi película y por tu forma de enfocar mi trabajo.

SEGUNDO INTERMEDIO

Imagino que, si en el verano del año 1992, no se me hubiera ocurrido entrar en un cine parisino, espacio en el que se proyectaban Le syndicat du crime (Ying hung boon sik. 1986) y The Killer (Dip huet seung hung, 1989), ambas dirigidas por John Woo, mi querencia para con el cine oriental -especialmente el que se rodó y aun hoy en día se continúa rodando en la excolonia británica de Hong-Kong- no estaría tan extendida.

Aquellas dos películas, especialmente la segunda, The Killer -según mi criterio personal, una de las mejores películas de acción de toda la historia del séptimo arte- me llevaron en volandas hasta el trabajo de directores tales como el ya mencionado John Woo, Ringo Lam, Hark Tsui y Johnnie To, sólo por citar a los primeros que encabezaron una lista que no ha dejado de crecer. Así mismo, y junto al rostro de los actores Jackie Chan y Sammo Kam-Bo Hung, recurrentes, ambos, en las películas distribuidas en España por Lauren Films, merced a su acuerdo con la mítica Golden Harvest Company, se unieron los rostros y la impronta de Yun-Fat Chow, Danny Lee, Leslie Cheung, Tony Chiu-Wai Leung y Andy Lau, también por citar solamente a los que primero vi en una pantalla de cine o en un monitor de televisión, merced a las ediciones que se empezaron a distribuir en los videoclubs de aquella lejana época.

Con el paso de los años, muchos de aquellos rostros se fueron perpetuando en el tiempo y, en muchos casos, sus películas formaron parte de las parrillas de aquellos festivales de cine que fueron capaces de evolucionar y añadir este tipo de propuestas, sin condenarlas al rincón del olvido al no tratarse de producciones serias/ sesudas/ dogmáticas y/ o trascendentes, algo que los grandes festivales hicieron y siguen haciendo, salvo gloriosas excepciones.

De todos esos actores, Andy Lau (Andy Lau Tak-wah, 1961) se ha convertido, por derecho y merced a su enorme valía, en unos de los actores de referencia, cuando se habla de cine que actualmente se produce en el antiguo territorio colonial británico. Dotado de una enigmática capacidad para interpretar cualquier papel sin importar el momento histórico en el que éste se desarrolle, algunas de sus películas se han convertido en auténticos clásicos del séptimo arte sin necesidad del paso del tiempo o el fallecimiento de su actor principal. Sirva como ejemplo, Running out of time (Am zin) magníficamente dirigida por Johnnie To en el año 1999. Los noventa y tres minutos en los que se desarrolla el eterno juego de “el gato y el ratón” entre Cheung (Andy Lau) y el inspector Ho Sheung-Sang (Ching Wan Lau) merecerían formar parte del temario de clase de cualquier escuela de cine contemporánea que se precie, tanto en el aspecto formal como en el apartado que concierne a la actuación de sus dos actores principales.

Chai dan zhuan jia, dirigida por Herman Yau el pasado año 2017, fue la película protagonizada por Andy Lau que se pudo disfrutar durante la edición primaveral del festival Night Visions, para desasosiego de todos los que acudimos a verla. La película reproduce el ya mencionado juego del gato y el ratón entre el inspector en jefe del cuerpo de desactivación de explosivos de la policía, Cheung J.S. (Andy Lau) y el sociópata Peng Hong (Wu Jiang), un sanguinario delincuente que no duda en cercenar la vida de todo aquel que se cruza en su camino, plagado de sangre e ignominia. Lo peor de todo es que Peng Hong se escudará en el rescate de su hermano Biao (Leo Zi-yi Wang) para colapsar toda una ciudad y poner en jaque a sus habitantes, mientras lo que busca es su beneficio personal y el de carroñeros sin escrúpulos como él.

Andy Lau (Cheung J.S.)

Cheung J.S., es la otra cara de la moneda, un oficial que trata de cumplir con su obligación, aunque para ello, deba saltarse alguna que otra regla y que, llegado el momento, se convertirá en el único revulsivo contra un demente que disfruta con sus actos tanto como las bombas que destrozan todo aquello que se cruza en su camino, una vez que éstas descargan su capacidad de destrucción.

