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Colgado del suelo, Ramón Betancor

Rosario Valcárcel

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Los pequeños momentos pasan de puntillas por nuestros días y por nuestras noches, exigiendo su espacio en silencio y convirtiéndose en piezas imprescindibles de este puzle de la vida… Colgados del Suelo de Ramón Betancor.

Cuando comencé a leer Colgados del suelo de Ramón Betancor, sospeché en seguida que a pesar de que la historia empieza como las grandes novelas del género policiaco, con un acontecimiento aparentemente inexplicable, no era una novela negra al uso, sino que estaba a punto de adentrarme en el diario de Julia García. De Julia y Miguel protagonistas también de la primera obra de Ramón, Caídos del suelo.

Escrita de una forma narrativa muy particular está trazada como si fuese un diario. Un diario de hecho, una novela en la que todos sus capítulos comienzan: “El día en que…” Es como si el autor nos quisiera contar la historia a través de diversos materiales, en una búsqueda amplia que le lleva a traslados y a viajes para investigar, para desentrañar la verdad.

Una verdad en la que Julia, la narradora nos conduce por un camino urbano, de una forma sincera y profunda y sobre todo torrencial hacia los dramas humanos y los destinos de sus personajes, poniendo en énfasis la acción en los diálogos. Diálogos que construyen nuestras vidas, hechas de luces y de sombras.

Pero también sale al paso con la hondura psicológica, ese tratamiento conmovedor de sus personajes, que envueltos en anhelos y temores, dudas y sueños, dejan escapar las emociones. Una creatividad emocional para solucionar situaciones diferentes en las que la narradora sabe moverse muy bien.

Colgados del suelo es, entre otras cosas, una novela escrita, con una buena trama, pero sobre con intensidad poética, con imágenes y con sentido de humor y eso se agradece. Escuchemos a Julia al comienzo de la novela:

Siempre he pensado que tengo un sexto sentido para detectar quién es y quién no es buena gente. Kike, mi novio fue la excepción a esa creencia…

Bien tramada y ensimismada en lo que es una novela de misterio, donde los sueños tienen una gran importancia. Sí, porque Ramón Betancor, desde el comienzo de la obra nos anima a seguir nuestros sueños. A creer en uno mismo y sobre todo a creer en las metas que queremos alcanzar. Ya lo decían en aquella película, ‘Million Dolar Baby’, dirigida por Clint Eastwood. “es la magia de apostarlo todo por un sueño que no ve nadie, excepto tú”.

Nos amina a la búsqueda de un mundo totalmente diferente al real, al mundo de las novelas, de los finales felices. Al mundo que nos gustaría vivir.

En Colgados del suelo encontramos reflexiones de carácter filosófico sobre la vida, el dolor, el miedo, la felicidad y la infelicidad… Hay quien afirma que el verdadero desafío de un escritor es explorar el alma humana. Indagación que desde el Werther de Goethe, no ha dejado de circular relatos y más relatos sobre las pasiones que nos une y nos separa. Sobre esa inseguridad que condena al hombre a la más absoluta soledad.

Una narración que dura un mes. Sí, un mes, en un mundo moderno, rápido, acelerado, caótico. En un entorno como el nuestro en el que el tiempo es la primera gestión de nuestras prioridades, en el que, en ocasiones planificar lo que va a ocurrir la próxima semana o incluso al día siguiente carece de sentido. Tanto que hay quien dice que nunca es buen momento para organizar nada a medio plazo, para arrancar un proyecto, ni para tener un hijo. Que quizás nunca sea un buen momento ni para ser feliz.

Colgados del suelo es la segunda entrega de una trilogía que su autor define como una obra de intriga reflexiva. Dividida en 50 capítulos, más un capítulo final en la que medita sobre el sentido de la vida, la condición humana, el amor y los recuerdos, sobre el mundo. Finalmente juega el autor con el lector y deja la puerta abierta a la tercera y última entrega de la saga, deja en el aire los posibles títulos de la nueva novela que completaran esta trilogía que ya casi tenemos en nuestras manos.

Colgados del suelo, nos mantendrá expectante hasta sus últimas páginas en las que podremos sobrecogernos, disfrutar de sorpresas y compartir el amor, el poder de la música, la realidad como en un ensueño, la literatura y la palabra. Esa palabra que Ramón Betancor escribe, escoge y corrige en un desenfreno solitario. Esa palabra que une al periodista-escritor a la creación literaria con su tiempo y con todos los tiempos. Esas palabras que ya decía el poeta Félix Grande: Saben infinitamente más que nosotros, que los escritores, criaturas casuales, poco duraderas.

Blog-rosariovalcarcel.blogspot.com

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