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La precampaña de la campaña (Electoral, por supuesto)

De iquierda a derecha, Salvador Alba, Miguel Ángel Ramírez y Evangelina Ríos. Detrás Jose Manuel Soria.

José A. Alemán

Las Palmas de Gran Canaria —

El domingo 3 de abril La Provincia se descolgó con cinco páginas, cinco, como anuncian los espectáculos circenses, que reproducían la declaración del empresario Miguel Ángel Ramírez, presidente de la UD, ante el juez Salvador Alba y la fiscal Eva Ríos. Un espacio sólo superado por la lista completa de los participantes en el gran maratón ciudadano del que, aprovecho para protestar, omitieron mi nombre a pesar de que pasé por allí. Pero a lo que iba: como los domingos son los días, al menos lo eran en mis tiempos, de publicación de reportajes, de primicias interesantes y de las entrevistas de mayor enjundia debo colegir una especial valoración de los responsables del periódico de esta monumental “exclusiva” judicial. “Grandes empresarios prestaron dinero a la pareja de la juez Rosell”, que resulta ser Carlos Sosa, director de Canarias Ahora, rezaba la llamada de primera página; a la que se añadió el lunes 4 la noticia de un “nuevo altercado” de Rosell en el aeropuerto de Gando, con otra llamada en primera, seguida el martes y el miércoles de nuevas entregas del mismo asunto como si fuera la noticia del año. Como cierro esta colaboración precisamente los miércoles, no sé si se le añadieron nuevos capítulos el resto de la semana por lo que no sabría decirles si ha logrado ya igualar el espacio que ocupara en su día la muerte de Franco.

No ignoro que cada maestrillo tiene su librillo y les aseguro que en el mío esta información la habría resuelto una página, no las cinco del domingo, más las añadidas en las ediciones posteriores mencionadas y lo que te rondaré. Demasiado sospechoso y reñido con los criterios profesionales de cualquier periodista medio, lo que me lleva a la conclusión de que han primado en el tratamiento informativo del asunto no sé si los intereses de la empresa, que no acabo de verlos, o si es que se le fue la mano a alguno de sus ejecutivos de última generación poco familiarizados y nada respetuosos con los indígenas de las islas; algo frecuente que no descarta la presencia de algún lustrabotas, que dicen los peruanos. No puedo saberlo ya que por más que viviera en La Provincia no pocos de mis mejores años, no reconozco al periódico que fue. Dicho sea sin la menor añoranza: ya advirtió Heráclito que todo fluye, que todo pasa y nunca volveremos a bañarnos en el mismo río.

Aplicar el librillo

Hay que mirar el asunto con el librillo que cada cual maneje. Así, de la publicación comentada me llaman la atención algunos descuidos significativos. El más evidente: el afán de cargar la mochila de Victoria Rosell de la que se dice en uno de los sumarios, en tono cuasi reprobatorio por su osadía, que solicitó al Juzgado copia de la declaración de Miguel Ángel Ramírez a pesar de no ser, dice el periódico, parte personada en el procedimiento. Debo deducir que no se accedió a su pretensión lo que sorprende tanto más cuando Rosell y Sosa fueron el objeto principal del interrogatorio de Alba y Ríos a Ramírez. Estaban más por la labor de empapelar a la pareja que otra cosa. Aunque la mayor sorpresa fue que el propio periódico, tras explicar porqué no se le entregó a Rosell la copia solicitada, ofrecía el documento íntegro en páginas interiores, las cinco dominicales a que hice referencia.

La pregunta se impone por sí sola: ¿acaso era La Provincia parte personada en el procedimiento? Si no lo era ¿cómo es posible que dispusiera del interrogatorio tan celosamente guardado a los efectos de la persona contra la que se dirigieron las preguntas? A lo mejor el Juzgado decidió lo de café para todos y realmente accedió a la petición de la juez excedente por lo que me pregunto, si es así ¿por qué La Provincia plantea la solicitud de la juez excedente como si fuera una petición fuera de lo razonable y del alcance de su legítimo derecho a defenderse?

Conste que me parece muy bien que los periódicos publiquen cuanto se les venga a la mano si lo consideran de interés público general. Nada que objetar por ese lado, pero convendrán conmigo que en este caso se dan circunstancias determinantes de la intensidad y prolongación del tratamiento informativo durante varios días que le coloca a cualquiera la mosca detrás de la oreja. Lo que, por otro lado, refuerza mi primera impresión de que primaron los intereses empresariales o las decisiones de sus ejecutivos sobre las valoraciones estrictamente periodísticas. Los periodistas pintan cada vez menos en los medios convertidos hoy en juguetes financieros.

