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Dime con quién andas y te diré…

Rayko Lorenzo

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Cuando comencé con esto de emprender, recuerdo que buscaba equipo, quería que la idea o proyecto emprendedor estuviese arropado por un equipo multidisciplinar que aportase consistencia a la aventura. Como es lógico, uno no sabe hacer de todo, y necesita apoyos para arrancar…

Pero a medida que fui probando este modelo, aunque siempre dependerá del volumen del proyecto, me di cuenta de que algo fallaba. Hasta tal punto que una vez en una radio me preguntaron que con cuántas personas sería ideal montar una empresa, a lo que yo contesté -dos son multitud-.

Esto que puede sonar muy fuerte, a una voracidad voraz, es una realidad como un templo al menos en mi experiencia. Y lo es porque el grado de abnegación del promotor de la idea emprendedora suele ser demasiado alto en comparación con el resto… y esto siempre trae problemas.

El emprendedor no debe renunciar a su hidalguía, no estoy escribiendo eso, digo que todo aquello que pueda realizar solo, además de generarle mayor satisfacción cuando salga, le permitirá tener un control real y llevar el ritmo que verdaderamente necesita el proyecto.

Dicho esto, no piensen que la aventura que comentaba ut supra se debe vivir en aislamiento (y mira que hemos hecho un máster de esto que ha durado casi 3 meses), tampoco es eso, pero sí verlo desde otra perspectiva.

Veamos, hay emprendedores que como no tienen ni idea de tecnología, de páginas web, de redes sociales o de software, meten en su “accionariado”, en su proyecto, a un perfil que cumpla con estas características. Hay emprendedores que como no tienen un corte comercial, meten de igual forma a un amigo, conocido o familiar que sí lo tenga… Y así con diferentes desempeños de la empresa…

He participado como EPO (ente promotor observador), o directamente como jurado en algún certamen emprendedor. Siempre se suele producir el denominador común que les acabo de contar. Ideas emprendedoras que tienen más gente que ideas… Por querer cubrir una carencia, incorporan al proyecto a una nueva mente, a una nueva cabeza pensante (para lo bueno y para lo malo), a una “nueva boca que alimentar”.

A no ser que estemos hablando de grandes proyectos, con ambiciosas inversiones, con un colchón financiero holgado, que han levantado varios miles de euros en una ronda de financiación, etc., el modelo de “arrimar” a gente para completar carencias… no funciona.

A mí me ha pasado varias veces, por eso se lo intento explicar. Meter a personas porque no sabía hacer los aspectos contables, de administración, facturación, impuestos… Meter a alguien en el tema tecnológico porque no tenía ni idea de páginas web, mailing, redes sociales… Meter a alguien porque tenía carencias en la pata comercial…

Les propongo que cambien este modelo obsoleto de “tanto meter”, por colaboraciones, por sinergias, incluso por simbiosis emprendedoras que ayuden al proyecto en su afán de hacerse grande, pero sin comprometer la propia unidad de negocio en cuanto a control, gestión y costes. La unión hace la fuerza, sí, pero búsquenla en un modelo “outsourcing” que les permita manejar el coche sin 5 copilotos.

Titulaba este artículo con un “dime con quién andas y te diré…”. Pues eso, te diré que:

  • Buscando buenos aliados externos aumentarán las posibilidades de éxito.
  • Cuando las colaboraciones son externas, pueden (y/o deben) ser puntuales en función del volumen de trabajo.
  • Ahorrarán en costes fijos.
  • Hay colaboradores seguramente más y mejor especializados.
  • Tendrán menos discusiones, problemas familiares o con esos “amigos” que metieron en el proyecto.
  • Mejorarán los procesos de innovación
  • Tendrán mayor flexibilidad.

Bueno, les dejo que he quedado con unos amigos que vamos a montar un bar… Ya hemos dicho que, si nos va mal, lo abriremos al público…

Rayko Lorenzo

www.raykolorenzo.com

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