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“Mi escultura a la tragedia de El Llanito es un mensaje de fuerza y esperanza”

En la imagen, Pegé junto a su escultura ubicada en el Cruce de El Molino. Foto: LUZ RODRÍGUEZ

Esther R. Medina

Breña Alta —

Es una artista vital, curtida, con una fuerza arrolladora, que no quiere oír hablar de dramas. Pilar Gutiérrez Salamanca, Pegé, es la autora de la escultura que se ha inaugurado este lunes en el nuevo Cruce del Molino, en La Grama, en Breña Alta, una pieza encargada por el Cabildo para rendir homenaje a las 22 personas que fallecieron el 16 de enero de 1957 en El Llanito cuando se produjo el desbordamiento del barranco de Aduares a causa de unas lluvias torrenciales. La obra también es un reconocimiento a los damnificados de esta tragedia y a todas las personas que ofrecieron asilo y alimento. Se reconoce así “el carácter del breñusco, entregado y solidario, ante la pérdida de vidas, inmuebles, incertidumbre ante el futuro y una grandísima angustia”, según se recoge en el dosier elaborado por el Cabildo.

Pero Pegé, en su escultura, que ha denominado ‘Los ochenta’, no ha querido reflejar el desgarro y la desolación que produjo la riada de El Llanito. Al contrario. “Es una obra muy versada, poética, dedicada a la esperanza, no al drama”, ha precisado a LA PALMA AHORA. “Cuando se muere un ser querido esperas que algo de él se quede y de ahí la paloma, que es el espíritu que se te desprende y que perdura entre nosotros”, explica.

El título de ‘Los ochenta’ es simbólico, como la escultura. “El ocho es un número infinito y el cero es un círculo cerrado, es el ciclo en el que naces y mueres, naces y mueres… Transmite el desprendimiento natural que supone la pérdida de la vida, de la materia y la energía”. La pieza, de madera de eucalipto blanco, representa “el abandono del espíritu y las roturas de las cadenas que nos atan a la tierra”, detalla.

La obra escultórica se compone de “dos manos; una, la mecánica, agujereada, que se quedará para seguir trabajando; la otra, la orgánica, la que se va dejando escapar de sus anillas a la paloma y al pie, y la cadena con algunos de sus eslabones rotos”. En la parte trasera, entre las dos manos, casi oculto, aparece un barco con el que la artista quiere dejar constancia de que “la vida, a veces, te hace naufragar”.

‘Los ochenta’, aclara Pegé, “a pesar de ser un reconocimiento a un drama que afectó trágicamente a la Villa de Breña Alta, no quiere evocar ningún sufrimiento ni mostrar una imagen descarnada; pretende, desde la distancia curtida, trasladar un homenaje a las familias sobrevivientes por su valor, grandeza y superación, y, por supuesto, a todos aquellos que humana y solidariamente acompañaron, dieron cobijo y alimento, con una obra versada que no trata de otra cosa sino de las esperanzas con las que podemos superar todos los días”.

La obra está realizada con eucalipto blanco, “una madera durita para trabajar”, reconoce Pegé, quien el mismo día en que le llevaron los troncos a su taller de La Concepción, se fracturó una muñeca y la nariz. “Estaba preparando la llegada de los árboles en el almacén y me caí, así que ha sido una escultura que me ha costado muchísimo trabajo, y con la que tuve que superarme físicamente, porque estaba destrozada”, asegura. De los tres árboles que se cortaron, uno se desechó por su deterioro. Pegé, una mujer enérgica de cuerpo atlético, se enfrentó a volúmenes de madera de 5 y 6 metros de longitud y 4 y 5 toneladas de peso.

La autora se documentó en la hemeroteca de la Sociedad Cosmológica de Santa Cruz de La Palma sobre el desbordamiento del barranco de Aduares. En concreto, consultó los versos ‘La tragedia de El Llanito’, escritos por Juan Hernández Morera, damnificado por la riada, que han sido aportados por el cronista oficial de Santa Cruz de La Palma, Manuel Poggio, y otras crónicas particulares.

Pegé se ha desprendido ya de ‘Los ochenta’ y está inmersa en nuevos proyectos artísticos que cincela con absoluta entrega en un antiguo almacén de La Concepción, convertido en estudio. Su mirada siempre está cargada de optimismo. “Dramas, ninguno; todas mis esculturas públicas tienen un mensaje de fuerza y esperanza”.

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