Los rejos de la contaminación
Dura la premonición,
anunciada y evidente,
ocultársela a la gente
no es la mejor solución.
Resolver esta cuestión
ya no se puede evitar,
es urgente gestionar
los residuos generados,
que deben ser depurados
antes de verter al mar.
Jócamo 12.VI.2023
NOTA: La contaminación derivada de las actividades humanas es un problema que amenaza por aire, tierra y mar la biosfera del Planeta.
Sobre la contaminación atmosférica se ha dicho de todo sobre el efecto de los gases invernadero y sus fatales consecuencias relacionadas con el cambio climático global.
La contaminación del medio terrestre (suelo y aguas superficiales o subterráneas), por ser la más evidente es la menos que se discute.
De hecho, conscientes de ello, hemos intentado corregirla, canalizando los residuos urbanos y, tratados o no, verterlos al mar donde al ser menos aparentes, creíamos haber resuelto el problema: ¡el mar aguanta y puede con todo!
Por desgracia no es así; los ecosistemas marinos, como los terrestres o aéreos, tienen un límite para digerir la porquería sólida, líquida y gaseosa que generamos y cuando se superan esos límites, ocurre lo que está pasando en Canarias: afloran los bioindicadores (cianobacterias, bacterias, virus, etc.) que denuncian el exceso de contaminantes perjudiciales para la salud del mar y, lo que más nos duele: ¡nuestra salud y nuestra economía!
Eso sí, perseveramos en un modelo desarrollista al que no se le quiere poner coto: más turismo; más población; más infraestructuras, más tráfico, más contaminación..., hasta el colapso final.
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