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Opinión - Vivir sobre un polvorín. Por Rosa María Artal

Irán, dispuesto a negociar pero rechaza detener el enriquecimiento de uranio

El negociador nuclear iraní, Ali Lariyani, aseguró este martes en Viena que Teherán está dispuesto a negociar y ofreció garantías a Occidente sobre el fin pacífico de su programa nuclear, pero rechazó de forma clara detener el enriquecimiento de uranio, como le exige el Consejo de Seguridad.

Lariyani se reunió en Viena con el director del OIEA, Mohamed el Baradei, cuando está a punto de cumplirse el plazo dado por el Consejo de Seguridad a la agencia de la ONU para que certifique si Irán ha cumplido con la resolución 1.737.

Todos los hechos apuntan a que el OIEA responderá que Teherán ha incumplido con esa resolución, pero el negociador iraní aseguró que tuvo unas “conversaciones constructivas” con El Baradei sobre “algunas ideas para retomar las negociaciones”.

En su apuesta por el diálogo, Lariyani ilustró sus ventajas con un símil pugilístico: “si se meten en el ring de boxeo, tendrán problemas. pero si se mantienen sentados a la mesa del ajedrez (diplomático) ambas partes alcanzaremos un resultado”.

Lariyani reiteró que Irán no pretende desarrollar armas nucleares, que no ha incumplido ningún aspecto del Tratado de No proliferación Nuclear (TNP) y que la decisión de suspender el enriquecimiento de uranio es “política”.

El negociador resumió la situación diciendo que “existe una preocupación por el lado iraní: que se prive a Irán de la tecnología nuclear por medio de la fuerza y la coacción”.

A su vez, por el lado Occidental se tiene la preocupación de la desviación de material nuclear para fines militares -dijo- y ofreció las “garantías y la seguridad” de que ese paso no se va a dar.

Lariyani reiteró su coincidencia con El Baradei en apreciar que “no se debería haber enviado el dossier nuclear iraní al Consejo de Seguridad”, y que lo ideal era haberlo mantenido en el marco del OIEA, al considerar que es un organismo técnico ajeno al juego político.

El problema sobre el programa nuclear -dijo Lariyani- “no se puede resolver con la fuerza y la presión” y aseguró que aquellos que intentasen atacar a Irán recibirían “la respuesta apropiada”.

Sobre la información de la cadena británica BBC que revelaba un supuesto plan estadounidense para bombardear las infraestructuras atómicas de Irán, contestó que algo semejante va contra el derecho internacional y contra la resolución 533, que prohíbe atacar instalaciones nucleares.

Respecto a un posible endurecimiento de las sanciones en caso de que Irán siga adelante con sus investigaciones nucleares se mostró desafiante sobre su alcance: “¿han tenido alguna consecuencia en nosotros?”, se preguntó.

El viaje a Viena del responsable iraní se produce en la víspera de que expire el plazo de 60 días que el Consejo de Seguridad dio a Teherán el 23 de diciembre pasado para que congele el enriquecimiento de uranio y las actividades relacionadas como “la investigación y el desarrollo”.

Tras un encuentro anterior con el ministro belga de Asuntos Exteriores, Karel de Gucht, al frente del comité de sanciones del Consejo de Seguridad de la ONU, Lariyani comentó que esa conversación también fue positiva, pero no ofreció ningún avance concreto para acercar posiciones.

Por su parte, el ministro belga dijo estar a favor de una solución diplomática, pero reiteró que Irán debe suspender el enriquecimiento de uranio y cumplir con las exigencias internacionales.

El presidente iraní, Mahmud Ahmadineyad, aseguró hoy que quiere resolver a través del diálogo el contencioso por las actividades nucleares de su país, pero insistió en que no acepta suspender el enriquecimiento de uranio como “condición previa”.

Las autoridades iraníes insisten en que sus actividades tienen fines pacíficos y aseguran que no abandonarán la purificación de uranio al considerar que es “totalmente legal”.

El OIEA escruta el programa nuclear iraní desde el año 2003 y hasta ahora no ha logrado determinar que su naturaleza sea exclusivamente pacífica, ya que muchas de sus actividades se desarrollaron en la clandestinidad durante 18 años.

El principal escollo es el enriquecimiento de uranio debido a su doble uso, civil y militar, dependiendo de su grado de pureza, que, si alcanza más de un 80%, puede servir para fabricar una bomba atómica.

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