Abdulá renuncia a su candidatura a las elecciones afganas

La retirada del hasta este domingo candidato presidencial afgano Abdulá Abdulá de la segunda vuelta de los comicios supone, a juicio de algunos analistas, un golpe durísimo a la legitimidad del presidente afgano, Hamid Karzai, quien comparecerá el próximo 7 de noviembre a las urnas como único candidato.

Abdulá, visiblemente afectado, presentó su abandono, aludiendo que las autoridades afganas habían desoído sus dos principales condiciones para acudir a las urnas: eliminar medio millar de colegios electorales sospechosos de irregularidades, y sustituir a Azizulá Ludin, comisario jefe de la Comisión Electoral Independiente afgana, el máximo organismo encargado de validar la legalidad de los comicios, y cuya credibilidad, junto con la de la Misión de Naciones Unidas en Afganistán (UNAMA), observadora electoral, se vio duramente afectada durante la primera vuelta, dominada por el fraude masivo.

“No participaré en las elecciones. No he tomado esta decisión a la ligera, ha sido en beneficio de la nación”, declaró entre lágrimas ante sus simpatizantes en una comparecencia realizada en la capital, Kabul, en la que confirmó que no hará petición alguna a sus seguidores para boicotear los comicios -“a mis seguidores les digo que no se enfaden, ni tomen las calles”, dijo- a pesar de la enorme desconfianza que le produce el organismo electoral afgano. “Tengo enormes, enormes reservas sobre la credibilidad del proceso”, aseguró a los medios de comunicación tras su comparecencia pública.

Queda, además, completamente descartada la posibilidad de un Gobierno de coalición. Las negociaciones a tal efecto quedaron rotas antes de este fin de semana. “Mi decisión no ha sido adoptada ni a cambio de nada ni a favor de nadie”, aseguró.

El que fuera ministro de Exteriores de Karzai quiso dejar claro que su abandono no pretendía en modo alguno minar la confianza popular en el sistema democrático afgano, sin embargo este gesto es un arma de doble filo: por un lado, Abdulá defiende con elegancia el proceso electoral en Afganistán pero, por otro, refuerza su figura de víctima inocente de una burocracia corrupta, incapaz de instaurar un camino a la democracia como desea Estados Unidos.

Sin embargo, un analista cercano a Karzai, el profesor universitario Muhammad Ismail Yoon, indicó en declaraciones a 'The New York Times' que Abdulá sabía que si concurría a una segunda vuelta los afganos le abandonarían. “Nadie invierte en un perdedor en Afganistán”, sentenció.

La falta de alternativas reales a Karzai, además, complica la nueva estrategia militar del presidente estadounidense, Barack Obama, desmoraliza a las tropas internacionales, obstaculiza la remodelación y lo peor de todo, concede a los fundamentalistas religiosos talibán, enemigos declarados del sistema político de Kabul, una de las victorias estratégicas más importantes desde el inicio de la invasión.

Un proceso fallido

La celebración de la segunda vuelta de las elecciones tenía como objetivo, más que nada, cimentar la respetabilidad de Karzai como dirigente. La primera vuelta, según reconoció el propio presidente afgano, estuvo dominada por un fraude masivo que desembocó en la anulación de una cuarta parte de las papeletas depositadas, lo que impidió que Karzai llegara, por poco, al mínimo de votos necesario -un 50%- para conseguir la victoria directa. Abdulá sólo consiguió un 27 por ciento de los votos, según las estimaciones. La victoria de Karzai en la segunda vuelta nunca fue puesta en duda, y la nueva votación representaba una oportunidad para demostrar a la comunidad internacional que el país era capaz de desarrollar unas elecciones limpias.

Pero con el abandono de Abdulá, algunos expertos consideran que la segunda vuelta de las elecciones está abocada al fracaso, porque sólo los partidarios de Karzai acudirán a las urnas. Concretamente, aquellos que superen su temor a ser atacados por los talibán, que han jurado acabar cortar los dedos manchados de tinta que identifican a aquellos que han depositado su voto.

Para la presidenta del grupo de estudio International Council on Security and Development (ICSD), Norine Macdonald, la retirada de Abdulá supone “un fracaso abrumador de los esfuerzos internacionales para construir un sistema democrático en Afganistán”. MacDonald urge posponer las elecciones inmediatamente y “reorganizar los comicios de manera que concluyan en un Gobierno legitimado y permita que el pueblo afgano participe en unos comicios legítimos”.

“El fracaso de una segunda ronda”, apuntaba esta semana el grupo de analistas International Crisis Group, “concederá a los insurgentes talibán una victoria de envergadura y erosionará la confianza pública” no sólo en el proceso electoral, sino en la totalidad del sistema politico en sí, necesitado de una vigorosa reforma constitucional, falto de representatividad, donde los consejos locales -extremadamente útiles por su cercanía al pueblo- carecen de influencia a nivel nacional, y en el que la relación entre los tres poderes del Estado son prácticamente inexistentes.

Respaldo estadounidense a Karzai

Estados Unidos se pronunció ayer sobre los rumores que apuntaban al abandono de Abdulá con una encendida defensa de la figura del presidente afgano. La secretaria de Estado norteamericana, Hillary Clinton, aseguró que la legitimidad de Karzai se mantendrá intacta. Retiradas como las de Abdulá “pasan también en Estados Unidos, donde un candidato decide no salir adelante, por cualquier combinación de motivos”.

“Personalmente creo que no tiene nada que ver con la legitimidad de las elecciones. Es una elección personal que se hace, o que no se hace”, declaró sobre el abandono del candidato afgano.

Este mismo domingo, la Casa Blanca indicó que la retirada de Abdulá no complicará su decisión sobre la nueva estrategia que adoptará. Abdulá “ha tomado la decisión política de retirarse de esta contienda y no cambia sustancialmente la situación”, afirmó el consejero jefe de Obama, David Axelrod.

“Se está consolidando como líder de la oposición, pero todas las votaciones realizadas hasta el momento apunta a que iba a ser derrotado de todos modos”, dijo en declaraciones a un programa de la CBS.

Por su parte, el Ministerio de Exteriores británico dejó en manos de las autoridades la afganas cualquier decisión que quieran tomar a partir de ahora. “Pediremos al presidente Karzai que forme un gobierno y que elabore rápidamente un programa que represente los intereses de todos los afganos”, aseguró un portavoz del Foreign Office.

Indiferencia talibán

Los talibán han asistido imperturbables a la evolución de estos acontecimientos. Desde el primer momento amenazaron con mutilar las manos de cuantos más votantes mejor, una amenaza que acompañaron con una serie de atentados en Kabul durante el proceso de recuento de votos.

El pasado 2 de octubre, un terrorista suicida acabó con la vida de al menos 23 personas, entre ellas el director adjunto de Inteligencia, Abdulá Laghmani. Seis días después, una bomba contra la Embajada india en Kabul dejaba 17 muertos y 76 heridos. El pasado día 28, los talibán “inauguraban” la segunda vuelta de los comicios con un asalto a una oficina de la ONU que dejó nueve muertos, entre ellos seis miembros de Naciones Unidas.

Nada más conocer la decisión de Abdulá, el portavoz habitual de la insurgencia, Qari Mohamed Yusuf, manifestó a Reuters su completa indiferencia ante la retirada del candidato. “Por lo que a nosotros respecta, no va a haber ningún cambio en nuestra política”, aseguró.

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