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Del cambio climático, el Brexit, etcétera

La consejera de Política Territorial del Gobierno de Canarias, Nieves Lady Barreto.

José A. Alemán

Nieves Lady Barreto se llama (o denomina, que con esta gente nunca se sabe) la consejera de Sostenibilidad, palabro éste indicativo en Ecología de “cualidad de sostenible” de aquello que se puede mantener largo tiempo sin agotar recursos ni dañar al medio ambiente con el que hemos de conformarnos, vista la inexistencia de ambientes enteros. También se utiliza en Economía para quienes consiguen malamente llegar a fin de mes.

Reconoce la mentada consejera que Canarias sostiene un retraso de dos lustros, si bien en los últimos cuatro años el Gobierno ha puesto a las Islas a “la cabeza del país en la lucha contra el cambio climático”. Más o menos, lo que espera Pepe Mel para sostener a la UD. Como carezco de información cumplida acerca de semejante ecoliderazgo, callaré, por más que la experiencia sugiera a mi fuero interno que a otro perro con ese hueso. Aunque, al mismo tiempo disculpo a la susodicha que se limitó, pobrecita mía, a cumplir con la vieja máxima de que el buen sostenimiento empieza por uno/a mismo/a y no iba ella a desmentir el “Canarias está mejor” que proclamara Fernando Clavijo, obviando detalles sin importancia como el paro, la precariedad, los malos servicios públicos o las inquietantes consecuencias posibles del Brexit en estas islas, de las que el Gobierno central admitió no tener ni repajolera idea, por desconocimiento del especial régimen canario que, según los dirigentes isleños, estaba ya más que consolidado y con los cuartos a disposición. Es lo que tiene la realidad colonial combinada con la ausencia de políticos y empresarios consecuentes con nuestra realidad.

Cabe sospechar que el Gobierno central le niega a las Islas el pan y la sal porque, por lo visto, la gente de la calle está para purgar las desavenencias y rencores podridos entre partidos. Clavijo creyó en su momento que dándole la patada al PSOE daría una satisfacción al PP, al que abriría las puertas del cielo y resultó que al instalarse Pedro Sánchez en La Moncloa se le vino abajo el quiosco de lechera y quedó, Clavijo, fuera de juego. Como sería la cosa que le imploró a Sánchez que lo recibiera, aunque fuera solo diez minutos y ni eso le concedió. Quería Clavijo, sin duda, una foto con Sánchez, porque bien sabemos que diez minutos no dan para mucho más, ni siquiera para obsequiarle una manta esperancera y no son pocos los graves asuntos pendientes. Sánchez ha demostrado, desde luego, que poco le interesan las Islas y puesto de manifiesto una actitud sectaria porque si bien Clavijo se merece ese maltrato, la ciudadanía isleña no tiene la culpa de que sea un ático consecuente. Aunque le corresponda alguna al personal de tierra por elegir representantes que no saben de qué va esto más allá de sus círculos. Como Asier Antona en el caso del PP: no ha tenido el menor empacho en aclarar, como les tdngo dicho, que a los diputados canarios del PP los nombra Madrid para justificar que hayan puesto en las listas a Mariscal y Ramos que vienen a las Islas de San Juan a Corpus. Sin pasaporte para más INRI.

Hay días para todo

El pasado viernes, 22 de marzo, se celebró el Día Mundial del Agua. Y hubiera pasado desapercibido, como lo fue en mi caso, de no ser los artículos en La Provincia de Pepe Medina y Pepe Juan Ojeda. El primero fue consejero del Gobierno canario y tuvo que entendérselas en su día con el agua; y el segundo estuvo vinculado profesionalmente, durante años, al Canal de Isabel II.

Hace Medina un somero y útil recorrido por la gestión secular del agua con alusiones a los muchos pleitos que ha provocado para acabar expresando, no sin razón, lo que llama la “paz del agua”. Como recordarán los más viejos del lugar no fueron pocas las batallas relacionadas con el agua durante siglos. La última, que yo recuerde, data de los tiempos de Juan Rodríguez Doreste en la alcaldía de Las Palmas. Hubo en la plaza de Santa Ana una concentración de ciudadanos más que presuntamente sedientos que gritaban “Alcalde, escucha, el pueblo está en la lucha”; lo que provocó la ocurrencia de cierto escribidor para quien el alcalde no entendió bien lo que gritaban y comentó a los concejales que no entendía el sentido de la manifestación por la falta de agua cuando le gritaban que el pueblo “estaba en la ducha”. Traigo aquí la anécdota, apócrifa por supuesto, porque creo que fue la última movilización de protesta relacionada con el agua, en este caso el pésimo abastecimiento de algunos barrios; los más populares, por supuesto.

Por su parte, Ojeda hace un recorrido de la relación mágica o religiosa de la mujer y el agua con un recordatorio de los 1.100 millones de personas que en el mundo no tienen acceso directo al agua y a los 1.400 niños menores de cinco años que mueren cada día por no disponer de agua o por enfermedades relacionadas con ella. Recuerda que desde que el ser humano de irguió sobre sus dos piernas tocó a las mujeres acarrear el agua de la fuente o del pilar público para abastecer a sus viviendas, a menudo tras largas caminatas.. Añadiría, ya puesto, que las mujeres lavaban las ropas de la familia en los lavaderos dispuestos en las acequias de las heredades, que eran lugares de encuentro y parloteo. Como lo fueron los pilares públicos, algunos auténticas obras de arte, hoy desaparecidas porque aquí somos como somos.

