Los birmanos ignoran la amenaza militar de poner fin a las protestas

Cerca de 150.000 personas encabezadas por monjes budistas ignoraron este martes con manifestaciones en favor de la democracia, las amenazas de la Junta Militar de Birmania (Myanmar), que ya da señales de que se prepara a sofocar la creciente rebelión.

El presidente de la Junta Militar, general Than Shwe, considerado un experto en la guerra psicológica, se reunió el martes con otros jefes castrenses en su cuartel general de Napydaw, mientras los tenaces monjes movilizaban un día más a decenas miles de personas en Rangún y otras ciudades del país, indicaron medios de prensa birmanos.

Las movilizaciones se repitieron pese a que las autoridades recorrieron las urbes a lo largo del día para advertir desde los camiones y por medio de megáfonos, que cualquiera que observara las protestas podía ser condenado a una pena de tres años de cárcel, y aquel que participará se arriesgaba a 10 años de prisión.

Tropas procedentes del este del país se dirigieron por la tarde en dirección a Rangún, y en las urbes las autoridades distribuyeron cuartillas en la que se advertía a los manifestantes que se aplicará el Código Penal que autoriza la disolución por la fuerza, si es necesario, de cualquier asamblea ilegal y el despliegue de los soldados.

Esa advertencia por escrito siguió a la hecha la noche anterior por la jerarquía budista o Sangha, controlada por la Junta Militar, y que ordenaba a los bonzos que se recogieran en sus monasterios para evitar la intervención de los soldados.

La última vez que dio una orden similar, en 1990, los militares ocuparon los monasterios y detuvieron a miles de monjes y novicios después de que estos boicotearan las donaciones del Ejército en respuesta a los intentos del régimen por controlar el monacato.

Durante su marcha pacífica este martes por las calles del centro de Rangún, los manifestantes gritaban “democracia, democracia”, mientras eran aplaudidos y vitoreados por ciudadanos desde atestados balcones y azoteas.

A los manifestantes se unieron unos 200 miembros de la Liga Nacional por la Democracia (LND) que portaban el brazalete de esta formación política opositora, la única que resiste a la fuerte presión del régimen y que lidera Aung San Suu Kyi, la premio Nobel de la Paz que se encuentra bajo arresto domiciliario desde 2003.

También algunos participantes llevaban en alto imágenes con el pavo real, símbolo de los estudiantes que encabezaron las protestas aplastadas por los soldados con la matanza de unos 3.000 activistas entre agosto y septiembre de 1988.

Mucha gente optó por quedarse en sus casas por miedo a que el Gobierno militar ordenase a las tropas disolver por la fuerza las protestas callejeras.

La prensa estatal birmana salió a la venta con las órdenes de la Junta Militar que prohíben la participación en las movilizaciones callejeras y advirtió en las primeras páginas a los monjes que deben obedecer a la jerarquía budista y regresar a los monasterios.

Según el Ministerio de Asuntos Religiosos birmano, solamente un 2% de los miembros del monacato budistas participa en las manifestaciones que desafían a un régimen militar que gobierna el país desde hace 45 años.

La manifestación pacífica en Rangún comenzó, como viene ocurriendo desde el lunes de la semana pasada, con la congregación de los monjes en la pagoda de Shwedagon, en el casco antiguo, para orar, y en torno a la cual, el Ejército situó varios camiones con soldados, según radio Mizzina.

Unas 100.000 personas en Rangún

La víspera, unas 100.000 personas, muchas de ellas bonzos, participaron en Rangún en la mayor manifestación contra el régimen militar en 19 años, que fue secundada por movilizaciones similares en otras ciudades del país.

Las protestas empezaron en agosto pasado, como consecuencia de la entrada en vigor del aumento de los precios de todos los combustibles, decretado por las autoridades, y que disparó el coste de muchos productos básicos en uno de los países más pobres de Asia.

Con el paso de los días, las manifestaciones organizadas por la LND y la Generación de Estudiantes del 88 para protestar por la carestía de vida, se transformaron en marchas pacíficas por parte de los monjes budistas y, finalmente, en movilizaciones populares para exigir democracia.

La LND instó el lunes a los funcionarios y a los soldados del Ejército, que dispone de 400.000 efectivos, a unirse a los manifestantes para conseguir la democratización de Birmania.

Los generales birmanos no permiten la celebración de elecciones legislativas desde 1990, cuando Suu Kyi, al frente de la LND, consiguió una victoria abrumadora, resultado que nunca ha sido acatado por la Junta Militar.

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