TEPCO admite que Fukushima no estaba preparada para soportar un terremoto de 9 grados

TOKIO, 16 (Reuters/EP)

La compañía eléctrica japonesa TEPCO ha admitido este lunes que la central nuclear de Fukushima-1 no estaba preparada para soportar el terremoto de 9 grados en la escala Richter que azotó el noreste del país el pasado 11 de marzo. De hecho, la intensidad del seísmo superó en un 30 por ciento las previsiones realizadas para su construcción.

“Este terremoto fue claramente mayor de lo que habíamos previsto”, ha afirmado Junichi Matsumoto, el portavoz de TEPCO para asuntos nucleares. “Habría sido difícil anticipar esto”, ha añadido.

Los datos parciales extraídos de la planta Fukushima-1 muestran que la aceleración del terreno provocada por el terremoto superó las especificaciones de diseño en tres de los seis reactores de la central. TEPCO ha justificado de forma reiterada que el terremoto y el posterior tsunami fueron “más allá de las expectativas”.

No obstante, nuevos datos revelados esta semana han puesto en entredicho que el bloqueo del sistema de refrigeración de las barras de combustibles gastadas contenidas en el núcleo del reactor fuera el origen del deterioro de la situación de la planta.

Responsables nipones han aseverado que todavía no se han esclarecido las causas del incidente de Fukushima-1, ya que, han dicho, es imposible realizar una inspección en estos momentos debido a que todo el personal está centrado en la estabilización de los reactores.

Más de 15.000 personas perdieron la vida tras el seísmo y posterior tsunami y unas 9.500 están desaparecidas. El accidente de Fukushima-1 ha sido equiparado al ocurrido en Chernobil (Ucrania) en 1986. Unos 80.000 residentes han tenido que ser evacuados en la zona próxima a la planta debido a la radiación emitida por la central.

EL PRÓXIMO PASO

Una vez se controle la situación en Fukushima, el siguiente paso sería extraer las barras de combustible, incluido el uranio que contienen tres de los seis reactores nucleares, y trasladarlos a un almacén permanente. Algunos expertos han apuntado que estas tareas podrían llevar más de una década.

“El trabajo más importante es enfriar los reactores con agua y eso está funcionando”, ha asegurado Goshi Hosono, un consejero especial de Kan en materia nuclear.

Expertos en energía nuclear han señalado esta semana que el combustible de uranio contenido en los reactores 1,2 y 3 se derritió horas después del seísmo e incluso se filtró de su contenedor en el primero de los reactores.

TEPCO ha informado este lunes de que el martes comenzará a trasladar agua muy contaminada del reactor número tres de la central nuclear Fukushima-1 a unas instalaciones de desecho para evitar que se filtren al medio ambiente, lo que está dificultando las tareas de mantenimiento de la central.

El Gobierno japonés ha prometido que una auditora independiente investigará el incidente de Fukushima y las medidas tomadas a posteriori que, sin embargo, no previnieron las explosiones de hidrógeno que agravó la crisis nuclear.

Por otra parte, TEPCO ha aseverado que un trabajador de la central podría haber apagado el sistema de refrigeración poco después de que comenzaran los primeros temblores fruto del terremoto al ver que la temperatura en el reactor 1 estaba descendiendo de forma rápida y peligrosa.

Al respecto, el director de la Agencia japonesa para la Seguridad Industrial y Nuclear, Junichi Matsumoto, ha declarado que “en aquel momento”, no se podía saber que “el tsunami estaba viniendo”.

“BORRÓN Y CUENTA NUEVA”

El primer ministro de Japón, Naoto Kan, se ha comprometido a realizar un borrón y cuenta nueva en la política energética nipona.

La mejora de las condiciones de seguridad de las centrales nucleares del país se ha convertido en el tema central durante las últimas semanas. Esto ha llevado a Kan a cerrar la planta de Hamaoka, declarada la más peligrosa del mundo y situada en el este de la isla, por las previsiones que vaticinan un terremoto de 8 grados en dicha zona en 30 años.

Dos tercios de los japoneses apoyan la decisión de cerrar la planta de Hamaoka hasta que los mecanismos de seguridad logren garantizar su situación ante posibles terremotos y tsunamis, según los últimos sondeos.

Responsables del Gobierno nipón han asegurado que en enero los reactores de la central estarán totalmente apagados. Para ello, las barras de combustible serán congeladas de tal forma que no existirá riesgo alguno de que puedan calentarse.

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