“Siempre me ha gustado más la escuela que la política, que no es una profesión”

Adolfo Rodríguez tiene una experiencia docente de casi 36 años. Foto: LUZ RODRÍGUEZ.

Esther R. Medina

Santa Cruz de La Palma —

Cuenta con casi 36 años de experiencia docente y fue alcalde (PSOE) de Villa de Mazo durante una década. Adolfo Rodríguez González ha asegurado en una entrevista con La Palma Ahora que “siempre me ha gustado más la escuela que la política; en la política hay que estar de prestado, solo un tiempo nada más, no es una profesión, es un servicio a la sociedad, nunca entendí eso de estar toda la vida en la política”. Imparte clases en la unitaria de La Sabina desde hace más de 20 años. “Tengo una gran fe en la escuela, en el valor que tiene para la sociedad, en las muchas virtudes que posee; siempre me he sentido bien en la escuela”, afirma este maestro, que tiene un gran reconocimiento social.

Es un defensor de las unitarias. “Es una escuela pequeña en la que están mezclados todos los niveles, pero eso no es malo, es positivo, es como estar en familia, con diferentes edades”, dice. “No quiero decir que un modelo sea mejor que otro, pero el de las unitarias es cercano, familiar, un modelo que ha dado muy buenos resultados durante muchísimos años; ayuda a que la educación sea más personalizada e individualizada, y el trato con la familia es mucho más cercano y continuo”, subraya. “Esta escuela existe porque los padres la eligen, porque pueden mandar a sus hijos a otras”, recuerda.

Adolfo es un vocacional de la enseñanza. “Siempre me ha gustado, por encima de cualquier otra cosa, aunque tengo muchas aficiones, pero la escuela es mi pasión”. No obstante, reconoce que “como cualquier profesión, a veces, cansa, pero la ilusión está por delante, es el motor que lo mueve todo”.

En cuanto a los retos que deben afrontar los docentes en la actualidad, expone que “la sociedad cambia y la escuela tiene que cambiar también, adaptarse a los tiempos que se viven si queremos formar a alumnos para esta sociedad o para la sociedad del futuro; la escuela debe cambiar, y en esos cambios es quizá donde más dificultades tenemos nosotros”. Cree que “los cambios normativos, las exigencias administrativas, ese tipo de cuestiones tendrían que estar más ligadas a una formación continua, permanente, desde la Consejería de Educación, para que no resulte tan complicado aplicar los nuevos modelos, las nuevas formas; es un poquito difícil hacer compatible el aprendizaje de nuevos modelos con el tiempo que tenemos que dedicar a la escuela”, admite.

En las escuelas unitarias, apunta, “no tenemos ni problemas de absentismo ni malos comportamientos, aunque puede haber alguna una conducta disruptiva; son grupos bastante pequeños, tienen a los alumnos muy cerca y puedes ver el problema antes de que se convierta en tal, eso nos ayuda”, explica. Además, agrega, “siempre propiciamos que los mayores ayuden a los más pequeños, que haya más compañerismo que enfrentamiento, y en la mayoría de los casos lo conseguimos”. “La escuela unitaria no suele ser conflictiva”.

El día a día de Adolfo y sus compañeros del colectivo de unitarias es “bastante intenso, el tiempo nos come, estamos obligados por los contenidos y las actividades, pero siempre tengo un pensamiento positivo de la escuela y de los niños”.

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