Catastróficas desdichas
Más allá de mi legítima preocupación por el tramo del IRPF en qué va a quedar mi pensión estos acelerados tiempos y del muy posible estacazo de Hacienda, siempre acechando entre las sombras, me preocupa la serie de catastróficas desdichas que vamos encadenando especialmente en nuestra isla, como si hubiésemos sido elegidos por el destino para poner a prueba el acojonamiento humano, ya saben, incendios, covid, volcanes, y todas esas amenazas tan populares entre los catastrofistas como cambios climáticos, tsunamis, guerras nucleares y demás apocalipsis de andar por casa. Sin ir más lejos hoy acabo de leer que el núcleo del planeta se está parando y es posible que empiece a girar al revés, lo que a la ciencia al parecer no le preocupa, pero a mí sí, pues si ese núcleo es más caliente que el sol y comienza a girar caprichosamente sin ajustarse a las normas homologadas por todas esas universidades que se dedican al lío, yo tranquilo no me quedo. De qué me sirve la ciencia si no es capaz de arrancar el núcleo y hacer que gire como mandan los cánones. Se empieza así y se acaba como el rosario de la aurora, avisados están.
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