El pacto nazi-stalinista levanta ampollas entre Rusia y Polonia 70 años después

Los actos que se celebraron este martes en Gdansk (Polonia) para conmemorar el inicio de la Segunda Guerra Mundial el 1 de septiembre de 1939, a los que asistieron cerca de 20 jefes de Gobierno europeos, han hecho resurgir viejos rencores por disputas entre Rusia y Polonia en relación con los hechos históricos.

Intentando crear un ambiente positivo, el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, subrayó la importancia de mantener la unidad de Europa, mientras que la canciller alemana, Angela Merkel, lamentó el “sufrimiento” que generó en los polacos la invasión alemana.

El primer ministro ruso, Vladimir Putin, aprovechó la ocasión para decir a su homólogo polaco, Donald Tusk, que Moscú y Varsovia no deben permitir que las disputas históricas por la Segunda Guerra Mundial obstaculicen su cooperación bilateral.

Putin se reunió con Tusk en la ciudad de Sopot, en el norte de Polonia y cerca de Gdansk, en la península de Westerplatte, donde comenzó la invasión de Polonia por parte de la Alemania nazi, que marcó el comienzo de la Segunda Guerra Mundial, en la que murieron unos 50 millones de personas.

“Respecto a lo que precedió a la tragedia, corresponde a los expertos determinarlo”, declaró. “Debemos entender qué fue lo que desencadenó el inicio de la guerra y seguir adelante”, añadió Putin.

Polonia y algunos Estados ex soviéticos culpan del comienzo del conflicto al pacto Molotov-Ribbentrop, el acuerdo de no agresión que alcanzaron Josef Stalin y Adolf Hitler en 1939 y que incluía un protocolo secreto para dividir el norte y el este de Europa, incluida Polonia, en esferas de influencia.

Rusia ha intentado impedir que se describa a la Unión Soviética como agresora en la guerra, en la que perdió al menos a 27 millones de ciudadanos, pero muchos piensan que el pacto Molotov-Ribbentrop --del que Hitler renegó en 1941 al invadir la URSS-- abrió la puerta a la invasión de Polonia y, por consiguiente, a la guerra.

Polonia perdió en la Segunda Guerra Mundial a un quinto de su población, incluida la inmensa mayoría de sus tres millones de ciudadanos judíos, y también una quinta parte de su territorio, y luego estuvo bajo el dominio soviético hasta 1989.

Tras reunirse con Putin, el primer ministro polaco reiteró la postura oficial de su Gobierno: “El pacto Molotov-Ribbentrop llevó, de una forma u otra, a la agresión contra Polonia. Alemania atacó Polonia el 1 de septiembre y, dos semanas más tarde, las tropas estalinistas de Rusia vinieron desde el este”.

Más duro se mostró el presidente polaco, Lech Kaczynski, quien consideró que el pacto dividió Europa. En la ceremonia de Gdansk, el jefe de Estado denunció que el 12 de septiembre de 1939 “Polonia recibió una puñalada por la espalda” por parte de “la Rusia bolchevique”, en referencia a la ocupación del este del país.

Objetividad histórica

Putin consideró injusto afirmar que el pacto fue el único desencadenante de la guerra y pidió que se hable con “objetividad” de los hechos históricos: “Todos hemos cometido muchos errores (y) todos ellos contribuyeron al inicio de la agresión a gran escala por parte de la Alemania nazi”.

En este sentido, el primer ministro ruso recalcó que cualquier pacto firmado por países europeos y la Alemania nazi entre 1934 y 1939 fue “moralmente inaceptable”, además de “no tener sentido políticamente” y ser “dañino y peligroso”. “Debemos admitir estos errores. Nuestro país lo ha hecho”, añadió.

Así, recordó el tratado que firmaron Reino Unido y Francia con el dictador nazi en 1938, que a pesar de estar pensado para apaciguarle, permitió que Alemania se anexionase la región checoslovaca de los Sudetes, y destacó también que Polonia tomó una parte del territorio checo antes de ser invadida.

