Sobre este blog

HELSINKI DESDE DENTRO

Toda ciudad tiene dos vertientes; es decir, la que se ve a simple vista, y la que se conoce cuando se vive en ella. Este blog quiere contar lo que sucede en esta ciudad nórdica, tratando de no recorrer los lugares comunes tan del gusto de las guías turísticas. Y todo ello, en lengua castellana.

JOKER

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¿Y sí, en realidad, Arthur Fleck, Jack Napier o quien quiera que se esconda tras la grotesca cara de payaso deformado y burlón que lucen quienes han encarnado dicha personalidad fuera una imagen deformada, pero real de nuestro mundo? ¿Se han olvidado ya de los espejos cóncavos y convexos del callejón del gato, fieles guardianes del esperpento en estado puro? Ya lo dijo Max Estrella cuando se utilizó dichos espejos para definir la realidad de nuestro cacareado país Los héroes clásicos reflejados en los espejos cóncavos dan el Esperpento. El sentido trágico de la vida española sólo puede darse con una estética sistemáticamente deformada. 1

Arthur Fleck (Joaquin Phoenix) en una secuencia de la película Joker

© 2019 Warner Bros. Entertainment Inc.

Siguiendo ese razonamiento, ¿no sería Arthur Fleck el responsable de mostrarle al mundo su verdadera cara, pintando la suya como un deformado y provocativo payaso? Un payaso, todo hay que decirlo, “vomitado” más que exportado, desde las cartas que el destino se empeña en jugar para reírse de los seres humanos que permanecen impasibles ante los desmanes a los que se ven sometidos.

¿Y qué me dicen de su risa histérica, incontrolada e hiriente? ¿No es la risa del personaje en cuestión una suerte de recordatorio de cuan histéricos, incontrolados e hirientes somos los seres humanos para con nuestros semejantes? Por ejemplo, ¿quién le da derecho a un mercachifle televisivo como es Murray Franklin a ridiculizar a quienes le rodean, con tal de mantener los niveles de audiencia? Según los estándares de nuestra sociedad, esos “Joker” son buenos, porque nos hacen olvidar nuestras vicisitudes diarias y, de paso, podemos volcar nuestras inseguridades sobre seres deformes, acomplejados e indefensos como Arthur Fleck.

Murray Franklin (Robert De Niro) y Arthur Fleck (Joaquin Phoenix) en una secuencia de la película Joker © 2019 Warner Bros. Entertainment Inc.

Mientras nos regodeemos en el sillón de nuestra casa, compremos aquellos productos que patrocinan el programa y no difamemos mucho en presencia de los familiares más cercanos, la sociedad, la nuestra, se comporta como un animal agradecido luego de que su captor le de comer. Somos incapaces de darnos cuenta de que estamos enjaulados, sometidos a un continuo escrutinio por parte de los responsables de pagarnos un salario de miseria y, para colmo de males, ni tan siquiera se puede confiar en quienes nos rodean.

Sí esas mismas personas que, en vez de ayudarnos, nos condicionan la vida y nos ponen una y mil trabas para poder llevar una existencia lo menos miserable posible. Esas personas que nos tientan con aquello que saben que terminará por destruirnos. Saben que somos débiles, como le sucede a Arthur Fleck y es, entonces, cuando de su mano llega la solución definitiva.

¿La solución definitiva? ¿Qué me dicen del incontrolable deseo de sentirse poderoso, empuñando un arma de fuego para hacer frente a nuestros problemas? ¡Todos tenemos derecho a defendernos de quienes nos atacan!, claman algunos de nuestros allegados sin mayor pudor. Luego viene el recuento de cadáveres, muchos de ellos tan deleznables como aquéllos que no dudan en reírse para, a reglón seguido, patear a un inofensivo Arthur Fleck, quien ha asistido una nueva muestra de irracionalidad masculina, también llamada abuso en estos últimos y convulsos tiempos. ¿Se merecían aquellos mamarrachos lo que les ocurrió? Siendo rigurosos, no, aunque tampoco ellos tenían ningún derecho a sobrepasarse con un Arthur Fleck cuyo mayor pecado fue reírse de sus desmanes de “macho alfa”, en vez de sumarse al ritual de acoso y derribo para con el sexo femenino.

