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Entre los campeones de la desigualdad

Acto durante el primer día del Foro de Davos (Jean-Christophe Bott - EFE)

José A. Alemán

Las Palmas de Gran Canaria —

Desde que en 1971 el profesor ginebrino Klaus M. Schwab tuvo la ocurrencia, cada año desde hace 45 se reúnen en la localidad suiza de Davos los principales líderes mundiales empresariales y políticos, periodistas e intelectuales destacados para analizar los problemas del mundo. Es el denominado Foro Económico Mundial (WEF, en siglas inglesas). El Foro en su casi medio siglo de existencia ha extendido sus actividades a diversos lugares del planeta y produce, además, trabajos de investigación entre los que destaca el informe de la ONG Oxfam Intermon del que se conoció hace unos días el correspondiente a 2015 que presentó en la reunión de este año que arrancó el pasado miércoles 20.

Respecto a España aporta Oxfam informaciones que merecen títulos de cabecera. Por suerte son noticias lo bastante ilustrativas para que baste al buen entendedor sus simples enunciados. Ahí van unos cuantos y que cada cual deduzca lo que le parezca:

1) “Los 20 españoles más ricos acumulan la misma riqueza que el 30% más pobre del país”.

2) “En los últimos 15 años, el 29,2% de la población corre riesgo de pobreza o de exclusión social”

3) “Las grandes fortunas se incrementaron un 15% en el último año; las del 99% restante cayeron un 15%, según estadísticas del Credit Suisse”

4) “Mientras en los últimos treinta años los activos netos del 30% de la población aumentaron un 3%, los del 10% se incrementaron el 56%”

5) “Según Eurostat, la desigualdad en España se ha incrementado durante la crisis diez veces más que la media europea: de los países europeos, sólo Chipre arroja un aumento mayor”

6) “Entre 2007 y 2014 el salario medio ha caído un 22%. Pero el desplome no lo sufren todos los españoles por igual: el alza de los beneficios empresariales no se ha traducido en una mayor recaudación significativa del impuesto de sociedades, pero sí ha disparado la retribución de los altos ejecutivos.

7) “Los hogares más pobres han perdido poder adquisitivo debido a un modelo fiscal cada vez más regresivo”.

8) “Nueve de cada diez euros recaudados por Hacienda proceden del bolsillo de trabajadores; menos de un euro lo aportan los rendimientos del capital”

9) “Los años de crisis coincidieron con un aumento de la carga fiscal sobre el consumo y el trabajo”.

No se vayan, porque hay más. Oxfam Intermon puso también en el punto de mira los paraísos fiscales pues su entramado mundial “permite que una minoría privilegiada oculte en ellos 7,6 billones de dólares (unos 7 billones de euros)”. Y de nuevo las noticias relacionadas con España que en estos asuntos se apunta a un bombardeo. Éstas son algunas de ellas:

1) “La inversión española hacia los paraísos fiscales desde su ámbito nacional creció un 2.000% en 2.014 mientras que la dirigida a la UE cayó un 15%.

2) “Las islas Caimán recibieron 64 veces más inversión desde España que a Alemania”

3) “Se calcula que en el transcurso de un año las empresas del Ibex aumentaron en un 44% sus filiales en paraísos fiscales”

4) “Además del perjuicio por las impuestos no recaudados, la proliferación de paraísos fiscales lleva a los países que no lo son a competir en una carrera a la baja para reducir los tipos impositivos que gravan a las empresas y a las grandes fortunas castigando a las arcas públicas”

Noticias que se comentan solas

Las noticias recogidas en el informe de Oxfam se comentan solas y muestran hasta qué punto el sistema está contaminado por los intereses de los poderosos; con lo que, ya ven, se evidencia qué es esa “contaminación”, todo un eufemismo entre la gente educada que concurren en Davos, la que defienden quienes tachan de “antisistemas” a cuantos se enfrentan a semejante estado de cosas, que acaban siendo los decentes de verdad. No es casualidad que la imputación sea de las preferidas por el PP, la derechona en general, sin excluir, por supuesto, a algún elemento del PSOE.

