Desarticulada en Perú una red que comercializaba con la grasa de sus víctimas para usarla en cosméticos

LIMA, 20 (EUROPA PRESS)

Las autoridades peruanas han detenido al menos a cuatro personas y buscaban este jueves a otras siete por su presunta pertenencia a una red que podría haber asesinado a decenas de personas para obtener su grasa y comercializarla para su uso en cosméticos.

El juez de Turno Permanente de la Corte Superior de Lima Juan Buendía Valenzuela dictó cuatro órdenes de arresto sobre otros tantos presuntos miembros de la banda 'Pishtacos'. La Justicia les acusa de asesinar a un habitante de la provincia de Huamalíes, en el departamento de Huánuco (centró de Perú), pero los medios locales hablan de que la red podría estar detrás de hasta 60 desapariciones en la zona.

Se les acusa de los delitos de homicidio por lucro, asociación ilícita, tenencia ilegal de armas de fuego y tráfico de drogas, aunque lo que más han destacado los medios no son tanto los cargos como el supuesto fin de sus crímenes. Tras los asesinatos, que habrían perpetrado los últimos cinco años, los sospechosos recogían la grasa de sus víctimas para su posterior comercialización por hasta 15.000 dólares por litro.

Durante las primeras declaraciones, los imputados reconocieron haber matado a cinco personas y que el pasado 16 de septiembre secuestraron a su última víctima, a la que quitaron la vida cortándole el cuello.

EUROPA COMO DESTINO

Mediante un procedimiento artesanal, recogían la grasa y la trasladaban a Lima para vendérsela a extranjeros que la comprarían para su uso en cremas cosméticas. El destino final de este líquido era Europa, según informó el general de la Policía Nacional de Perú (PNP) Eusebio Félix Murga.

Precisamente las investigaciones comenzaron después de que las autoridades interceptasen uno de estos lotes que llegaba a Lima procedente de una zona montañosa de Perú. En el momento de la detención, dos de los sospechosos portaban más de 15 litros de grasa almacenada en botellas.

La Policía señaló que los integrantes de la banda desarticulada enterraban o tiraban los cadáveres a un río tras concluir sus trabajos. Varios de estos cuerpos ya han sido localizados, aunque las fuerzas de seguridad y judiciales tratan ahora de profundizar en sus pesquisas para aclarar la magnitud de la operación y establecer un número fiable de crímenes.

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