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La tecnificación del ajedrez en La Palma

Gustavo de la Cruz

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La tecnificación en el ajedrez palmero ha tenido a partir del año 2001 una época de éxitos encadenados, lo cual ha hecho que seamos conocidos y respetados en el ámbito del ajedrez autonómico y nacional. Es por ello que resulta muy importante destacar la conexión que ha existido y que debe seguir existiendo entre la captación de jóvenes valores a través de la promoción deportiva insular y la selección de aquellos a quienes más les gusta y destacan en nuestro deporte, para proseguir así en un programa de tecnificación ajedrecística. La labor del monitor base resulta primordial y en nuestra isla los hay muy buenos en todos los municipios. En cuanto a la tecnificación, Isolina Majul, junto con el que escribe estas líneas han sido los técnicos que más años han estado en esta labor, pero también es importante destacar el buen hacer de nuevos entrenadores como Isidro Cruz, Francisco Martín, José Antonio Herrera y Sara García, además de Miguel Llanes que también ha colaborado en el pasado. Todos ellos han trabajado para el Centro Insular de Ajedrez, liderado por José Carlos Martín, que ha sido el organismo encargado de canalizar esta labor de tecnificación.

En las siguientes líneas hago un pequeño esbozo de las ideas fundamentales que este entrenador que escribe ha desarrollado a lo largo de su experiencia tanto como monitor en promoción deportiva, como entrenador en tecnificación especializada. Estos pensamientos corresponden al trabajo realizado para la obtención del título de Monitor Superior de Ajedrez, otorgado por la Federación Española de ajedrez.

En mi opinión establecería tres grupos de alumnos a los que les gusta el ajedrez (aunque sé que sobre esto pueden haber muchas ideas y clasificaciones distintas), sin que ninguno de ellos sea más o menos importante que el otro.

Por un lado, los niños que demuestran interés en el ajedrez y quieren acercarse a él como a otras actividades deportivas en la escuela, sin ir más lejos de la pura diversión y entretenimiento. En este caso el ajedrez le puede aportar algo distinto, pues aún siendo un modo más de relacionarse y hacer amigos de forma entretenida tiene contrastados efectos en el desarrollo intelectual del alumno.

Otro grupo sería el de los alumnos que muestran más interés y desean adentrarse y permanecer en el mundo de la competición. Si bien, como sucede y me han comentado algunos padres, desde un punto de vista muy respetable, sólo con el interés de relacionarse y que este desarrollo intelectual de su pupilo sea aún mayor, no tratando de hacer carrera a través del ajedrez (para el que escribe el ajedrez siempre debe estar después de “los estudios”, esto me parece obvio). En todo caso, si el niño desea dedicarle cada vez más tiempo es porque surge de forma natural en él.

Finalmente, un tercer grupo, donde los jóvenes ajedrecistas parecen querer más de este deporte y estudian (o eso deben hacer) y compiten con ganas de saber donde están sus límites, y si lo hacen debería ser porque sienten auténtica pasión por el ajedrez.

En este sentido, y para este último grupo, en resumen, se podría decir, “si el joven no tiene pasión por el juego no hay inyección de conocimientos mágica”, y saber que siempre hay otros grupos de jugadores y aficionados que practican ajedrez sin que por ende esto signifique fracasar. No es la primera vez que un tutor al ver que su hijo no triunfa quiere retirarlo de esa actividad, lo cual no me parece nada razonable. Más bien se debería intentar generar pasión por lo que se practica, así como aleccionar el esfuerzo en el joven.

PRINCIPIOS METODOLÓGICOS Y FILOSOFÍA DE ENSEÑANZA

REGLAS Y PARÁMETROS A TENER EN CUENTA EN LA TECNIFICACIÓN DEL AJEDREZ

Es conocida la expresión “cada maestrillo tiene su librillo” y en este caso, un monitor que ya lleva más de una década impartiendo ajedrez tanto en modalidad de tecnificación, así como en su vertiente divulgativa ya debe tener su propias normas y filosofía general de enseñanza (y si no es el caso también es necesario disponer de ella). En el caso del que escribe, existen varios pilares sobre los que versa su filosofía deportiva:

1) Fair play. El juego limpio, indispensable para la práctica de un noble deporte como el nuestro.

2) Respeto a la visión del ajedrez por parte del alumno. Incluso en el mundo de la tecnificación hemos de ser considerados con la posibilidad de que no todos los alumnos puedan y quieran dedicarle el mismo tiempo al ajedrez, es por ello que debemos tener en cuenta otras obligaciones fundamentales como pueden ser sus estudios. Esto no implica que no estemos atentos a la posibilidad de que el alumno pueda llegar a escudarse en este enfoque del ajedrez para no realizar ningún esfuerzo notable en la actividad. En ese caso, si estamos hablando de tecnificación y la demanda por entrar en el aula es notoria, debemos tener en cuenta la posibilidad de que en el grupo de tecnificación estén los alumnos que cumplan un mínimo en el desarrollo de algunas actividades concretas.

3) Valoración del esfuerzo por encima de la aptitud. Es obvio que ni Magnus Carlsen, el que escribe o cualquier persona de este mundo, tenemos el mismo talento natural para realizar cualquier faceta del desarrollo humano. Unos tenemos unas cualidades donde sobresalimos y otros destacan en otras facetas. Ante esta realidad cabe la cuestión de cómo valorar la actividad de un alumno. Para este monitor, el esfuerzo dentro de sus posibilidades prima justamente antes que los buenos resultados.

4) Respeto a los demás alumnos, al profesor y a las buenas normas de conducta. Uno de los quebraderos de cabeza por parte del que escribe es que las relaciones entre los alumnos sean de auténtica camaradería dentro de las lógicas y necesarias rivalidades deportivas. Es obvio que el ajedrez como actividad intelectual individual puede llegar a reforzar la propia existencia de conductas individualistas, pero si esto lo sabemos canalizar podemos llegar a la conclusión de que por esta misma razón necesitamos más que en otras actividades la valoración y comprensión, así como el respeto de nuestros compañeros. Rivales y amigos, el pique sano que refuerza el progreso, el compañerismo de un equipo, estos son realidades que debemos fomentar y no conductas que intenten resaltar e imponer unos egos sobre los otros.

5) Desarrollo de la capacidad de autocrítica. Los entrenadores indicamos el camino, ayudamos en su transcurso, también nos equivocamos. Pero si un alumno debe atreverse a cruzar una puerta lo debe hacer él solo, nosotros no podemos hacerlo por él o ella. El estudiante debe generar la autocrítica para poder progresar en ajedrez, no incurrir en disculpas que lo exoneren de la responsabilidad que todos tenemos cuando se sientan frente a un tablero de ajedrez.

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