Rodada con un ritmo que deja poco margen de relajación al espectador, los hechos se van sucediendo con una cadencia que termina por minar cualquier intento de encontrar un asidero emocional que permita capear la tormenta que, en aquellos momentos, está cayendo. Está claro que ya no hay lugar para los héroes, por lo menos no desde que Ethan Bishop (Austin Stoke) acudió a desmontar la comisaría de su barrio (9), pero el director y guionista, junto a Erica Lee, no oculta su querencia para con un personaje, el interpretado por Andy Lau, forjado en unos valores que mucho tiempo atrás quedaron en el desuso.

Jia Song (Carmen Li) y Andy Lau (Cheung J.S.)

Chai dan zhuan jia es de esas películas que, raramente, se rodarían en el mercado occidental, a excepción de la sobresaliente, y actualmente olvidada Blown Away, dirigida en el año 1994 por Stephen Hopkins y que contó con el duelo interpretativo entre Jeff Bridges y Tommy Lee Jones. El desarrollo de la primera, sus personajes, sus motivaciones y sus actos -desmedidos para el público de estas latitudes- no dejan de ser un fiel reflejo de un mundo sumergido en una pegajosa y asfixiante escala de grises que se mueve, mayoritariamente, por el beneficio económico que generan sus acciones.

Al final, los monstruos de pesadilla que tanto se pueden citar en un artículo de estas características, son simples figuras de plástico, si se las compara con los degenerados seres humanos que pululan por nuestra maltrecha sociedad.

BORLEY RECTORY

Mi última parada en el trayecto recorrido durante la edición primaveral del festival Night Visions del presente año me llevó hasta la leyenda de la que, aun hoy en día, se la considera la casa más encantada y/o poseída, de Inglaterra, a lo largo de su historia; es decir la rectoría -también conocida como casa del párroco, en nuestro idioma- situada en Borley, en el condado de Essex, al este de Inglaterra.

La casa victoriana, “una monstruosidad de ladrillos rojos, de dos pisos de altura” 10, se empezó a construir en el año 1862 por el reverendo Henry Dawson Ellis Bull, quien, tras ser nombrado párroco, se mudó al nuevo emplazamiento junto con su familia. En un principio, y tras tener que acometer una serie de nuevas reformas, merced a la numerosa familia del religioso, todo se desarrolló de forma rutinaria y normal, por lo menos, durante el primer año de estancia. El caso es que, en 1863, se produjo el primero de los fenómenos inexplicados acaecidos en el lugar; es decir, una serie de ruidos y sonoras pisadas sin que, en el momento del suceso, hubiera nadie en aquellas estancias que lo justificara.

No obstante, la leyenda del lugar se cimentó sobre la aparición del espectro de una monja, la cual fue vista por cuatro de las hijas del párroco, el día 28 de julio de año 1900. Este suceso, tal como recoge Harry Price en su libro The end of Borley rectory: The most haunted house in England, no fue el primero de su clase, dado que, al menos diecisiete personas, de manera individual o formando parte de un grupo, afirmaron ver dicha aparición, en un periodo de tiempo que iba desde 1885 hasta 1943. Lo curioso del caso es que la desdichada historia de la monja que recorre aquel lugar, tras ser empalada viva por haberse fugado del convento en el que residía con uno de los seglares que trabajaba en la rectoría de Borley, no se sustenta sobre ningún dato probado, al no haber constancia de que hubiese un monasterio cerca de la rectoría, ni nada por el estilo.

Sea como fuere, la rectoría de Borley siempre estuvo rodeada de una suerte de bruma espectral donde los fenómenos extraños de todo cuño, las apariciones y la rumorología desatada por los habitantes del lugar, se convirtieron en una suerte de verdades absolutas para todo aquel que osara desplazarse hasta el lugar. Esto, por otro parte, no fue óbice ni cortapisa para que, tras la muerte de los dos primeros párrocos, Harry y su hijo Henry Bull, en 1892 y 1927, respectivamente, otros religiosos aceptaran la invitación de los propietarios del inmueble para hacerse cargo del lugar, aunque, hay que decir que con desiguales resultados. Los siguientes inquilinos, el reverendo G. Eric Smith y su mujer (octubre 1928-julio 1929) y el reverendo y misionero L. A. Foyster M.A., junto con su esposa Marianne (1930-1935) abandonaron el lugar de forma bastante abrupta, sobre todo el primero de ellos. El segundo, tras sobrellevar estoicamente los acontecimientos que le tocó soportar, llegó, incluso, a escribir un libro titulado Fifteen Months in a Haunted House 11, texto en donde el religioso y su mujer describen toda una multitud de fenómenos extraños y desasosegantes acontecidos durante su estancia en la rectoría.