Arthur Fleck (Joaquin Phoenix) en una secuencia de la película Joker

© 2019 Warner Bros. Entertainment Inc.

¿Y Thomas Wayne? ¿Qué me dicen de un Thomas Wayne que, lejos de tratar a Arthur Fleck como un ser humano normal, eso sí, condicionado por la madre que le tocó en suerte, lo hace con el mismo desprecio que el resto de la sociedad en la que se ambos se encuentran? La única diferencia es que el padre de Bruce Wayne sí conocía, y de primera mano, el pasado de Arthur. Su indiferencia, prepotencia y cierta dosis de violencia tampoco deja al escudo de armas de la familia Wayne en muy buen lugar…

Y el goteo desesperanzador continúa, incesante, sin dar tregua a una persona que ve cómo su pequeño universo no sólo se tambalea, sino que es demolido por quienes piensan que es más rentable invertir en cualquier otra cosa que no sea, claro está, en el bienestar de sus semejantes. Ni tan siquiera se preocupan de quienes, como Arthur Fleck, necesitan del sistema para no perder el pequeño control que aún posee sobre su maltrecha vida, por llamarlo de alguna forma.

Arthur Fleck/ Joker (Joaquin Phoenix) en una secuencia de la película Joker. Photo by Niko Tavernise © 2019 Warner Bros. Entertainment Inc.

Él, que siempre quiso ser un cómico que hiciera reír a la gente, no un payaso de fin de semana o una caricatura del mimo más ramplón. Él, que soñaba con ser quien le alegrara la vida a la gente, lo terminó siendo, pero por razones bien distintas a las que había imaginado.

Lo que sucedió es que el mundo anda sobrado de payasos engominados y, en contraposición a su férrea y descarnada tiranía, los seres humanos necesitan un “payaso” de verdad. Necesitan al Joker para vengarse de una existencia tan maltrecha como torticera, sin reparar en las reglas de convivencia aceptadas por todos los seres humanos.

¿No será que el rostro de Joker es una suerte de catarsis existencial, liberadora y con poderes cuasi mágicos, en medio del esperpento en el que estamos sumidos? ¿Y que me dicen de su danza ritual, hipnótica, desenfrenada y libre de cualquier atadura? ¿Se imaginan si, al bailar como el Joker, nos liberáramos de todas las ataduras que nos tienen atenazados y sumidos en la desazón más absoluta?

© 2019 Warner Bros. Entertainment Inc.

¿Qué sería el Joker? ¿Un héroe o un villano? Todo lo que les he contado antes, en el sentido antropológico de la frase, sería la construcción de héroe. No, la deconstrucción de la persona. Arthur Fleck tenía que pasar por todas esas pruebas para, luego, aparecer transmutado en ese héroe histriónico, sonriente y desenfrenado, libre de todas las ataduras que nos mantienen lejos de nuestra verdadero yo.

El Joker, el archienemigo de un niño huérfano que un día decidió adoptar otra personalidad -oscura, desafiante, casi se diría que letal- para poder vengar la muerte de sus progenitores y otros tantos como ellos, y se topó con la eterna sonrisa burlona del Joker.

En realidad, ¿quién es el Joker? ¿Acaso importa cuando está en juego nuestra propia cordura? 2

© Eduardo Serradilla Sanchis, Helsinki, 2019

© 2019 Creative Wealth Media, Finance BRON Studios, Joint Effort, Village Roadshow Pictures, DC Comics & DC Entertainment and Warner Bros. Entertainment Inc.

Notas:

1- Valle-Inclán Ramón María del, Valle-Inclán Joaquín del., & Vicente, A. Z. (2006). Luces de bohemia: esperpento. Madrid.: Espasa-Calpe.

2- The Joker's creator Jerry Robinson never intended to reveal his backstory and believed the mystery was way more intriguing, which is probably why the character remains so popular 80 years after his first appearance.

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