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Prohibido rendirse…

Rayko Lorenzo

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Bueno, léanme con atención porque lo que les voy a contar no solamente sirve para personas emprendedoras, sino para todas aquellas que respiren, es decir, para todo “hijo de vecino”.

Hay diferentes formas de rendirse, pues bien, todas ellas son malas. Y lo son porque tenemos que partir de la idea de que, si nos rendimos, estamos tirando la toalla, y esta solo se tira en la playa. Si nos rendimos, pasamos al nivel de no saber qué hubiese pasado, y esto es de las peores cosas con las que nos podemos encontrar, la incertidumbre.

Rendirse es una palabra muy ligada a la frustración; se suele llegar a la rendición cuando algo sale mal o sale distinto a lo previamente estipulado (imaginado). Hoy en día, como he explicado alguna vez, los jóvenes no toleran la frustración, no saben de qué va porque en este hoy, todo lo tienen a golpe de click, y si algo les falla, no entienden el porqué. Precisamente estamos ante la pregunta errónea; no hay que preguntarse dicho por qué, sino qué puedo hacer para cambiar la situación.

Posiblemente todo pase por la planificación previa. En una época en la que abríamos empresas “sin ton ni son”, sin estudiar el mercado, sin escuchar al cliente, sin valorar la viabilidad económica del proyecto, también se nos solía (y suele) escapar el ítem de la temporalidad. Las empresas no son echar un huevo a freír … Si queremos al menos minimizar el riesgo de muerte de un proyecto emprendedor, debemos realizar un estudio de todo lo comentado al principio del párrafo y, sobre todo, de encontrar cuál (y cuándo) será nuestro punto de equilibrio.

Los estudios que realizan las empresas serias, se van a tres o cinco años de actividad. Cuanto más lejos se sitúe nuestro punto de equilibrio en el tiempo, más difícil será nuestra supervivencia emprendedora. Tendríamos que tener buen colchón o muchos euros debajo del mismo.

Ahora bien, y dicho esto, otra cosa bien distinta es que, si una vez realizado los estudios previos y conociendo cuándo llegaremos a empatar nuestra actividad, nos rendimos por agotamiento, por nostalgia, por recomendación o porque sencillamente no sabemos qué más hacer. Si tenemos una planificación previa que nos simula ese empate, deberemos llegar al menos a esa meta volante. En el caso de que sobrepasemos el tiempo estimado y veamos la posibilidad más lejos que nunca, mi recomendación es que si, que se rindan, pero como marca la tradición japonesa de los samuráis.

Esta costumbre nipona llamada bushido, se podría traducir como camino del guerrero, es una mentalidad en la que primaba la lealtad y honor hasta el final, hasta la muerte. El emprendedor debe morir matando, pero no matando su idea, sino realizándole todos los cambios posibles hasta que, quizá, pueda salvarse. Reitero, si lo ven lejano, equivóquense lo más barato posible…

Prohibido rendirse. Esta prohibido pensar en negativo, pensar que por qué al vecino le va tan bien si trabaja menos horas, si su ubicación es peor que la mía y encima es más caro que yo. Si osan a realizar esas preguntas, no solo las piensen o comenten… ¡estúdienlas! Seguramente tras ellas, encontrarán respuestas que no les gusten… Verán que trabajan menos porque optimizan mejor su tiempo, que suplen esa mala ubicación con estrategias de marketing bien orquestadas, y que son más caros porque la calidad no está en el precio, sino en el servicio.

Prohibido rendirse emprendedor. No somos un árbol, podemos movernos… Muévanse no solamente de ubicación física, sino de servicio, de producto, de filosofía. Si su sueño era montar una tienda de material eléctrico, y 8 de cada 10 clientes les pregunta que si hacen reparaciones… ¿no creen que igual deberían tirar para ese lado del campo?

Lo que les decía al principio es cierto, no era mera introducción. Estas pautas nos valen para las dos vidas, la profesional y la personal, cuanto más si pensamos que, en la vida emprendedora, la vida personal debería ser su mejor amiga, llevarse bien, entenderse.

Rendirse es lo fácil, es la alternativa que tiene un final más ágil. Pero cuidado, suele ser la opción a la que luego le demos más vueltas. Es la propuesta que siempre nos quedará metida en lo más hondo de la reminiscencia, y que de vez en cuando, siempre nos pregunta por el “qué hubiese pasado si…”

No hay nada más rápido que rendirse, y personalmente nunca me ha gustado lo rápido; quizás por que soy canario y dicen que somos algo aplatanados, pues bien, lo soy, incluso con manchitas marrones… la edad no perdona.

Bueno, me marcho ya que he dejado a medias una partida de ajedrez con un buen amigo, y espero que no tire el rey para así poder ganarle con todas las de la ley…

Un saludo.

Rayko Lorenzo.

www.raykolorenzo.com

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