No obstante, la rectoría de Borley nunca hubiese tenido la proyección mediática que tuvo de no ser por la intervención de Harry Price, una versión inglesa de principios del pasado siglo XX del incansable agente especial del F.B.I. Fox William Mulder, siempre buscando la verdad que se encontraba, “ahí afuera”. Price, uno de los investigadores de los fenómenos paranormales más reputados de su tiempo, implacable perseguidor de los múltiples fraudes que se cometían escudados, éstos, en el más allá, y un escritor de referencia cuando se habla de estos temas -todavía hoy, en pleno siglo XXI- se involucró en la trayectoria existencia del lugar tras responder a la llamada del editor del rotativo Daily Mirror, en el año 1929. Éste le comunicó al investigador que el párroco de Borley, G. Eric Smith se había puesto en contacto con él pidiéndole ayuda ante los fenómenos inexplicables que se estaban sucediendo en su residencia.

Harry Price llegó a la rectoría de Borley en 12 de junio del año 1929 y tras almorzar con el matrimonio, empezó a escuchar el relato de ambos, cargado de sonidos de ultratumba, muebles y distintos elementos que se caían o que cambiaban de lugar sin ninguna explicación plausible, y voces que se repetían, una y otra vez, en determinadas estancias de la rectoría. Ni que decir tiene que uno de los platos fuertes de aquella sobremesa fue la aparición de la desdichada monja, anteriormente comentada, quien, desde el siglo XIII, vaga por aquellos parajes tras ser salvajemente condenada por romper sus votos eclesiásticos.

El resultado de todo aquello fue la publicación de dos libros, The Most Haunted House in England: Ten Years' Investigation of Borley Rectory 12 y el ya comentado The end of Borley rectory: The most haunted house in England, publicado cuando la rectoría ya había sido demolida, tras el pavoroso incendio que la asoló en el año 1939. Este libro le sirvió al director y animador Ashley Thorpe para concebir su película Borley Rectory. The Most Haunted House in England.Borley Rectory. The Most Haunted House in England

La película, un documental animado con personajes reales, que bebe de los sucesos narrados por Harry Price en sus exhaustivos libros, nos devuelve al momento en el que los largometrajes se rodaban en blanco y negro y en donde los efectos especiales dejaban el paso libre a la imaginación del espectador, deseoso de llenar el espacio cinematográfico que quedaba entre una secuencia y otra.

Jonathan Rigby (Harry Price) y Reece Shearsmith (V.C. Wall)

La película, además, vino de la mano de su director y principal ideólogo, Ashley Thorpe, quien, en los Q & A que se celebraron tras las diversas proyecciones, y durante el tiempo que compartimos juntos, demostró que la mejor persona para “vender” las bondades del producto en cuestión era quien había batallado durante casi un lustro para lograr que el proyecto siguiera adelante.

Film Kino (FK): Borley Rectory. The Most Haunted House in England… Admito que hasta el título sonaba bien, antes de ir a verla y, luego, todavía me gustó más.

Ashley Thorpe (AT): ¡Vaya! Un cliente satisfecho. Eso está bien (risas)

FK: Por la reacción del público ayer por la noche, creo que no fui el único.

AT: Sí, la verdad es que la respuesta en el festival ha sido muy positiva y, para mi sorpresa, hay incluso una edición finlandesa del libro de Harry Price.

FK: Es cierto. Yo me enteré cuando estaba buscando la versión original del libro. Mientras miraba en Internet vi que había una versión finlandesa y que estaba prevista la publicación de una nueva edición.

AT: La historia de la rectoría de Borley es universal y, aunque no se tengan ejemplos similares en el país en el que vivas, siempre resulta atractiva.