La noticia positiva para España en medio del rezado que acabo de enumerarles es que, a pesar de que sus índices de desigualdad son elevados, no es un fenómeno exclusivo suyo pues a escala global las 62 personas más ricas del mundo acumulan la misma riqueza que los 3.600 millones más pobres. Ya saben cómo consuela el mal de muchos. También es positivo que no figure entre los países africanos donde casi un tercio de sus ricachones está en paraísos fiscales con cantidades que permitirían salvar la vida de cuatro millones de niños y niñas y contratar profesores para escolarizar a los menores de todo el continente.

Tras la selección de noticias, huelga meterse con el Gobierno pepero. Por inútil. Después de cuatro años en los que ha creado problemas nuevos, agravado los viejos, llevado la cuestión catalana al borde del desastre y haberse apuntado a bruto con su mayoría absoluta parlamentaria nada cabe esperar. No merece la pena y menos ahora que, por lo visto, comienza a cundir en el PP la idea de que Rajoy está amortizado. Rajoy se ha pasado cuatro años escondido en el plasma y considera la cosa más natural del mundo, según ha dicho él mismo, desconocer delitos o asuntos con investigación judicial abierta que afectan al partido que preside y de rebote a su Gobierno. Luce, pues, un cinismo irresponsable; y si es cierto que no se entera, habrá de concluirse que le faltan unas cuantas aguas para ser completo.

En cualquiera de los dos casos, ya sea por cinismo, ya por mentecato (del latín mente capto, cogido de mente) entrarle a Rajoy es perder el tiempo. De tanto escaquearse por detrás de pitas y tuneras, igual no se ha enterado de las informaciones aportadas por Oxfam. O se hace el loco para no importunar los trapicheos de los poderosos. Inquieta en este punto que los casos de corrupción relacionados con el PP muestren coincidencias suficientes para sospechar la existencia de un modus operandi normalizado. Es verdad que en todos sitios cuecen habas, pero lo cierto es que en el PP y su entorno se han producido los casos de corrupción más sonados y que sigue el chorreo. Por otro lado, es evidente que los mismos sectores en los que ha anidado la corrupción son los beneficiarios de la política gubernamental que ha aumentado el abismo de las desigualdades. Lo que lleva a la conclusión de que a la mayor prosperidad de los poderosos, que han ganado con la crisis lo que hemos pagado por ella los demás, es a lo que llama Rajoy “recuperación económica”. A ver si va a resultar que los verdaderos antisistemas, quienes amenazan al sistema son los peperos, precisamente.

La dinámica pactista

Deberían preocuparnos los patéticos esfuerzos de Rajoy para conseguir la investidura y en general los tira y afloja, los dimes y los diretes, los que si tutú que si tatá de las negociaciones de los partidos en busca de un pacto que le permita al presidente en funciones prolongar su nada querida presencia y a quienes se le oponen impedirlo a como dé lugar. No es mucha la confianza que inspira quien confundió mayoría absoluta con absolutismo y de ahí que tenga tan difícil encontrar perro que le ladre y mueva el rabo, que es (o era) el modo isleño de referirse a la soledad de las personas.

Si algo debemos agradecer a los partidos emergentes es que lograron despertar a amplios sectores del electorado y crearles alguna ilusión, movilizarlos en definitiva. Las convocatorias electorales a partir de 2011 han reflejado ese fenómeno de movilización que el 15-M sacó a la superficie. El Gobierno pensó que era algo pasajero, que se difuminaría igual que apareció y cuando se encontró con que el cabreo puntual comenzaba a articularse en fuerzas políticas dispuestas a hacerse con el poder, como Podemos y otras en diversas autonomías, comprendió Rajoy la necesidad de hacer algo más. Pero como no ha asimilado el funcionamiento democrático, pretendió abordar la nueva situación al viejo estilo de desprecio a la inteligencia del electorado con la engañifa por delante pasando los buenos negocios de los poderosos por recuperación económica. De ahí que el ministro de Interior, Jorge Fernández Díaz, se apresurara a endurecer la legislación relacionada con la seguridad ciudadana para penalizar las protestas. Tenía su coña que justificara la nueva ley de seguridad al tiempo que hinchaba pecho al afirmar que España es uno de los países más seguros del mundo. Aunque, es verdad, sin especificar para quienes por lo que casi estoy por decir que son los zarandajos los que menos tienen que temer.

