Son una reliquia. Quedan pocas, como esta que todavía existe –y funciona- en Las Hayas, Valle Gran Rey. Son testigo de las comunicaciones de antes. Las viejas cabinas telefónicas con las que convivimos cuando éramos pequeños hoy apenas subsisten en zonas muy concretas de la Isla. Ahora usamos el teléfono móvil. Estamos localizados y casi geolocalizados al instante. Antes no. Utilizábamos bien el teléfono fijo de nuestra casa o bien estas cabinas. Pero no sólo para llamar. Incluso las más “modernas” permitían enviar mensajes de texto. Hoy usamos el whatsapp, esta aplicación que nos mantiene en vilo las 24 horas y que incluso, para algunos, sirve hasta de control horario. Una locura, vamos. Pero ahí están estas reliquias. Siguen cumpliendo su uso aunque no las usemos. Están como inertes, pero vivas. Funcionan. Echas la moneda, marcas y suena. Nostalgia, quizá. Una comunicación con sabor añejo. (904 caracteres).