Y ya con el embullito del Día Mundial del Agua, tiré de calendario y descubrí que marzo tiene un montón de días, a saber: del Día Internacional de la Mujer (el 8); el Día Mundial del Glaucoma (el 12); el Día Europeo para la Prevención del Riesgo Cardiovascular, nada menos (el 14); el Día Mundial del Sueño (el 17); el Día Internacional de la Eliminación de la Discriminación Racial (el 21); el ya mentado Día Mundial del Agua (el 22); el Día Mundial de la Tuberculosis (el 24); el Día Mundial de la Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica (el 28). Sin olvidar, claro, el Día del Padre (el 19) que contribuye también a demostrar que hay días para todo.

Cataluña en Madrid

El otro día una buena porción de catalanes se manifestaron por el centro de Madrid con sus esteladas y su canapé sin incidentes ni la menor violencia. Como si estuvieran en la Diada, oye. Muchas consecuencias pueden sacarse de la jornada que, para empezar, no deja en buen lugar a la derecha del PP y de Ciudadanos que carecen de propuestas políticas para superar el conflicto: sólo quieren la dureza del 155, posición de la que lo único positivo es que no alcanzan todavía, que todo llegará, los extremos de Vox, el socio con el que aspiran a gobernar como en los tiempos de don Pelayo al que tanto añora Abascal. Necesitan PP y Cs que algún catalán le dé un capón a un castellano-manchego o similar aunque sea jugando para mandar los tanques. Parece evidente que el triplete no va bien. Cegaba a peperos y Ciudadanos la urgencia de bajar del burro a Susana Díaz y ni se pensaron que Abascal podía no ser una buena compañía: querían desalojar de Andalucía a los socialistas para ir luego al asalto de La Moncloa. El resultado es que le han hecho un hueco a la ultraderecha en la primera fila política nacional. Ya es un personaje y no les gusta que les recuerden que fueron los socialistas los ganadores de las elecciones andaluzas, los más votados por lo que el mal paso que acaban de dar les pasará factura. Porque a ver quien se cree que son el centro. Bien cierto es que que después de aguantarlos durante casi cuatro décadas y a la vista de la corrupción, émula de la del PP, hora iba siendo de que les dieran puerta; pero lo mismo digo que si los socialistas han gobernado Andalucía durante décadas es porque sus rivales de la derecha no han podido desalojarlos. Insisto: tratan de ocultar que fue el PSOE la fuerza ganadora de las últimas elecciones. O dicho de otra manera al estilo Rajoy: volvieron a ganar y es a Vox a quien deben los peperos la Presidencia, a expensas de que tarde o temprano se descolgará Abascal exigiendo el peaje o su parte del botín y comience a cortar el bacalao. Por cierto, que en el acercamiento a la comunión de ideas con Abascal, Casado le va ganando a Rivera.

Y ya que del PP hablo, qué decir del canario. Entre Mariscal y Ramos anda el juego de las candidaturas como creo haber dicho ya. Me cuentan que ninguno de los dos reside en las islas, por las que se dejan ver de San Juan a Corpus. Y gracias a que el mandamás pepero aquí es un tipo obediente que se ha apresurado a aclarar que las listas las hace la dirección nacional del partido en Madrid y donde manda capitán, no manda marinero, como es universalmente admitido. Así, habrán visto, Madrid decidió que su cabeza de lista en Barcelona sea la chica esa, Alvarez de Toledo, que presume de no ser catalana y no saber una palabra de catalán. Lo que son ganas de provocar. Todo muy en consonancia con el desgarro de la sociedad catalana propiciado por la derecha pepera desde 2004, por lo menos, año de la primera derrota de Rajoy ante Zapatero. La política del PP dio alas al separatismo al que cogió tan de sorpresa que ni siquiera cuenta con un programa de gobierno más allá de los eslóganes y la carga de sentimientos desenfocados que suelen acompañar al nacionalismo elemental de un Torra, perdonando el modo de señalar. El supuesto president ya no sabe ni por donde anda porque se necesita mucho de eso para hacer cuestión de orden público y pelea entre instituciones un lacito tocapelotas. Se preocupan de medios días habiendo días enteros.

Pero comencé hablando de la manifestación catalana en Madrid. La derecha ha criticado que se permitiera su celebración. Lo que le va es el palo y tentetieso. Mientras peor, mejor y les supo a cuerno quemado que no se produjera el menor incidente, cosa que molesta mucho a PP-Cs que no quieren quedar como menos patriotas que los de Vox y así están. En cuanto a los secesionistas catalanes, parece evidente que se verán obligados a rebajar un punto su campaña europea contra el autoritarismo del régimen español y la denuncia de la persistencia en él del franquismo como predican por ahí afuera donde ahora se preguntan cómo un Estado autoritario y fascista, que así lo presentan los secesionistas, tolera en sus calles semejantes manifestaciones. Spain is different. Y Cataluña también

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