Un informe cargado de prejuicios

Residimos constantemente componiendo prejuicios, sonoras definiciones y especulaciones dadas ante situaciones acaecidas a otras personas, conocidas o desconocidas. Con ello, no solo caemos en la posibilidad del error sino que, en múltiples casos, alcanzamos a dañar directa o indirectamente a otros miembros de la especie humana.

Esto es lo que ha pasado con una familia en Sabadell, oriunda de Guinea-Conakry. Los prejuicios colocados como exponente y como visión primera, es decir como ceguera, llevó a que dos niñas fueran separadas de sus padres. Una pediatra elaboró un informe donde se decía que los genitales de ambas habían sido mutilados, luego ante un juez y el juicio abierto por lo sucedido, indicó que carecía de formación específica, ¡y qué bueno!, eso fue lo que le pareció ver. La hija mayor sufrió una infección genital tras regresar de un viaje que la familia había realizado a su país, cayendo enferma y teniendo episodios de fiebre, a lo que la pediatra, tras observarla, concluyó en su informe que la misma había sufrido una amputación de los labios exteriores, de parte de los interiores y del clítoris. Al día siguiente y tras revisar a su hermana, extrajo símil diagnóstico.

Y fue debido a dicho informe, más cargado de prejuicios que de información específica, erróneo desde la primera palabra hasta la última, que la pareja Mamadou Touré y Fatoumata Diaby, padres de las niñas, fueron detenidos por los Mossos d`Esquadra y tuvieron que pasar cincuenta y cuatro horas en un calabozo, y ellas, las niñas, de tres y cinco años, nueve días internadas en un centro de menores.

Una vez más, erramos en la conducta, colocamos el prejuicio, el juicio rápido y depravado, y la ceguera nos ofrece la visión de lo que no hay o lo que no es. Los prejuicios divisan mutilación donde solo hay infección.