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El palmero que creó el orquideario cubano de Soroa

Juan Calero Rodríguez

El poeta, narrador, periodista, orador, político, coleccionista de arte y empresario Tomás Felipe Camacho, fue una de las personalidades más completas y fructíferas de cuantas se forjaron en la emigración canaria a Cuba. Nace en 1886 en Santa Cruz de La Palma, concluyendo sus estudios de bachillerato en 1900, en La Laguna y en 1905 arriba a La Habana para encontrarse con su padre, donde se propone abrirse camino como escritor y poeta. Al año siguiente funda y comienza a dirigir la revista Cuba y Canarias. Fueron años de intensa actividad poética y periodística, en la que su sentir de librepensador cubre las páginas de importantes medios de comunicación como El Día, Letras, Diario de la Marina, Azul y Rojo, El Fígaro, El Mundo, Mundo Ilustrado, El Hogar y Carteles. Hasta 1911 fue redactor del periódico Cuba. 

Fue en esa etapa de periodista cuando conoció a la que sería su esposa. Su futuro suegro, un rico tinerfeño, le exige una carrera universitaria como requisito ineludible para casarse con ella. Motivado y feliz, Tomás Felipe Camacho estudia Derecho y Notariado al mismo tiempo que se establece como empresario azucarero, y se convierte, en 1912,  en doctor en Derecho Civil, en la Universidad de La Habana. Su tesis, dedicada a la responsabilidad civil de los funcionarios públicos y a la del Estado en Cuba  mereció la calificación de sobresaliente, lo que le permitió convertirse en un afamado e influyente abogado en esos años. Tenía 27 años cuando pudo, al fin, casarse con Pilar Demetria León,  con la que tuvo cuatro hijos. 

Tomás llegó a ser un destacado político: fue pieza clave de la campaña electoral del presidente Machado, y dio su apoyo incondicional al Partido Liberal. Con Machado llegó a ser asesor jurídico de la presidencia de Cuba. Comprometido y leal, formó parte del grupo de abogados liberales de la Universidad de La Habana que suscribieron el manifiesto de 22 de diciembre de 1930 a favor del presidente y contra la oposición que éste padecía, en un momento de grave crisis económica y convulsión social. 

Abarcó distintos puestos en la cultura en Cuba, desde ser vicepresidente de la Asociación y del Ateneo Canario, fundado en 1927, hasta llegar a convertirse en consultor del Fondo Especial de Obras Públicas, mecenas del actual Museo Nacional de Bellas Artes. 

También estuvo entre los fundadores de la Asociación Canaria, de la que sería presidente en 1945 hasta su disolución, trabajando en pro de la cultura y el arte. 

Entre sus vínculos sociales, podemos resaltar que fue amigo personal del novelista norteamericano Premio Nobel en 1954, Ernest Hemingway, y la escritora cubana Dulce María Loynaz, Premio Cervantes, en 1992. 

Movido por su amor a las plantas y miembro de la Sociedad Cubana de Orquídeas afiliada a la American Orchid Society y a la Eastern Orchid Congress, tras la muerte de su hija Pilar en un complicado parto y de su esposa, se refugió en Soroa, en 1943, construyendo el Jardín Botánico de Orquídeas y plantas exóticas, un lugar paradisíaco, dedicado en exclusiva a todas las variedades de orquídeas, con una extensión de más de 35.000 metros cuadrados. Logró reunir una gran colección de orquídeas que constaba de unos 18.000 ejemplares, procedentes de Asia y América, incluyendo a casi todos los Dendrobiums conocidos, tanto especies como híbridos, llegando a exhibir más de 4.000 variedades de esta bella flor, reina entre las flores. 

El orquideario de Soroa, uno de los más importantes del mundo, está ubicado al oeste de la Ciudad de La Habana, dentro del territorio de la Reserva de la Biosfera Sierra del Rosario, donde las aguas del río Manantiales se precipitan a 22 m de altura formando un hermoso salto de agua. 

Siempre pendiente de su patria chica, visita La Palma en 1955, coincidiendo con las Fiestas Lustrales de la Bajada de la Virgen de La Palma, donde fue recibido con muestras de gratitud por su generosidad con su tierra natal. Por sus méritos se le concede, entre otros galardones, la Encomienda del Número de la Real Orden Americana de Isabel La Católica. 

Poco después del Triunfo de la Revolución de 1959 regresó definitivamente a Canarias, donde murió en 1961 en Santa Cruz de Tenerife. 

Al año de su muerte, el orquideario pasó a manos del Estado cubano y se convirtió en Casa Museo y Jardín Botánico de Soroa. Actualmente cuenta con 130 especies de orquídeas cubanas, así como 700 especies de otras partes del mundo. Hoy es uno de los espacios más conocidos en la botánica mundial y es muy visitado por el turismo internacional.

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