El telón de mi pluma recibe a Okiman

Okiman realizando uno de sus graffitis.

Sandra Lorenzo

Santa Cruz de La Palma —

Probablemente si tuviera el talento de Okiman, estaría en estos momentos haciendo un graffiti en cualquier rincón, expresando mi forma de ver, sentir el momento actual que vivimos, esos tiempos convulsos, donde la sociedad se ha convertido en el lugar donde la empatía -y esto esa título personal- brilla por su ausencia.

Dentro de ese macromundo que en ocasiones tampoco entiendo, el de las redes sociales, he encontrado lo que defino como una persona interesante, cuyo nombre artístico es Okiman y juntos a través de la distancia y en ese recorrido, que he realizado por su mapa de trabajos, en la isla canaria de La Palma, hemos desarrollado esta entrevista tan intimista como si de un Chester se tratara, un Chester lleno de color y sprays…

-¿Quién es Okiman?

-“Es un bilbaíno que llega a La Palma en 2014 por cosas del amor”.

Y es que como titula la directora palmera Mercedes Afonso una de sus películas, El amor se mueve, el amor ubica a este artista en nuestra isla bonita, una de esas casualidades de vida, de la que debemos sentirnos agradecidos, que el talento llegue para quedarse y así sumar a nuestra cuna de artistas, para esa unificación de criterios del arte en estado puro.

Su nombre artístico es Okiman, Okis, Okire, así podremos ubicar a partir de hoy a este mago del spray.

-Tus inicios como ilustrador, dibujante, graffitero… ¿A qué edad comenzaste?

-“Mis inicios como graffitero…Como casi todos los chiquillos que empiezan pintando las paredes, con rotuladores, con pinturas, que al principio ni siquiera sabes que es el graffiti, simplemente te gusta poner tu nombre, porque es básicamente, como un instinto, algo innato, que tenemos las personas, los niños…

A partir del 2001 cogí el spray y comienzo a probar lo que era el graffiti, más real, pintando en sitios ilegales y cosas así, es cuando empecé a disfrutar del graffiti de verdad y hasta el día de hoy, sigo disfrutando y viviendo de él.

-¿Hobbie o profesión?¿Ambas cosas?

-“Comenzó siendo un hobbie, lo hacía con bastante dedicación y dosis de cariño, acabó convirtiéndose en mi trabajo, una forma de vivir, sentir, de expresarme…”

Para Okiman el graffiti parece su corazón, su bandera, su pasión… Cita textual: “Sin graffiti habría cosas que no tendrían ni sentido”.

-¿Graffiti, muralismo, street art?

-“Es un poco la libertad que tiene cada uno para expresar…

Graffiti ha sido siempre algo más ilegal, más de pintar en sitios, donde no se puede, incumpliendo las normas y las leyes, para que no te cojan.

El muralismo es un trabajo, donde no sólo media el artista, sino la institución, o quien paga, quien le da permiso…

-El street art, lo más moderno, lo mejor visto, más artisteo

Lo demás es más amor a lo ilegal…“

-¿Algún mentor?

-“Con los que he ido aprendiendo han sido con los amigos de siempre, con los de toda la vida, nos íbamos ayudando y aprendiendo mutuamente. Era un poco la forma que teníamos de hacer las cosas antes de la llegada de internet”.

-¿Exposiciones en salas?

-He hecho dos exposiciones en la sala O’ Daly (Santa Cruz de La Palma), una el año pasado y otra hace cuatro años, que fueron visitadas por muchas personas y con gran aceptación. Lo más normal es que se hagan bodegones u otro estilo más clásico del arte, era una exposición muy diferente a las que había hecho. Lo mío era… sin saber si iba a salir bien, un poco más raro…“

Okiman ha ubicado sus trabajos en muchos sitios, desde barrancos como él cita “dejados de la mano de dios”, pero siempre desde el respeto de no molestar a nadie, ha realizado muchos trabajos en su tierra natal, Bilbao, gran parte de la península, también en Alemania, Inglaterra, Holanda, llegando a los EEUU y dejando su arte en New York (en los condados de Brooklyn y el propio Bronx).

El graffiti, opina Okiman, era en un principio una manifestación social, querían tener el mismo protagonismo, que los que tuvieran dinero por ejemplo, para colocar rótulos de publicidad, había mucha gente que quería dejarse ver, escuchar…era una manera de poner un mensaje, una frase, un nombre, y luego con los años ha evolucionado y hoy en día hay graffiteros que exponen en grandes salas y con renombre.

A los que comienzan les aconseja que lo hagan con pasión, que disfruten, que no se metan en líos, que lo importante es que acaben siendo adultos con pasiones de niños.

Podría cerrar esta entrevista diciendo que he conocido a Okiman, que su nombre me hace recordar a un superhéroe del cine, que con su spray embellece lugares, que llegó desde Bilbao con amor, que ha dejado su arte en el mismísimo Bronx y que me ha encantado conocerle, que todo es posible con respeto y dedicación, que este artista llena los barrancos de color y que pronto nos sacaremos una foto en uno de esos trabajos, quien sabe si quizá me invite a coger un spray y cumpla el sueño de esta escritora de dejar mi firma en color, un sueño, que tengo desde pequeña, una adulta con pasión de niña…

Gracias Okiman.

Entrevista de Sandra Lorenzo para La Palma Ahora.

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