El rey Alberto II de Bélgica rechaza que su mediador abandone

BRUSELAS, 11 (EUROPA PRESS)

El ex ministro socialista Johan Vande Lanotte --que la semana pasada pidió al rey Alberto II de Bélgica abandonar la misión de mediador en las negociaciones para formar un Gobierno de coalición siete meses después de las elecciones-- deberá continuar su labor después de que el monarca haya rechazado su petición, si bien lo hará con el respaldo de Bart De Weber, líder de los nacionalistas secesionistas flamencos, y de Elio di Rupo, dirigente de los socialistas valones.

“El rey ha pedido a Vande Lanotte que emprenda toda iniciativa útil, en diálogo privilegiado con los presidentes de los dos mayores partidos, de cara a salir lo más rápido posible del actual punto muerto político. Con ello, el bienestar de todos los ciudadanos de nuestro país se podrá preservar”, ha anunciado en un escueto comunicado el Palacio real. La nota precisa que Vande Lanotte ha aceptado el encargo.

La Nueva Alianza Flamenca (N-VA) de De Weber se convirtió en la fuerza más votada del país en las elecciones generales del pasado mes de junio, seguido de los socialistas valones, que se impusieron en la mitad sur (francófona) de Bélgica. El rey se ha reunido con ambos a lo largo de día antes de recibir en su residencia a las afueras de Bruselas, en el Palacio de Laeken, al actual mediador.

El monarca ha pedido a Di Rupo y De Weber que acompañen a Vande Lanotte en los esfuerzos por cerrar la crisis política, con el objetivo de que ayuden a adaptar la propuesta de reforma de Estado del ex ministro socialista para alcanzar un consenso.

Bélgica ha batido el récord de país europeo sin Gobierno con más de 210 días transcurridos desde las elecciones anticipadas que en el mes de junio dieron la victoria al partido nacionalista flamenco N-VA de Bart De Weber.

Desde entonces, el rey Alberto II ha nombrado sin éxito a distintos mediadores para tratar de acercar posturas entre los siete partidos políticos --flamencos y valones-- implicados en las negociaciones. El propio De Weber y el líder socialista francófono, Elio di Rupo, han asumido sin resultados esta misión y la incertidumbre política, además, está deteriorando la confianza de los mercados en Bélgica.

La profunda reforma sobre la ley de financiación y transferencia de competencias que reclaman sobre todo los partidos flamencos y la disputa por los derechos lingüísticos y electorales de Bruselas y su región periférica (Bruselas-Hal-Vilvorde) son los principales obstáculos para el acuerdo.

La última propuesta de Vande Lanotte no cosechó el apoyo del NV-A ni de los democristianos del actual primer ministro, Yves Leterme. A la falta de apoyo se sumaron problemas personales por la enfermedad de su madre, que ha fallecido este lunes, lo que le llevó a presentar su dimisión el pasado 6 de enero.

El resto de partidos implicados en las negociaciones, socialistas (PS), democristianos (cDH) y verdes (Écolo) de la región valona y los flamencos socialistas (SP.A) y verdes (Groen) aceptaron la propuesta de Vande Lanotte como base para continuar las negociaciones.

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