Aquel error de apreciación del 15-M y lo que vino después hizo que el PP pasara, en cuatro años, de la mayoría absoluta que obtuvo en 2011 a su actual situación. Tenía razón Aznar al advertir a su partido, huérfano de él mismo, que el electorado había enviado ya cinco avisos: en las elecciones europeas, en las andaluzas, las catalanas, las autonómicas y las generales de diciembre. El PP las ganó, desde luego, pero menos.

En fin, que allá se las compongan. Porque la verdad es que tampoco en los intentos de llegar a entendimientos se han lucido los otros partidos. No me convence Pedro Sánchez, pero ha comprendido lo desastroso que sería para el PSOE liarse con Rajoy y el PP y busca plantarse en La Moncloa con otros aliados. A su actitud inicial de no llegar a acuerdos con quienes no adoptaran una actitud tajante con “quienes quieren romper España”, como decían los franquistas, siguió el barrunto de arreglo con Pablo Iglesias que, a su vez, ha aflojado su exigencia de crear ni sé cuantos grupos parlamentarios; aparte de rebajar la exigencia sine qua non del referéndum catalán a la condición de aplazable hasta mejor momento.

Parece que mientras Rajoy ve alejarse su investidura y quizá calcule que le favorecería la repetición de elecciones en unos meses, Pedro Sánchez acaricia la posibilidad de llegar a La Moncloa apoyándose en las formaciones de izquierdas y nacionalistas. Su problema es que maldita gracia le han hecho sus iniciativas a varios destacados barones y baronas socialistas. Es posible que a los que no “entienden” la política de Sánchez, como enfatizó Fernández Vara, les repugne que los manejos de Sánchez incluyan partidos independentistas; también les moverán las ganas de desplazar a su secretario general que se les escaparía si se sale con la suya de plantarle cara a Rajoy y llegar a La Moncloa. Pero son asuntos de personas mayores en las que no entro porque, total, para qué. Lo que en verdad resulta lamentable es que esos barones socialistas prefieran un apaño con Rajoy y cuanto tiene detrás y olviden que, después de todo, las opciones independentistas son legales mientras no se salgan de la legalidad democrática. O sea: es contraproducente en democracia tratarlos como a apestados pues tienen la doble libertad de pensamiento y de trabajar para lograr su ideal. Y tampoco pueden dejar de analizar críticamente los errores del Gobierno ahora en funciones y su partido en los últimos cinco o seis años que han encochinado a los catalanes de tal modo que en poco más de un lustro se han volcado a apoyar a los independentistas incluso gentes que no lo son. En un lustro han pasado de una posición testimonial a ser una fuerza que pesa lo suyo en Cataluña. Harían bien en pensarse las cosas. A mi entender tiene razón Sánchez para decir ahora que es preciso tender puentes de entendimiento con los independentistas.

