“Desde que La Palma tiene fibra no importa su lejanía porque la ‘nube’ está a su alcance”

El profesor Dionisio Pérez Brito en el Departamento de Ingeniería Informática y de Sistemas de la Universidad de La Laguna.

Justo Pérez Cruz

Santa Cruz de Tenerife —

Continuamos con nuestra sección de Scientia Palmensis dedicada a los científicos nacidos en La Palma o que desarrollan su actividad en la isla con una entrevista al Dr. Dionisio Pérez Brito, profesor titular del Departamento de Ingeniería Informática y de Sistemas de la Universidad de La Laguna. El doctor Pérez Brito nació en Villa de Mazo en 1967 y estudió el bachillerato en el IES Cabrera Pinto (La Laguna). Se licenció en Matemáticas en la Universidad de La Laguna en 1990 donde se doctoró en Matemáticas en 1998, poco después de realizar una estancia en el prestigioso Group of Research in Decision Analysis (GERAD), centro de investigación canadiense. A finales de 1990 inicia su trayectoria docente en la Universidad de La Laguna donde ha impartido docencia en diversas titulaciones y programas de doctorado siendo actualmente profesor titular del Departamento de Ingeniería Informática y Sistemas en el área de Ciencias de la Computación e Inteligencia Artificial. Su actividad investigadora se desarrolla dentro del grupo de localización en diversas líneas de las Ciencias Estadísticas y Computacionales (algoritmos, heurísticas, meta heurísticas, etc.), dirigiendo tesis doctorales y participando o siendo investigador principal de diversos proyectos de investigación competitivos. Ha publicado una larga lista de artículos en revistas científicas de prestigio y ha asistido a numerosos congresos nacionales e internacionales participando en la organización de varios de ellos. Su compromiso con la gestión universitaria le ha llevado a ser vicedecano y director de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería Informática, director del Departamento de Estadística Investigación Operativa y Computación, director general de las pruebas de acceso a la universidad (EBAU)  y subdirector de  Ingeniería Civil de la  Escuela Politécnica Superior de Ingeniería de la ULL, cargo que ocupa actualmente. 

-Doctor Pérez Brito, la computación y las comunicaciones han permitido resolver muchos problemas, pero también se han abierto nuevas fronteras e incluso nuevos campos del conocimiento. ¿Cuáles son los principales retos que se afrontan ahora mismo en su campo de trabajo? 

-Durante 2018, casi todas las industrias han implementado algoritmos de aprendizaje automático y herramientas basadas en IA (Inteligencia Artificial), pero no todas las organizaciones están preparadas para evolucionar sus herramientas y soluciones a tecnología inteligente. La idea es automatizar los algoritmos, para que estos sean capaces de encontrar patrones o tendencias en los datos. Estos algoritmos requieren de una parametrización concreta en función del problema en que se esté trabajando. Para encontrar el algoritmo que resuelva el problema, es necesario plantearse qué tipo de problema es y cuáles son sus principales tareas, por ejemplo, si se trata del problema de detección de correo basura, nos estaríamos enfrentando a un problema de clasificación. Si se trata de recomendar un libro, tendríamos que basarnos en compras anteriores del cliente y por tanto tendríamos un problema de clustering, otro ejemplo muy común es el de usar un servicio, como el tener Internet en casa, en este caso, el  problema es de regresión. En definitiva, la forma de preguntar/plantear un problema es fundamental a la hora de abordarlo. Supongamos que nos hacemos las siguientes preguntas, respecto a unos clientes:

1.- ¿Se agrupan de alguna manera, de forma natural?

 2.- ¿Podemos identificar grupos de clientes con una alta probabilidad de solicitar la baja del servicio en cuanto finalice su contrato?

En la primera pregunta, no hay un objetivo claro, pero en la segunda sí, ¿se dará de baja el cliente?, y queremos tomar medidas según la respuesta que obtengamos. En el primer caso, nos encontramos ante un ejemplo de aprendizaje no supervisado, mientras que el segundo lo es de aprendizaje supervisado.

-La tecnología y las comunicaciones han hecho que lugares aislados o remotos como pueden ser las islas oceánicas ya no sean tan aislados ni tan remotos. Sin embargo, parece que aún quedan muchas barreras por superar, ¿qué perspectivas cree usted que se le abren a La Palma en este contexto? 

