La costa garafiana de Juan Adalid: un recóndito lugar con encanto

Una de las piscinas naturales en la costa de Juan Adalid (Garafía)

Martín Macho

Villa de Garafía —

La  escarpada costa de Garafía ofrece rincones y encantos que impresionan al visitante más avezado y curtido en viajes. Es el caso del litoral del recóndito caserío de Juan Adalid.  Esta solitaria orilla del Atlántico  cuenta con unas espectaculares y cristalinas piscinas naturales que permiten darse un baño en un entorno único.

Hasta el caserío, situado entre los barrancos de Magdaleno y Domingo Díaz,  en el que viento suele soplar con fuerza,  es posible llegar en coche por una pista. Pero para bajar hasta la costa, lo habitual, para quienes no cuentan con un todoterreno que les lleve hasta el borde del acantilado, es caminar por un sendero durante unos 40 minutos. En el camino,  en este enclave aparentemente inhóspito,  donde sobresalen Montaña Grande y  La Centinela,  se pueden cardones, cardoncillos y tuneras, entre otras plantas.

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