FK: Lo que ocurre es que, en el Reino Unido, este tipo de historias son tan comunes que todo el mundo conoce alguna. Recuerdo que el primer año que viajé hasta Inglaterra para aprender inglés, el profesor que nos daba clase nos contaba historias de casas y castillos encantados, además de la leyenda del rey Arturo, Camelot y el mago Merlín…

AT: Es verdad. En mi país, las historias de fantasmas, las almas en pena vagando por el páramo, los lugares encantados y malditos forman parte de la educación de cualquier niño, y no me imagino mi infancia sin todas esas historias. Crecí en Devon rodeado de historias de fantasmas, leyendas locales y canciones populares acerca de monstruos, y además estaba rodeado de gente que estaba ansiosa por contarlas, sobre todo a un niño que, como yo, las encontraba fascinantes.

FK: En mi país, salvo en el norte, sobre todo en Galicia, lugar de meigas, espíritus y rincones encantados, no ocurre igual.

AT: Pues es una lástima, porque todas esas historias ayudan a desarrollar la imaginación, y también las pesadillas de los más pequeños en un momento en el que estás descubriendo el mundo en el que vives.

FK: ¿Por eso te decidiste a rodar una película como ésta?

AT: Yo ya conocía la historia de la rectoría y el trabajo de Harry Price. El problema era poder lograr rodar una película como ésta, con la técnica que yo quería y sin tener que renunciar a mi estilo.

FK: Imagino que sacar un proyecto como éste adelante no fue una empresa nada fácil…

AT: Si miras las fechas, hay siete años entre The Hairy Hands, un cortometraje que dirigí en el año 2010, y Borley rectory. Sin embargo, entre medias, trabajé en varios proyectos de animación y me encargué del cuidado de mi segunda hija, quien debería figurar de codirectora de la película (risas) Lo más difícil fue convencer a todas las partes implicadas para que trabajaran en un proyecto con una mínima financiación y que se tendría que rodar en aquellos momentos en los que no tuviéramos otros trabajos que atender. Recuerdo que, durante tres años, miraba el ordenador cada vez que pasaba por la delante de mi mesa de trabajo y pensaba que tenía que ponerme a trabajar en la película, pero, muchas veces, tenía otra cosa más inmediata que hacer. Al final, y como mi hija pequeña se pasaba las noches despierta, terminé por trabajar en la película mientras la tenía a ella en brazos. Ahora pienso que sin su ayuda no me hubiera sido posible terminarla… (risas)

FK: Ya sabes el dicho de Han Solo; “más vale ayuda menuda que ninguna”

AT: ¡Exacto!

FK: Mientras veía la película estaba disfrutando con la forma en la que las palabras de Harry Price cobraban vida delante de mí, pero admito que una de las cosas que más me gustó fue la narración de Julian Sands

AT: Julian (Sands), por decirlo de una manera simple, es una persona muy compleja y no es del todo fácil trabajar con él. Sin embargo, debo decir que su aportación termina siendo fundamental, dado que su voz es la que le da ritmo a la narración. Además, creo que Julian (Sands) entendió muy bien la personalidad y las motivaciones de una persona tan inteligente, pero tan compleja, como lo fue Harry Price.

FK: Sí, por momentos es como si el mismo Harry Price te estuviera narrando una película de terror, anterior al cine sonoro y el espectador lo tuviera allí delante.

AT: Ésa era mi intención y creo que el trabajo de Julian y su sintonía con el personaje hace que el resultado sea tan bueno.

El actor Julian Sands, narrador de la película, y el director Ashley Thorpe

FK: ¿Cómo fue el trabajo de preproducción? ¿Visitaste el lugar donde se levantaba la rectoría antes de ser demolida?

AT: Los libros de Harry Price fueron la principal fuente de inspiración, además de otras fuentes que se han ido sumando, a lo largo de los años. Y sí, fui hasta donde estaba la rectoría, pero te puedo asegurar que los habitantes del lugar no están muy contentos con que se conozca Borley por ser el lugar donde se encontraba “la casa más encantada de Inglaterra”. Es más, casi te diría que muchos prefieren que no se conozca la historia y, por eso, tampoco es que recibiera mucha ayuda por parte de los responsables del condado, salvo algunas fotos y poco más. El mismo incendio de la rectoría nunca fue suficientemente explicado, ni sus causas. Fue un final abrupto para una historia que sigue rodeada de misterio.

