100 días de opresión

Se cumplen 100 días del golpe de Estado de Honduras. 100 días de las supresiones de derechos aleatorias. 100 días de delitos, muertes, saqueos e imposición de un golpe de Estado que sacó del país al ex presidente, Manuel Zelaya, a punta de pistola y en pijama.

100 días y varios inocentes muertos después, el Gobierno de facto de Roberto Micheletti derogó este lunes un decreto que restringía las garantías constitucionales, cediendo así a las presiones externas e internas y allanando el camino a un diálogo con el derrocado mandatario Manuel Zelaya que ponga fin a la crisis política del país.

En un escenario más propicio para las negociaciones, Micheletti suspendió la medida lo que podría ayudar a los enviados de la Organización de Estados Americanos (OEA), que llegan el próximo miércoles, 7 de octubre, a tratar de sentar en la misma mesa a las partes.

“Hemos derogado en el Consejo de Ministros el decreto (...); queda derogado completamente”, dijo Micheletti en una rueda de prensa junto a una congresista estadounidense republicana que le brindó su respaldo.

El controvertido decreto aplicado hace más de una semana restringía las libertades de prensa, asociación y circulación, y sirvió al Gobierno 'de facto' para detener las protestas de los partidarios de Zelaya y silenciar algunos medios favorables al destituido presidente.

Micheletti reconsideró su decisión de suspender algunas libertades, después de recibir una lluvia de críticas de la comunidad internacional y pedidos de sus propios aliados --incluyendo empresarios y políticos-- de revertir la medida.

La derogación del decreto era una de varias condiciones de Zelaya para retomar las conversaciones con el gobernante de facto, que tomó el poder el 28 de junio, día en el que Zelaya fue sacado a la fuerza del país y llevado a Costa Rica desatando la peor crisis política en Centroamérica en décadas.

El derrocado presidente se encuentra refugiado en la Embajada de Brasil, a donde llegó por sorpresa a hace un par de semanas, después de entrar clandestinamente a Honduras tras tres meses de exilio forzoso e infructuosas negociaciones para volver al poder. Desde entonces la embajada está rodeada por decenas de militares y policías con órdenes de arrestarlo.

“Tengo fe en que este problema (...) se va a solucionar en los próximos días”, dijo Zelaya en una entrevista a la cadena Telesur, en referencia al peor conflicto político que vive su país en décadas, poco antes de la derogación del decreto.

Zelaya en favor de Arias

En un comunicado difundido desde la embajada brasileña, el depuesto mandatario insistió en que está abierto a un acuerdo con el Gobierno 'de facto', pero basado en un plan del presidente de Costa Rica, Oscar Arias, que contempla el regreso de Zelaya al poder y el establecimiento de un Gobierno de unidad.

En la declaración escrita, Zelaya sostuvo que la embajada de Brasil, donde se encuentra sitiado, sería el lugar más adecuado para suscribir un eventual acuerdo con Micheletti.

“La sede diplomática de la República Federativa de Brasil en Tegucigalpa proporciona el marco de seguridad nacional e internacional para la suscripción de este acuerdo por ambas partes y garantiza transparencia e imparcialidad”, señala la declaración.

Estados Unidos se hizo eco de las señales de descompresión del ambiente político y reiteró su apoyo a los esfuerzos de la OEA por recomponer la democracia en el tercer país más pobre de América, después de Nicaragua y Haití.

“Nuestra posición ha sido inquebrantable respecto a que apoyamos el retorno del presidente democráticamente elegido”, dijo el portavoz del Departamento de Estado P.J. Crowley, mientras legisladores estadounidenses llegaron a Honduras para manifestar su respaldo a Micheletti.

Delegación de la OEA

Una delegación que prepara el terreno para la visita el próximo miércoles del grupo de ministros de Exteriores ha reconocido que el principal obstáculo para alcanzar una solución es la restitución del presidente depuesto, a lo que Micheletti se oponía, pero en lo que este lunes fue menos inflexible.

La delegación de la OEA estará liderada por el secretario general José Miguel Insulza, y formada entre otros por los ministros de Exteriores de México y Costa Rica.

“Hay una razón para sentarse a dialogar, que es la patria primero. La restitución es una aspiración del señor Zelaya (...) tendría que ser la Corte Suprema de Justicia la que tomara esa decisión, no corresponde al Gobierno”, afirmó Micheletti.

La justicia hondureña pretende acusar a Zelaya por violar supuestamente la Constitución al buscar una vía de reelegirse, el argumento utilizado para derrocarle, y acusaciones de corrupción.

Sin embargo, Micheletti insistió en que la mejor solución al conflicto es que Zelaya renuncie a sus intentos de volver al poder y que el propio presidente 'de facto' abandone el Gobierno para abrir paso a autoridades interinas encabezadas por el jefe del Congreso.

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