Espacio de opinión de La Palma Ahora
Hay alternativa
Me di cuenta, quizá muy tarde, de que la política no se agota en los extremos que nos venden: o eres del PP o del PSOE, o “rojo” o “facha”. Todas las personas, por muy pasotas que se consideren hacia la actividad pública tienen opiniones, un modo concreto de ver las cosas, unas prioridades, un criterio para distinguir lo que está bien de lo que está mal, nuestras ideas políticas.
Me cabrea que, en política, se prejuzguen las ideas y propuestas por estar a un lado o en otro. Nunca me han gustado las trincheras, ni el decir que no por el simple hecho de que quien lo propone “no es de los nuestros”. También entiendo la política como algo cercano al ciudadano. No entiendo cómo se puede hacer política de salón, encerrado en despachos alejados de la gente a la que se representa y, únicamente, acordarse de ellos, cada cuatro años, para con besos y abrazos, intentar ganar votos.
Ahora bien, puedo dar mis opiniones, escribir en este medio, hablar en la radio, tratar de influir en quienes deciden pero, también soy consciente de que corro el riesgo de engrosar las filas de esas personas que hablan de cambiar el mundo pero que no son capaces de hacer nada por el barrio en el que vive. En realidad, sólo escuchamos la opinión del que actúa y trabaja. ¡Hay que pasar a la acción! Estoy presidiendo un colectivo juvenil y siempre he colaborado con muchas asociaciones pero entiendo que, su trabajo, aunque muy valioso, se queda lejos de influir de manera perdurable en las condiciones de vida de la gente. Las decisiones de peso siempre se toman en el Ayuntamiento, es ahí donde se “parte el bacalao”.
Y para tener peso o capacidad para cambiar las cosas es imprescindible participar a través de un partido político y llegar al Ayuntamiento, a esos círculos claves del poder y de las decisiones. Unos círculos donde los de siempre, se han acostumbrado a mover todo a su antojo sin que nadie les tosa, abusando de la confianza de las personas que aún les votan y aprovechándose de la inercia de unos tiempos que alimentan el conformismo.
Estos pensamientos son los que me hacen trabajar por una alternativa. Un partido donde reinen las ideas, el amor por el trabajo bien hecho y el deseo de mejorar nuestro pueblo sin escondernos o buscar justificaciones en etiquetas facilonas o discursos vacíos. De hecho, siempre he creído que, debería prohibirse ser político sin haber creado una empresa, haber sido trabajador, haber estado en el paro o haber sufrido los embates que te da la vida. No es posible que seamos dirigidos por señores que llevan en un despacho toda su vida, señores que no saben lo que es ganarse un duro en la calle, creando, construyendo, fracasando, experimentando... la vida. No es posible que seamos gobernados por señores que no conocen ni viven la realidad pero que viven como dioses sin incertidumbres ni dudas porque los burócratas tienen el futuro asegurado desde el minuto cero, al contrario que el resto de los mortales que nos toca fabricarlo y construirlo día a día.
Por ejemplo, ¿cuántas veces hemos oído lo de “hay que dejar paso a los jóvenes”, “es necesario renovar”, “que entre savia nueva”, “que la juventud participe...? Lo paradójico es que lo suelen decir personas que rozan los sesenta años o quienes no han hecho más esfuerzo que el de perpetuarse en el cargo.
Por lo que a mí respecta asumo la condición de joven con su partes buenas y malas, pero tengo claro que no es el lugar de nosotros el servir de escaparate ni de mamporreros de nadie, sino el de contestar, proponer, exigir y comprometerse por nuestra ciudad y nuestros vecinos. Hay alternativa y, juntos, podremos.
www.alternativaxxi.org
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