Varios líderes de ultraderecha noruegos defienden las ideas xenófobas de Breivik

OSLO, 5 (Reuters/EP)

Varios líderes de grupos de ultraderecha noruegos han defendido algunas de las ideas de Anders Behring Breivik --el autor confeso de la masacre perpetrada en julio de 2011 en Oslo y en Utoya--, como su hipótesis xenófoba de que el país está en una “guerra” contra la inmigración ante la “invasión” de musulmanes, aunque han indicado que el modo violento de combatir dicha amenaza fue erróneo.

Breivik mató a ocho personas con un coche bomba colocado en el distrito gubernamental en Oslo, para distraer a las fuerzas de seguridad del ataque que perpetró horas después en la isla de Utoya, en la que mató a sangre fría a 69 jóvenes que participaban en un campamento del Partido Laborista.

El fundador del grupo ultraderechista Vigrid, Tore Tvedt, ha afirmado que “la Constitución ha sido cancelada”. “Estamos en guerra”, ha declarado. “Cuando consigan su objetivo, la raza noruega será exterminada”, ha indicado acerca de la inmigración musulmana.

Los abogados de Breivik han llamado como testigos a varios líderes ultraderechistas para apoyar las tesis del presunto autor de la masacre de Noruega y demostrar que otras personas comparten la ideología del acusado.

Arne Tumyr, director de una organización antislámica, ha comentado que en Pakistán, “en los 57 estados islámicos, las personas viven en un régimen de terror y de esclavización”. “Eso es lo que tuvimos durante el nacional socialismo y con la Unión Soviética, la gente estaba atrapada en un estado de terror”, ha denunciado.

Tumyr, que ha pedido comparecer de pie, ha denunciado que “si no se hace nada, Noruega acabará tomada por musulmanes”. Todos los testigos han criticado el uso de la violencia por parte de Breivik, pero han comentado que la pasividad de las autoridades noruegas llevará al país a estar invadido por musulmanes.

El tribunal que le juzga debe decidir si Breivik está mentalmente sano o padece alguna enfermedad psicológica. Dos informes de equipos diferentes determinaron diagnósticos diametralmente opuestos acerca de la salud mental del acusado.

El acusado podría enfrentarse a una pena de 21 años de prisión si se le declara mentalmente estable. Breivik ha asegurado que si se le juzga como un enfermo mental, sería “peor que la muerte”.

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