Todo esto implica reconocer el derecho de los independentistas a defender y trabajar por sus ideas con la única limitación de hacerlo de acuerdo con la legalidad no menos democrática de la que quieren separarse. Y ya que se cita con frecuencia los casos de Escocia y de Quebec, no viene mal insistir en que los québécois (“quebecuás” para los amigos) aceptan las normas canadienses que exigen en los referéndums absoluto respeto de sus leyes hasta que concluya el proceso, es decir, hasta que se celebre el referéndum; y si el electorado opta por la separación, se prevén negociaciones para establecer las condiciones en que se hará efectiva. El Reino Unido funciona por el estilo y sólo al que asó la manteca se le ocurre situar entre los que “quieren romper” Canadá o el Reino Unido, como diría la derechona española, a quienes autorizaron los correspondientes referéndums de Québec y Escocia. En Québec, concretamente, tienen mayor experiencia en la materia: en mayo de 1980 se celebró uno en el que los independentistas obtuvieron el 40% de los votos. En noviembre de 1995 se celebró un segundo en que alcanzaron el 49% pero, a partir de entonces, el secesionismo comenzó a perder peso y aunque en ocasiones se ha hablado de un tercero, no parece que ande cerca. Una encuesta de octubre de 2012 arrojó que el 83% de los ocho millones de quebecuás considera ventajoso ser parte de Canadá en tiempo de crisis; el 66% ve en el separatismo un asunto del pasado y para el 67% resulta utópico el sueño independentista. Lo que no quita que Québec sea considerada “una nación dentro de Canadá”; por su idioma, su cultura y sus instituciones. Es la distancia que hay entre una democracia de calidad y lo que aquí padecemos entre una derecha cavernaria y una izquierda de pena. Todo muy a juego con el país, desde luego. Ni qué decir tiene que en los dos referéndums de Québec y en el escocés votaron solo las poblaciones directamente afectados, escoceses y quebecuás. Y ni en Canadá ni en el Reino Unido se toleraría que sus primeros ministros se negaran a hablar con los dirigentes secesionistas mientras que en España nadie le ha criticado a Rajoy como debiera su reconocimiento público de que ni siquiera ha hablado con el nuevo presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont. Tampoco estuvo muy atinado Felipe VI al no recibir a Carme Forcadell, presidenta del Parlament catalán a la que correspondieron los separatistas no participando en la ronda del monarca entre los partidos para proponer la persona del candidato que optará a la investidura presidencial. Aunque no sé si con estas audiencias ocurre como con los viajes oficiales del rey, que los marca el Gobierno.

Y en Canarias con estos pelos

No parece que en las negociaciones para la investidura se hayan ocupado los partidos de abordar las cuestiones apuntadas en el informe de Oxfam Intermon y otras que dejo para mejor ocasión; no voy a gastar ya todos los cartuchos cuando quedan tantas semanas por delante. Tiempo habrá de volver sobre estos asuntos. De vuelta en Canarias habrán visto al sin embargo ministro predicando que sale investido Rajoy o nos vamos a hacer puñetas. En lo que alguien ha deslizado, sin duda por boca inocente, pues ya saben como es este hombre, que a Soria se le menciona entre los presidenciables si Rajoy coge puerta. Mucho hablan de eso pero muy poco, nada, de cuestiones del mayor interés en unas islas amenazadas con que el paro estructural se enquiste definitivamente por encima del 10%, porcentaje que nunca ha logrado reducir gobierno alguno. Frente a esto, en lo que tiene que ver bastante la tradicional insolidaridad empresarial con la tierra, sale ahora el PP con una “agenda de reformas” que comprende asuntos como la lucha contra el fracaso escolar; la reactivación del III Plan de Salud (debieron haber dos anteriores, digo yo); el establecimiento de una red de centros bilingües que nada tienen que ver, aclaro, con la mítica Pepita apodada eso, la bilingüe, ni tampoco con la piedra rosetta del alfabeto aborigen que acaban de encontrar en Fuerteventura; la nueva ley de servicios sociales y el fomento del empleo femenino, joven y rural de modo que hay que ser mujer, joven y más del campo que las amapolas para acogerse para que lo fomenten a uno.

Con todo, la perra gorda del primer premio es para las senadoras del PP, Carmen Hernández Bento y Mercedes Roldós y el no menos senador Borja Benítez de Lugo. Los tres consideran “inadmisible”, oye, y “un fraude a sus votantes” que Pedro Sánchez le haya cedido escaños a Esquerra Republicana y Democracia y Libertad para formar grupo propio en el Senado. Según las mentadas y el mentado, echarle una mano a separatistas confesos “perjudica a los intereses del Archipiélago”. Me pregunté de qué forma se sustanciaría semejante perjuicio, lo que aclaró Roldós: “A los canarios nos va mucho en la defensa de la Constitución y de la unidad de España”, dijo antes de revelar al universo mundo que la deferencia de Pedro Sánchez no tuvo en cuenta que beneficiaba a dos partidos que tienen “una clara voluntad de romper con el Estado español”. Y me pregunto quien no acaba por tenerla cuando esta gente acabe de llenarle la buchaca. Por lo visto, insisto, siguen sin entender que los secesionistas tienen derecho a serlo y a trabajar por conseguir su objetivo y que lo antidemocrático es, precisamente, negarles el pan, la sal y la presencia en las instituciones representativas.

