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El gran gallinero urbano de la capital crece y estudian esterilizar las aves

En la imagen, gallos y gallinas en el barranco de Las Nieves. Foto: LUZ RODRÍGUEZ.

Esther R. Medina

S/C de La Palma —

El gran gallinero urbano de Santa Cruz de La Palma no para de crecer. El tramo del barranco de Las Nieves comprendido entre el Barco de la Virgen y la urbanización Benahoare está “lleno de gallinas con pollitos y es muy complicado retirarlas todas en un año” porque tienen una elevada tasa de reproducción, admite Imanol Jiménez Cabrera, miembro de la Asociación de Animales Abandonados de La Palma (Anipal), que tiene un convenio con el Ayuntamiento de la capital para capturar las aves.

La presencia de estos gallos y gallinas en la zona ha generado una encendida polémica entre el vecindario, porque unos son partidarios de que campen a sus anchas por el barranco y otros se quejan de las molestias que ocasionan sus sonoros cantos a destiempo.

El Ayuntamiento, para resolver esta situación, que también genera un problema de salud pública por la presencia de alimentos en descomposición en el barranco, llegó a un acuerdo con Anipal para la captura de las aves y su posterior traslado a fincas, pero la tarea está siendo muy complicada. “El año pasado hicimos una toma de contacto con los animales y capturamos más de 200 de la zona existente entre el Barco de la Virgen y El Velachero, pero cuando sacas las del barranco bajan las que están en las laderas; es algo fuera de lo normal la cantidad de gallinas que hay”, reconoce Imanol. “Se reproducen con mucha facilidad y ahora mismo hay una barbaridad de gallinas por lo que es casi imposible retirarlas todas en un año”, asegura.

La única forma de poder controlar su población es “utilizar un pienso que esterilice a las aves para que no se puedan reproducir más”, apunta. “Si queda un gallo y una gallina en alguna zona a la que no podamos llegar, la población vuelve a crecer”, dice. “El barranco ahora está lleno de pollitos, que suben por las laderas complicando su captura”, insiste.

Las aves son alimentadas en dos o tres puntos del barranco “para que no se marchen” y  posteriormente capturadas. “Las hemos estado cogiendo por la noche a mano y con una red que se utiliza también para capturar gatos, pero como ya nos han visto cuando llegamos con las luces se marchan”, explica. “Vamos ahora a probar con las trampas que se utilizaban antiguamente para capturar pájaros en el campo”, señala.

Anipal tiene una veintena de socios pero “activos cinco o seis, porque el resto trabaja o estudia, por lo que es casi imposible que en un año podamos reducir la cantidad de aves, lleva mucho trabajo, requiere estar allí día a día con la gallinas”, indica.

Este gran gallinero urbano en las cercanías del Barco de la Virgen ha generado críticas por la mala imagen que proyecta de la ciudad, aunque algunos ciudadanos defiende que se mantenga la estampa campestre en plena capital.

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