Buenas relaciones bilaterales

Tusk, en cambio, se centró en el presente y resaltó las mejoras en las relaciones bilaterales: “La relaciones entre Polonia y Rusia están ahora mejor que nunca. Aunque la crisis ha provocado un descenso en el movimiento (comercial), queremos que se fortalezca la dinámica”.

Por otra parte, el jefe del Gobierno polaco aseguró que él y Putin han llegado a la conclusión de que las cuestiones energéticas no deben vincularse a las políticas e indicó que Polonia espera firmar este otoño un nuevo contrato de suministro de gas natural ruso. De los 14.000 millones de metros cúbicos de gas que consume Polonia cada año, 6.200 millones los importa de Rusia, que le proporciona también casi la totalidad del petróleo que utiliza.

Estudiar la historia

Del encuentro entre Putin y Tusk ha salido el compromiso de que los historiadores rusos y polacos trabajen juntos para sacar a la luz las partes oscuras de su pasado compartido, que sigue ensombreciendo las relaciones.

Uno de los episodios que los primeros ministros quieren que sean estudiados por equipos conjuntos de historiadores de ambos países es la masacre de Katyn (oeste de Rusia), donde en 1940 fueron ejecutados en masa ciudadanos polacos --muchos de ellos, oficiales del Ejército hechos prisioneros de guerra--.

Polonia quiere que Rusia pida perdón por la orden que dio Stalin de matar a todo el cuerpo de oficiales. Durante décadas, Moscú responsabilizó a los nazis, pero tras la caída de la Unión Soviética reconoció que fue el dictador soviético quien lo ordenó.

En una ceremonia celebrada en Westerplatte, en la costa del mar Báltico, el presidente polaco comparó lo ocurrido en Katyn con el genocidio nazi contra los judíos. “Hay una cosa que vincula esos crímenes, aunque su escala fue distinta. Los judíos perecieron porque eran judíos. Los oficiales polacos perecieron porque eran oficiales polacos”, explicó.

“No es Polonia quien tiene que aprender la lección de humildad. No tenemos ninguna razón para ello. Otros tienen que hacerlo, aquellos que causaron esta guerra”, añadió Kaczynski, un conservador nacionalista, durante el acto al que asistieron veteranos de guerra y miembros del Gobierno.

Tusk, por su lado, insistió en la necesidad de mirar al pasado con honestidad. “La verdad puede ser dolorosa, pero no debería humillar a nadie (...). Si la declaración del primer ministro Putin significa eso para Rusia, que buscar la verdad de esos acontecimientos no es una humillación sino una estrategia planeada y acertada para conseguir un entendimiento en el futuro, entonces estamos satisfechos”, declaró.

Sufrimiento por la ocupación alemana

La que sí admitió la parte de culpa de su país fue Angela Merkel, quien lamentó el “sufrimiento inconmensurable” que comenzó con la invasión de Polonia por parte de Alemania. “Ningún país sufrió tanto como Polonia a causa de la ocupación alemana”, subrayó. “Aquí, en Westerplatte, como canciller alemana, recuerdo a todos los polacos que sufrieron indescriptiblemente por los crímenes de las fuerzas ocupantes alemanas”, manifestó.

Merkel afirmó que a pesar de que “los horrores” de la Segunda Guerra Mundial ya no tienen remedio y que “las cicatrices estarán ahí siempre”, la misión de Alemania y de todos los pueblos es “forjar el futuro siendo conscientes de una responsabilidad eterna” por lo ocurrido.

Por su parte, el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, que no pudo asistir a los actos, subrayó la importancia de mantener la unidad de Europa. En una carta remitida al primer ministro polaco, Durao Barroso aseguró que “debemos mantener viva la memora de aquellos trágicos acontecimientos para poder comprender lo importante que es preservar lo que hemos conseguido”.

“La identidad europea ha demostrado ser suficientemente fuerte frente a los años de sufrimiento para mantener el espíritu de unidad vivo. Debemos continuar promoviéndola, con espíritu de solidaridad, entendimiento mutuo y tolerancia”, defendió.

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