Automatización y humanización: el renacer de las administraciones públicas en Canarias

Equilibrio entre humanización y automatización en las administraciones

Impulsa Innovación / Andrea Expósito Santana

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A medida que las luces de las Islas Canarias brillan con un resplandor digital, surge una nueva ola de innovación en sus administraciones públicas. Un cambio que promete mejorar la calidad de vida de sus habitantes y brindar servicios más eficientes. No obstante, como toda transformación, surge una pregunta esencial: ¿Dónde está el límite entre la automatización y la humanización en estos servicios?

Ciertamente, hay áreas en las que la presencia humana es insustituible. Imaginemos un ciudadano que enfrenta una situación de urgencia o una duda compleja sobre un trámite administrativo. En tales situaciones, la voz calmada y comprensiva de un funcionario puede hacer toda la diferencia. La frustración que puede sentir un ciudadano al no poder comunicarse con una persona real es palpable y, en muchos casos, contraproducente para el servicio público. Sin embargo, esta necesidad de contacto humano directo no debe ensombrecer las innumerables ventajas que la inteligencia artificial y el análisis de datos pueden aportar.

Detrás de cada ventanilla o línea telefónica, hay sistemas que procesan información, analizan datos y gestionan una gran cantidad de tareas. Aquí es donde la inteligencia artificial brilla con luz propia. Desde el análisis en tiempo real de patrones de tráfico para optimizar el transporte público, hasta sistemas de recomendación que orientan al ciudadano sobre los trámites más adecuados para su situación. Estas soluciones no solo agilizan procesos, sino que también permiten una asignación más eficiente de recursos, reduciendo costes y tiempos de espera.

Por ejemplo, en el ámbito de la salud pública, sistemas de inteligencia artificial podrían anticipar brotes de enfermedades basándose en datos demográficos y climáticos, permitiendo a las administraciones actuar de forma proactiva. O en el ámbito educativo, donde el análisis de datos podría identificar tendencias y necesidades formativas específicas de cada zona de las Islas Canarias, adaptando la oferta educativa a las demandas reales de la población.

Pero, como todo cambio, es fundamental que los ciudadanos estén preparados y formados para sacar el máximo partido a estas innovaciones. Las administraciones públicas, conscientes de este desafío, deberían redoblar esfuerzos en programas de formación y concienciación. Es una inversión en el futuro, en un archipiélago más conectado y en sintonía con las demandas del siglo XXI.

La innovación en la Administración Pública no es solo una cuestión de tecnología, sino también de mentalidad. Es un camino hacia un servicio más eficiente, pero siempre manteniendo el corazón humano en su núcleo. Las Islas Canarias están en vías de encontrar ese equilibrio perfecto, donde cada ciudadano, independientemente de su nivel de familiaridad con la tecnología, sienta que sus necesidades son atendidas y respetadas.

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