FK: Después de todo lo dicho, puede que mi pregunta no tenga mucho sentido, pero ¿crees que un momento donde todo, incluyendo el cine, se ha convertido en un producto de rápido consumo, tu película puede hacerse un hueco en los cines convencionales?

AT: La verdad es que hice la película porque quería hacerla y no pensé en si se podría llegar a estrenar, a nivel comercial o no. Si te soy sincero, me gustaría que la película se viera en cuantos más sitios mejor y, si encima logro que los espectadores se interesen por la historia original, mejor.

FK: Estaría bien, sobre todo porque hay hasta una asociación que vela por el recuerdo y los sucesos de la rectoría de Borley, y la información está en la red 13. Ni siquiera hace falta acudir a una librería ni a una biblioteca para consultarlos, unos lugares muy desconocidos y poco frecuentados por los habitantes de muchos lugares, incluyendo a los de mí país…

AT: No te creas. En el Reino Unido, está pasando lo mismo. Las nuevas generaciones, por ejemplo, la de mi hijo mayor, cada vez buscan menos cosas físicas. No van a bibliotecas, ni a ferias, ni a convenciones para buscar material de segunda mano y se ponen a buscar y buscar. Para ellos, si no lo encuentran en Internet no se plantean buscarlo en otro sitio.

FK: Sí, aquello que no está en las redes sociales o no aparece en buscador, no existe.

AT: Yo no he perdido la curiosidad por rebuscar en las cajas llenas de polvo, cuando acudo a una feria y, gracias a eso, he encontrado muchas cosas que luego me han servido de inspiración para mi trabajo.

FK: ¿Además de la inspiración de Neil Gaiman?

AT: Ésa es otra historia, pero es verdad que el trabajo de Neil Gaiman me ha influido mucho y, en algunas secuencias de Borley rectory, queda claro. Por lo menos, me queda claro a mí, que soy el director (risas)

FK: Sí, cuando uno está inmerso en un proceso de creación, no siempre es consciente de sus influencias, por lo menos, hasta que viene alguien ajeno al proyecto y te lo dice.

AT: Yo tengo muy presente aquellos autores, ya sea gráficos, literarios, cinematográficos o musicales que me influyen, cada vez que me siento delante del ordenador. Otra cosa es que piense en ellos cuando estoy completando una secuencia. Por ejemplo, Borley rectory está montada con la música de David Bowie, pero no hay ninguna canción suya en la banda sonora, porque mi presupuesto no daba para pagar los derechos de autor (risas)

FK: A buen seguro que le hubiera gustada formar parte de un proyecto como éste, donde el pasado y el presente se dan la mano, y donde la imaginación pesa más que lo inmediato, lo último, aquello que pasará de moda en tan sólo unos momentos.

AT: Yo hubiese estado encantado de poder contar con su voz para narrar la película, porque David Bowie poseía esa aura que, en cierta manera, también tenía Harry Price, pero estoy muy contento de haber podido contar con Julian Sands para que ejerciera de maestro de ceremonias.

FK: Una última pregunta, muy de las que se hacen en este festival. Según cuenta el propio Harry Price en las páginas finales de su segundo libro, después del incendio de la rectoría hubo más apariciones de la monja y otros espectros en Borley. ¿Crees que todavía siguen allí?

AT: Cuando estuve en Borley, no me contaron prácticamente nada, pero sí que noté que hay personas que no quieren hablar por no remover aquello que no se debe. Y yo sí creo que la monja continúa vagando por aquellos campos…

FK: Interesante, muy interesante… (risas)

Y con el recuerdo de los fantasmas de Borley y las palabras de Harry Price, esta edición llegó a su fin, con fundido en negro como colofón.

© Eduardo Serradilla Sanchis, 2018

R.O.T.O.R. © 2018 Manson International & WestWind Pictures

Beyond Skyline © 2018 Beyond the Mothership, Infinite Frameworks Pte. Ltd., m45 Productions, Infinite Frameworks Studios, Head Gear Films, Hongmaisui International Culture (Beijing) Co., Media Rights Entertainment, Metrol Technology & North Hollywood Films

Holiday © 2018 Apparatur Film, Common Ground Pictures, Film i Väst & OAK Motion Pictures

Necronomicón. El libro del infierno © 2018 Barakacine Productions.