Sería interesante saber, por más que la sospechemos, cual fue la parte que consiguió la copia de las declaraciones de Ramírez y las hizo llegar a La Provincia, acción que, completada con la publicación en el periódico, nos lleva a situarlo todo en el contexto político del momento.

Cuestiones a reflexionar

Se me ocurren una serie de puntos sobre los que reflexionar para dar con el trasfondo y el sentido de las informaciones. Me fijaría en los siguientes extremos, que numero para evitar irme por las ramas:

  1. Diría que la parte primera de la primera parte es, cómo no, José Manuel Soria y su entorno con tropezones fachas, dicho sea a efectos descriptivos. Como ha comentado el sin embargo ministro y da por descontado el PP, habrá anticipo electoral y pudiera ocurrir que a Victoria Rosell se le ocurra volver a presentarse y sería mucho demasiado, como dicen los isleños, que vuelva a salir. Es una voz en el Congreso que inquieta más por razón de negocios que ideológicos pues en este campo no saben diferenciar nadita. No es casualidad que al tiempo que ponen en la picota a Rosell le sacudan también malamente a Antonio Morales, presidente del Cabildo que, por cierto, como alcalde de Agüimes le ganó en su día a Soria unas cuantas manos. Su apuesta por la protección del medio natural puede fastidiar los negocios, ahora que por fin disponen de un presidente comprensivo. Completan el cuadro las buenas relaciones que de forma ostensible y al decir de quienes saben mantienen Soria y los ejecutivos de Prensa Canaria enviados a las islas por Prensa Ibérica, su casa matriz. Quizá sea el momento de insistir en que Soria ha desplegado su toxicidad política en el que juega un papel su abuso de la mentira y la forma en que le ríen la gracia los paniaguados y los que tienen algo que ganar. Una mentira soriana reciente fue el reproche precisamente a Rosell por no cumplir la promesa de renunciar a su aforamiento como diputada. Rosell le dijo mentiroso, que ella nunca ha prometido tal cosa ya que está aforada por razones profesionales desde que comenzó a ejercer de juez. No es la primera “plancha” que se lleva.
  2. La segunda parte de la primera parte tiene que ver de nuevo con la referida toxicidad soriana. Si en los medios informativos esta ha sido evidente desde que inició su carrera política, ahora la ha extendido a los medios judiciales. Ha interpuesto el hombre tantas querellas para dirimir asuntos políticos personales que ya hasta trata de tú a más de un magistrado, de acuerdo con los principios universales de que es el roce quien hace el cariño y los animalitos se conocen. Si mal no recuerdo, hay una sentencia en que le afean utilizar los tribunales para dirimir asuntos políticos y odios anexos. Aunque en los medios judiciales, ha sido más listo y si a los periodistas se ha impuesto por arriba, recurriendo a los empresarios para provocar despidos, lo que no le ha hecho muy popular en el gremio, con la gente de su partido en Madrid y con la Justicia ha buscado más la coincidencia de intereses. Como pepero, siempre le bendecirán en Génova (y en Ferraz, no nos engañemos) cuanta caña le dé a Victoria Rosell por cuanto, ya digo, es diputada de Podemos y cobra, como sabe todo el mundo, en bolívares, moneda que no aceptan en Panamá porque todavía hay clases. A Clavijo no le viene mal que tenga enfilado a Antonio Morales. Y le viene bien, al muy ministro, pues, que el juez Salvador Alba no pueda ver ni en pintura a Rosell, por razones ideológicas y profesionales; que lo mismo ocurra con la fiscal Eva Ríos cuya enemistad con la ahora diputada es manifiesta y corruta. Ha aprovechado las bajas pasiones ajenas para satisfacer las suyas y como de por medio anda Carlos Sosa, ha cerrado el frente de doloridos en el que figura el fiscal García Panasco herido por el periódico por vía de gananciales.
  3. Me importa aclarar que toda esta trama no es ninguna conspiranoia. Son reacciones y coincidencias naturales de intereses profesionales, económicos, caciquiles, de ejercicio autoritario del poder (táchese lo que no proceda); diría, por hacer un símil, que no hay conspiranoia alguna en quienes coinciden en el Estadio para jalear a su equipo y hasta aplauden al jugador que lesionó al rival más peligroso en el área.

