El GTC incorporará una óptica adaptativa que será esencial para el futuro megatelescopio de Chile

En la imagen, haz de láser proyectado desde la Estación Óptica Terrestre (OGS), en el Observatorio del Teide. Foto: Daniel López/IAC.

La Palma Ahora

Villa de Garafía —

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El Gran Telescopio Canarias (GTC), ubicado en El Roque de Los Muchachos, en las cumbres de Garafía, incorporará próximamente “una tecnología de vanguardia” en el campo de la ‘optica adaptativa’ que “será esencial” en el futuro Telescopio Extremadamente Grande (E-ELT) que, con un espejo segmentado de 39 metros de diámetro, construirá el Observatorio Europeo Austral (ESO) en el cerro Armazones, en el desierto de Atacama (Chile). La Palma, como se informó en su día, pugnó por albergar la citada megainfraestructura estelar, presupuestada en unos 1.000 millones de euros. Pero, finalmente, tras un exhaustivo y competitivo proceso de selección, el consejo científico del potente consorcio europeo de investigación del universo, eligió el citado enclave del país andino como observatorio de referencia.

El director general del Observatorio Europeo Austral, el astrónomo holandés Tim de Zeeuw, durante tres días, ha estado visitando tanto la sede del Instituto de Astrofísica de Canarias, en La Laguna, como los observatorios del Teide, en Tenerife, y de El Roque de Los Muchachos, en La Palma, señala el IAC en un comunicado. En el marco de esta visita, añade, “se ha firmado un acuerdo entre las dos instituciones para la realización de experimentos en el Observatorio del Teide relacionados con tecnología de vanguardia en el campo de la óptica adaptativa, una técnica que se incorporará próximamente al Gran Telescopio Canarias y que será esencial en el futuro telescopio de 39 metros (E-ELT) que el ESO construirá en Chile”.

El último día de su estancia, Tim de Zeeuw impartió un seminario al personal del IAC titulado ‘ESO: presente y futuro’ y mantuvo diversos encuentros con investigadores del IAC.

Estrellas guía láser

Uno de los mayores enemigos de los astrónomos es la turbulencia en la atmósfera terrestre, que hace que los objetos celestes aparezcan borrosos cuando son observados por telescopios situados en la Tierra, explica el IAC. “Para compensar este efecto, se usa la óptica adaptativa, gracias a la cual espejos deformables controlados por ordenador son ajustados cientos de veces por segundo para corregir la distorsión producida por la atmósfera en tiempo real”, subraya.

Los astrónomos usan estrellas brillantes cercanas al objeto que se quiere estudiar para medir el efecto de la turbulencia. “Desafortunadamente, el número de este tipo de estrellas que se ajustan a los requerimientos de la óptica adaptativa es muy bajo”. El problema se soluciona usando referencias artificiales, las llamadas ‘Estrellas guía láser’, detalla.

Las ‘estrellas guía’ se originan lanzando un potente rayo láser al cielo. El rayo crea un punto brillante debido a que “excita átomos de sodio presentes en la mesosfera, una capa de la atmósfera a unos 90 kilómetros de altura”. La luz que vuelve de estas referencias artificiales puede ser utilizada por la óptica adaptativa para medir el efecto de la turbulencia atmosférica, corregirlo y lograr imágenes astronómicas casi tan nítidas como si el telescopio estuviera en el espacio“.

La colaboración entre el IAC y el ESO tiene como principal objetivo la optimización de un sistema de ‘Estrellas guía láser desarrollado por el Observatorio Europeo Austral. “Las lecciones aprendidas, junto con la experiencia adquirida por el IAC durante más de diez años de trabajo en este campo, servirán para la posterior inclusión de esta tecnología en la óptica adaptativa del GTC. En particular, el proyecto, de 27 meses de duración, se centrará en determinar las mejores condiciones para generar un mayor retorno del flujo producido por estas ”estrellas artificiales“, prestando especial atención a la influencia del campo magnético terrestre sobre este retorno.

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