Chai dan zhuan jia © 2018 Bona Film Group, Infinitus Entertainment & Universe Entertainment

Borley Rectory © 2018 Carrion Film

NOTAS NIGHT VISIONS BTB2018

  • 1- Lo único que verdaderamente se salva de una película marcada por los continuos cambios en el guión y por adolecer de un presupuesto acorde con lo que se quería contar en la pantalla es el trabajo de la actriz Margaret Trigg (Sonya G. Garren), quien reinterpreta, y con bastante acierto, el papel de la actriz Linda Hamilton (Sarah Connor) en la película de James Cameron Terminator (1984). Margaret Trigg no sólo no se deja arrastrar por la falta de convicción que rodea el trabajo del resto de sus compañeros de reparto, sino que le da cierto lustre a una película que termina por resultar insustancial y deslavazada.
  • 2- Lovecraft, H. P., Pardo, A. J., Marco, J., & Lovecraft, H. P. (2014). La llamada de Cthulhu; El horror de Dunwich. Alzira: Algar.
  • 3- El Necronomicón es el principal libro apócrifo de Lovecraft, y el eslabón que une todo el edificio de los Mitos de Cthulhu. Según su divulgador, el verdadero nombre del libro es Al Azif, y fue escrito en el 730 d.C. por el árabe loco Abdul Alhazred. Theodorus Philetas lo tradujo al griego en el 950 d.C. Olaus Wormius lo volcó al latín en 1228, pero un año después el papa Gregorio IX ordenó su destrucción. No obstante, apareció una traducción en alemán, y otra en la Italia del siglo XVI. Por fin, en el siglo XVII se reeditó el original en España. Ésta es la versión del Necronomicón que aparece en la mayoría de los relatos de H.P. Lovecraft.
  • 4- Lovecraft, H. P., & Llopis, R. (1970). Los mitos de Cthulhu: Narraciones de horror cósmico. España: Alianza Editorial.
  • 5- Los autores que conforman la edición de Alianza Editorial son los siguientes: Algernon Blackwood, Ambrose Bierce, Arthur Machen, August Derleth, Clark Ashton Smith, Frank Belknap Long Jr., Hazel Heald, Henry Kuttner Howard Phillips Lovecraft, Juan Perucho, Lord Dunsany, Rafael Llopis, Ramsey Campbell, Robert Bloch, Robert Ervin Howard y Robert W. Chambers.
  • 6- Saracino, L., Schapces, M., Romero, R., Sanz, S., Requena, A., Alonso, A., & Acosta, D. (2018). Necronimicón el libro maldito (1st ed., Vol. 1). Buenos Aires: Utopia Editorial.
  • 7- Cambiando de continente y de mentalidad, se encuentra el caso de las veterana y emblemática saga de Gojira (Ishirô Honda, 1954) protagonizada por el monstruo por excelencia, Godzilla, empeñado en destruir, una y otra vez, Japón y sus alrededores, por lo menos hasta que el cine occidental se fijo en él y en su rentabilidad en la taquilla.
  • 8- Conrad, J., Ríos, A. G., & Araujo, I. S. (2013). El corazón de las tinieblas. Madrid: Alianza Editorial.
  • 9- Assault on Precinct 13. John Carpenter (CKK, 1976)
  • 10- Price, H. (2006). The end of Borley rectory: The most haunted house in England: Hesperides Press.
  • 11- Foyster, L. A., & M. F. (1952). Fifteen months in a haunted house: A record of an experiment (1st ed., Vol. 1). London.
  • 12- Price, H. (1990). The most haunted house in England: Ten years investigation of Borley Rectory. Bath: New Portway.
  • 13- http://www.borleyrectory.com/

Sobre este blog

Mi vida ha estado ligada al séptimo arte prácticamente desde el principio. Algunos de mis mejores recuerdos tienen que ver, o están relacionados, con una película o con un cine, al igual que mi conocimiento de muchas ciudades se debe a la búsqueda de una determinada sala cinematográfica. Me gusta el cine sin distinción de género, nacionalidad, idioma o formato y NO creo en tautologías, ni verdades absolutas, que, lo único que hacen, es parcelar un arte en beneficio de unos pocos. El resto es cuestión de cada uno, cuando se apagan las luces.

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