Consternación internacional ante el asesinato de Benazir Bhutto

El atentado que costó este jueves la vida a la líder opositora paquistaní Benazir Bhutto causó consternación en el mundo entero y preocupación por sus consecuencias en la estabilidad de Pakistán.

El presidente de Pakistán, Pervez Musharraf, declaró tres días de luto y puso a las fuerzas de seguridad en estado de alerta, al tiempo que instó a “mantener la calma para afrontar esta tragedia”.

En el atentado suicida en el que murió Bhutto, perpetrado en Rawalpindi, cerca de Islamabad, perdieron también la vida al menos 20 personas, según fuentes policiales.

El ex primer ministro paquistaní Nawaz Sharif afirmó en una entrevista con la cadena británica BBC que el asesinato de su adversaria política constituye “una tragedia para toda la nación”, y dijo que el Gobierno debería haber garantizado su seguridad.

Este era el segundo atentado suicida contra la ex primera ministra desde su regreso a Pakistán el pasado 18 de octubre, cuando murieron 140 de sus seguidores, que habían salido a las calles para darle la bienvenida.

Sharif también advirtió de que “nadie debería buscar ningún beneficio” de la muerte de Bhutto con vistas a las elecciones legislativas del próximo 8 de enero en Pakistán.

El Consejo de Seguridad de la ONU convocó una reunión extraordinaria para analizar la situación en Pakistán, mientras que el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, se declaró “conmocionado e indignado” por un ataque que representa un “asalto a la estabilidad” del país y a su democracia.

El Vaticano advirtió en un comunicado de que el “trágico y terrible” atentado contra Bhutto “aleja la paz” en una nación “atormentada por la violencia”.

El presidente estadounidense, George W. Bush, exigió que los asesinos de la ex primera ministra sean llevados ante la Justicia y condenó “severamente este ataque cobarde por parte de extremistas asesinos que están intentando debilitar la democracia paquistaní”.

“Este es un día triste para la democracia. Es una hora trágica para Pakistán”, afirmó el primer ministro británico, Gordon Brown, quien describió a Bhutto como “una mujer de inmenso coraje”.

Su homólogo francés, Nicolas Sarkozy, envió una carta de condolencias al presidente Musharraf, en la que consideró que Bhutto “ha pagado con su vida su compromiso con sus conciudadanos y la política de su país” y pidió que los comicios legislativos del 8 de enero “se desarrollen en condiciones de pluralismo, transparencia y seguridad”.

Para el ministro indio de Exteriores, Pranab Mukherjee, “Este bárbaro ataque terrorista es particularmente trágico” por la contribución de Bhutto a la democracia y a la “mejora” de las relaciones con su país.

La presidencia de turno portuguesa de la Unión Europea (UE) condenó con “vehemencia” el asesinato de Bhutto y pidió que se abandone la violencia para lograr la reconciliación nacional en el país asiático.

Según el Alto Representante de la UE para la Política Exterior y de Seguridad Común, Javier Solana, el objetivo del ataque contra Bhutto es la desestabilización y una muestra de que en Pakistán “hay fuerzas y personas que están tratando de socavar el proceso de reconciliación y democratización”.

Por su parte, el jefe del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, condenó el atentado en un telegrama enviado a Musharraf en el que reiteró la determinación de España de “colaborar estrechamente con Pakistán en la consolidación de la democracia y la erradicación del terrorismo”.

El secretario general de la Liga Árabe, Amro Musa, afirmó en un comunicado que había recibido la noticia del asesinato de Bhutto con “dolor y tristeza”, y expresó sus condolencias a la familia de la dirigente paquistaní.

El secretario general del Organización de la Conferencia Islámica, Akmal Edin Oglu, advirtió de que la tensión en Pakistán “ha superado los límites de la razón”, y exhortó a los paquistaníes a “actuar con calma” y a “seguir adelante con el proceso democrático”.

La senadora demócrata Hillary Clinton, aspirante a la presidencia de EEUU, dijo que la muerte de Bhutto “es una tragedia para su país y un recordatorio terrible del trabajo que hay que hacer para que haya paz, estabilidad y esperanza en regiones del mundo paralizadas por el miedo, el odio y la violencia”.

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