Ya puesto en plan especuloso diréles que si cada maestrillo tiene su librillo, como les tengo dicho, en esto de valorar una información no son menos variadas las actitudes de los lectores ante una información de las características de la que nos ocupa. Puede interesarle lo de Rosell y Carlos Sosa a un pequeño núcleo de personas afines o enemigas suyas; a los pocos que se interesan por la política y los políticos entre los que brilla el muy ministro más partidario de la amenaza y la imposición, según dicen ex peperos; los que se han ido y los que permanecen en stand by a la espera de que se vaya él. Como me dijo uno de los suyos, Soria es un abusador. Que es de lo peor que se puede ser.Y luego está la legión de lectores a la que no interesa nada en absoluto y sólo se quedan en casos como éste con el considerable espacio (páginas y más páginas, cual es el caso) que ocupa, algún que otro titular y los rostros de los protagonistas. Son estos compradores de periódicos, que no lectores los que interesan a los muñidores de este tipo de campañas que son los prolegómenos de la batalla electoral que se avecina si no se produce un milagro. Piénsenlo en estos días mientras aguardamos por lo de Panamá que Carlos Sosa nos tiene prometido. No digan luego que no les avisamos.

  1. Otra cuestión a considerar es el pago con publicidad a las empresas que prestan servicios a medios informativos. Esta práctica ha salido a relucir en el interrogatorio de Ramírez y me gustaría hacerle algún comentario. No es, qué quieren, forma de pago que me guste y hasta me han llamado “purista” por criticarla; unas veces con cariño y otras con el añadido del epíteto “estúpido”; lo que me permite aclarar que el palabro, “epíteto” mismamente, viene del griego epítheton=puesto de más, añadido; que sobra, vaya. Los puristas son bastante coñazo pero no tan estúpidos que no les sorprenda que sea La Provincia, precisamente, la que presente semejante práctica con un halo reprobatorio. No se dice expresamente que está feo pero sí que se deja caer.
  2. Podría desarrollar toda una teoría, pero tengo el día flojón y una hernia que me trae por la calle de la amargura y con una lista de espera por delante de por lo menos seis meses por lo que acabaré en la privada. Me limitaré a recordar un par de cosas: a) El pago en especie es legal, de eso se trata; y b) Durante toda mi vida profesional he visto a los medios (Prensa, Radio, TV) pagar servicios como el de limpieza y en algunos casos equipos y hasta coches para el desplazamiento de los redactores mediante inserciones publicitarias. Y no sólo esto sino que también afectan al patrocinio de vajillas, sartenes, fascículos coleccionables, medallitas de la virgen y qué sé yo. Hubo empresas con actividades muy sensibles como el suministro eléctrico, que se valían de esa línea de relaciones para que el periódico no las castigara. No estará mal debatir estos asuntos ya que tanto se habla de transparencia.
  3. Es evidente que en este asunto estoy del lado de Victoria Rosell y Carlos Sosa. Las referencias de la primera fueron siempre excelentes cuando ni siquiera la conocía ni tenía aún nada que ver con Carlos Sosa. Era una valoración muy favorable de profesionales del Derecho y no tengo motivo alguno para cambiar de opinión y mucho menos al saber de donde vienen los tiros. En cuanto a Carlos, qué quieren que les diga. Aunque nada tengo que ver con el día a día de Canarias Ahora, no he estado tan alejado como para no saber de sus esfuerzos por mantener la cabecera en la red; a pesar de que Soria juró que acabaría con el periódico, lo que intentó por todos los medios. Confieso que yo no sería capaz de meterme en semejante fregado.No es menos cierto que, por temor a las represalias de Soria, empresarios hay que han apoyado al periódico callada la boca porque no ignoraban a qué se exponían; por no hablar de gente de su entorno a la que prohibió dejarse entrevistas en Canarias Ahora. Incluso sé de alguien cercano que hizo un trabajo para el Cabildo gracias a que el funcionario responsable le ocultó su identidad a Soria, entonces presidente de la corporación insular: se divirtió mucho mi hombre oyendo al mismo Soria alabar el trabajo en el acto de su presentación creyendo que lo había hecho alguien de dentro. En fin, para qué contarles. Como mucho les diré que las aportaciones empresariales (no se da el nombre de las empresas concernidas que la democracia en las islas todavía no llega a tanto) son anteriores a que Carlos Sosa se hiciera cargo, como propietario, del periódico: fue la única fórmula, insisto, que encontró para impedir el cierre debido a la persecución de Soria. La Provincia, por razones que todavía ignoro pero barrunto, ha dado el pistoletazo de salida a la campaña pepera de cara al posible adelanto de las elecciones. Trata Soria de anular las posibilidades de Rosell y desde luego quitar de en medio al único periódico que le ha plantado cara siempre, lo que es, como ya hemos experimentado, vivir peligrosamente y con la maleta preparada porque si este hombre se sale con la suya, más de cuatro tendrán que coger puerta.

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