En su reciente visita a La Palma el Defensor del Pueblo nos ha pedido a los palmeros flexibilidad, debe referirse por flexibilidad al yoga, a la necesidad de que ante tanta desgracia nos relajemos. Confieso que desconocía esta inclinación al yoga del señor Defensor del Pueblo, pero el consejo es bueno ya que la tensión va subiendo sobre todo entre nuestros representantes democráticos y los vecinos de Puerto Naos, sin ir más lejos. Además, hay un tema que circula por bares y radios macutos de la isla y es que, en caso de fanfarria nuclear, el parking del Puente, con unos retoquitos por aquí y por allí, podría servir de refugio a los sufridos ciudadanos de Santa Cruz e incluso de los aledaños, y no es broma, ya he visto gente paseando por el parking con sus correspondientes perritos estudiando el terreno por si las moscas. Uno que lleva pagando el parking nueve años reclama una plaza segura, aunque sea trancado en el maletero del coche, que más cornadas da la radioactividad y meter un cuerpo serrano en el maletero es una forma segura de flexibilizarse. Vayan trabajando su flexibilidad que el que avisa no es traidor, y en eso estoy con el Defensor del Pueblo, más meritorio si cabe teniendo en cuenta la rigidez que padece la política española. En fin.