En el epígrafe anterior me referí al caso de Québec donde precisamente la práctica democrática y la adopción de medidas y contactos frecuentes, además de una autonomía política de verdad, han ido desarmando el secesionismo. El idioma, la cultura, las instituciones propias, la historia y demás son factores de diferenciación aunque juegan un papel menos determinante del separatismo actual de lo que se cree.

Ence y la biomasa

Energía&Celulosa (Ence) es la empresa (española, por supuesto) que trata de montarnos una central incineradora de biomasa. Primero fue la intentona del gas, luego vinieron las prospecciones de Repsol y es ahora la Ence la que se propone generar energía eléctrica a base de quemar todo cuanto sea susceptible de arder incluida nuestra paciencia con el respaldo, bonito fuera, del Ministerio de Industria, qué casualidad, con unas primas un 70% más de las que recibe la eólica.

Me estaba yo preguntando qué habremos hecho los canarios para que nos vengan arriba, vía Ministerio de Industria, estos embolados mientras se da de lado o poco menos a las energías verdaderamente limpias -la eólica, la solar, la mareomotriz, etcétera- para las que están las islas tan bien dotadas que ya no puede decirse que carezcan de recursos energéticos. Pero, a lo que iba: me preguntaba que le habremos hecho a esta gente tan molesta cuando Carlos Sosa vino a aclararlo: Ence es de las empresas que se mueven en el entorno del PP y a la que da una de las puertas giratorias del Gobierno. Acabáramos, que decía mi abuelo: es de las que tienen acceso al BOE.

La cuestión se ha planteado porque la incineración resulta peligrosa para la salud de quienes respiren aire cargado de las partículas que emite la incineración. Es cierto, desde luego, que contamina menos que el petróleo, como la propia empresa explica en su página web, dando a entender que los indígenas preferimos el petróleo de ignorantes que somos; como lo fuimos en el caso de Repsol. Aunque no lo seamos tanto para que se nos pase por alto que al informar del rechazo al proyecto no menciona Ence que se trata de una decisión del Gobierno canario por suponer un riesgo para la salud ciudadana; o que se limita a comparar las centrales de petróleo con la que quería instalar en el Puerto de La Luz.

En el primer caso, ocultar que la decisión que tanto les ha contrariado es del Gobierno canario, pudiera deberse al deseo de no entorpecer la conversación que mantuvieron en Fitur Fernando Clavijo y Soria, según cuenta Carlos Sosa. En el segundo, se comprende que no mencionara la razón del rechazo porque tampoco es cosa de alertar a la gente de otros lugares de los efectos sobre la salud de la quema. Y todavía podría añadirse un tercero ya aludido: crear el equívoco de que “renovable” es lo mismo que “no contaminante”; porque contaminar, contamina. Sea lo que sea, la negativa del Gobierno a darle luz verde al proyecto no ha sido, imagino, del agrado del muy ministro. Y no sé yo si la amenaza de Ence de buscar otro lugar de la isla donde instalar su planta no la habrá inducido el propio Soria que tanto nos quiere. Lo que no quita que haya un releje de chulería carpetovetónica que incurre en la temeridad de no tener en cuenta nuestra condición de únicos indígenas ultramarinos, como el cacao, que le quedan al imperio dado que las cabras de Perejil no cuentan pues no son cristianas, es fama.

Como ya andan los enterados de la caja del agua con que la UE clasifica a la energía de biomasa entre las renovables, lo que es cierto, conviene insistir en que “renovable” no equivale a “no contaminante” sino a no fósil, como el petróleo y el gas; en que una cosa es una cosa y otra cosa son dos cosas; en que no entiendo la resistencia del Gobierno de la metrópoli en apoyar de verdad el desarrollo de las energías limpias de verdad; en que si les digo la verdad, lo de que no lo entiendo es una forma de hablar ya que se entiende perfectamente.

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