‘Ven’ desde La Palma la primera megatierra en la constelación del Dragón

Imagen artistica el sistema planetario Kepler­10, en la constelación del Dragón, a 560  años luz de la Tierra (V. Guido/TNG)

La Palma Ahora

Villa de Garafía —

La Palma, como atalaya sideral, gracias a los potentes instrumentos estelares emplazados en El Roque de Los Muchachos, sigue realizando avistamientos espectaculares en la inmensidad de la bóveda celeste.

El espectrógrafo de alta precisión HARPS-N, instalado en el Telescopio Nazionale Galileo (TNG) del Instituto Nacional de Astrofísica de Italia, situado en el observatorio de El Roque de Los Muchachos, en las cumbres de Garafía, ha permitido a un consorcio científico formado por Italia, EEUU, Reino Unido y Suiza encontrar fuera del sistema solar al “primer” megaplaneta parecido a la Tierra “en relación” a su composición, pero con una masa 17 veces más grande, ha informado la Fundación Galileo Galilei-Instituto Nacional de Astrofísica (INAF) de Italia. Esta ‘captura’ no es la primera, aunque la realizada en 2013 era de menor tamaño.

El potente buscador de planetas HARPS-N (High Accuracy Radial Velocity Planet Searcher North, en inglés) viene operando en el TNG desde hace poco más dos años. El citado mega planeta gemelo al globo terráqueo, bautizado con el nombre Kepler-10c, orbita la estrella Kepler­10, en la constelación del Dragón, a 560 años luz de la Tierra.

El planeta Kepler­10c, detallan los responsables del TNG, ha sido descubierto por el satélite Kepler de la NASA“ y se ha establecido que su tamaño es 2,3 veces el de la Tierra. Sin embargo, ”solamente gracias al largo trabajo de observación del equipo que utiliza el espectrógrafo HARPS­N, los astrónomos han podido determinar su masa y averiguar que Kepler­10c es un planeta que, al igual que la Tierra, está compuesto de hierro y rocas“, subraya la Fundación Galileo Galilei- INAF, en un comunicado.

El líder de este descubrimiento, Xavier Dumusque (CFA, EEUU), ha comentado que “el resultado” del hallazgo “ha sido una sorpresa también para nosotros”. En realidad, dijo, “con las teorías actuales esperábamos que un planeta del tamaño de Kepler­10c no estuviera compuesto de rocas sino que fuera más parecido a los planetas helados como Neptuno. Este resultado es muy importante porque amplía la posibilidad de encontrar planetas en las zonas habitables de los sistemas planetarios”.

Kepler­10c necesita 45 días para cumplir una órbita alrededor de su estrella de “tipo solar” pero “mucho más vieja: 11.000 millones de años de edad” frente a los 4,5 mil millones de “nuestro sistema solar”.

El descubrimiento de un planeta “tan denso dentro de un sistema planetario de 11.000 millones de años tiene importantes consecuencias también en nuestra visión del universo primordial”, se resalta en el comunicado de Fundación Galileo Galilei- INAF. “Si un planeta de rocas como Kepler­10c se ha podido formar cuando el universo solo tenía tres mil millones de años, esto significa que en esa época las estrellas de primera generación ya habían formado y difundido en el espacio elementos pesados”.

Añade que “este es otro dato a favor de la posibilidad de encontrar planetas gemelos a la Tierra ya que, según hemos visto, planetas de este tipo pueden crearse también en una época de vida del universo en la cual la concentración de metales era muy baja”.

El director del TNG, Emilio Molinari, señala que “estamos muy satisfechos de las prestaciones” del HARPS-­N y asegura que el sofisticado instrumento “pone a Italia en primera línea en la investigación de los planetas extrasolares”.

Este espectrógrafo, declara por su parte Paolo Vettolani, director científico de INAF, “registra más de 20.000 imágenes científicas cada año y ha cambiado la filosofía de funcionamiento de todo el observatorio. Felicito al team que ha obtenido este resultado que ha sido posible gracias a la inversión que INAF ha hecho en el campo de la investigación de los planetas extrasolares, en términos de recursos instrumentales y de personal”, subraya.

El sistema planetario de la estrella Kepler­10 está formado por la repetida ‘mega tierra’ (el planeta 10c) y un planeta de lava de tres masas terrestres que orbita alrededor de su estrella en solo 20 horas.

Alessandro Sozzetti, miembro del equipo que ha medido la masa de Kepler­10c acentúa: “Una vez más, el uso de instrumentos de tecnología muy avanzada abre a la ciencia más posibilidades de aquellas que se están buscando, y en esta investigación el TNG, con el HARPS ­N, está en perfecta simbiosis con el satélite Kepler”. “Aunque Kepler esté ahora en parte desactivado”, alega, “su segunda investigación, denominada K2, y aún más, la llegada de los satélites TESS, Cheops y PLATO en los cuales Italia e INAF están involucrados, harán que el cazador de planetas en La Palma tenga trabajo para mucho tiempo”.

El Telescopio Nazionale Galileo (TNG) tiene un espejo primario de 3,58 metros de diámetro. Está administrado y operado por la Fundación Galileo Galilei–INAF.

El HARPS-­N es la copia en el hemisferio norte del “exitoso instrumento HARPS” que viene funcionando desde 2003 en el telescopio de 3,6 metros de la ESO (Organización Europea para la Investigación Astronómica en el hemisferio austral) en el observatorio de La Silla (Chile), “con un desempeño y características idénticas”. El HARPS­N es, por lo tanto, “el espectrógrafo más preciso para medir velocidades de estrellas en el hemisferio norte. Se encuentra instalado en el TNG y está dirigido por un consorcio internacional compuesto por la Universidad de Ginebra, TNG-INAF, Harward­Smithsonian CFA, Universidad de St. Andrews, Universidad de Edimburgo y Universidad de Queens en Belfast.

El HARPS-N no es el primer exoplaneta que ‘caza’. En octubre de 2013 se informó que un equipo científico internacional, liderado por Francesco Pepe de la Universidad de Ginebra y miembros de varios institutos de Suiza, Italia, Reino Unido y Estados Unidos, con el sofisticado espectrógrafo del Telescopio Nazionale Galileo (TNG), caracterizó al planeta extra solar denominado Kepler-78b, “casi gemelo a la Tierra”, a unos 400 años luz de distancia, en la órbita de una estrella de la constelación del Cisne. Del acontecimiento estelar dio cuenta la prestigiosa revista científica Nature.

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