-Hoy en día casi todas las soluciones informáticas pasan por el cloud.  Pero, ¿en qué consiste? Cloud significa, literalmente, nube. En términos informáticos nos referimos a un paradigma que permite ofrecer servicios de computación a través de una red, que normalmente es Internet.  Dicho así puede sonar algo complicado, pero estamos seguros que si te hablamos de Gmail, Amazon Web Services o YouTube, seguro que te empieza a sonar más. El concepto de nube se refiere al almacenamiento de datos fuera de nuestros dispositivos. Es decir, si tú guardas una foto en la carpeta Mis Documentos de tu ordenador, sólo podrás acceder a ella desde ese PC. En cambio, si guardas esa misma foto en un almacenamiento en la nube como Google Drive o Dropbox, la foto se enviará a un ordenador ajeno y tú podrás verla en tu dispositivo... aunque no esté ahí guardada. Utilizar un servicio en la nube cuenta con muchas ventajas para una organización. Entre ellas, que puedes acceder desde cualquier sitio y desde varios dispositivos. Además, es especialmente económico en lo que se refiere a software y hardware, así como en el mantenimiento técnico. Pero si hay algo por lo que destaca la nube es por la escalabilidad, una característica fundamental para cualquier servicio de empresas. Si hay un gran debate con el cloud es en el tema de la ciberseguridad.  Y es que, aunque debería ser más segura que los modelos tradicionales, la cosa no es tan sencilla. Muchos de tus archivos pasan de estar en tu ordenador a almacenarse fuera de él. Esto implica dejar de tener control sobre ellos, por lo que nunca puedes estar del todo seguro de quién accede a esta información o si está o no protegida como debería ser. Desde que La Palma tiene fibra, no importa la lejanía, pues tiene a su alcance la nube. 

-Vemos que los jóvenes dominan hábilmente los dispositivos informáticos y electrónicos, sin embargo, parece que con las matemáticas siguen teniendo dificultades a nivel académico. ¿Qué le diría usted a los jóvenes palmeros desde su perspectiva en ambos campos? 

-Tanto el papel del alumno en el aula como el del profesor han cambiado considerablemente y con ello los modelos y procesos de aprendizaje. Hemos pasado de un modelo de enseñanza en el que el profesor era el protagonista a otro centrado en el alumno. Antes, el profesor tenía la información y transmitía el conocimiento a los alumnos que la interiorizaban a través de la memoria. Ahora, en el modelo educativo emergente, el profesor acompaña al alumno a descubrir y gestionar su propio aprendizaje. Además, gracias a las herramientas que permiten compartir información, se consigue no solo un aprendizaje individual sino también colectivo. Este nuevo escenario cambia radicalmente el modelo pedagógico.  Se trata de aprender reflexionando, investigando, experimentando, compartiendo y creando. Pero… ¿están nuestros profesores preparados y capacitados para trabajar en este nuevo entorno?, ¿y saben los centros cómo integrar la tecnología en el aula e implementar los nuevos sistemas de aprendizaje centrados en el alumno? Yo les diría que hay dos perspectivas, la de usuario y la del creador. Es más fácil la primera, y por ello desde tan jóvenes acceden a dicha tecnología. Otra cosa es que ellos quieran aportar algo novedoso, y por tanto tendrán que aprender matemáticas entre otras cosas. Incluso en el supuesto que no se esté interesado en aportar algo nuevo, el conocer lo que hay detrás de las nuevas tecnologías merece la pena, para apreciarlas en su justa medida. 

-¿Le gustaría añadir algo? 

-En la enseñanza de las matemáticas, si los programas de estudio de las asignaturas concentran el aprendizaje del uso de los recursos computacionales en unas pocas materias, en lugar de distribuirlos a lo largo de las diferentes asignaturas, entonces las herramientas difícilmente se convertirán en instrumentos, y, como consecuencia, no habrá una auténtica incorporación de las nuevas tecnologías en el proceso educativo. Y nuestros educandos, cognitivamente hablando, podrían quedarse en una generación anterior. Incorporar la tecnología en los diferentes cursos implica repensar el contenido de los mismos y la metodología con la que se imparten. Es decir, no se trata de un mero ejercicio de agregar a los planes actuales algunos tópicos referentes a la tecnología. Por ejemplo, no es suficiente que el plan de estudios de una carrera de ciencias o de ingeniería tenga una materia dedicada a la programación: hay que repensar, además, los programas de otras asignaturas, para que utilicen esta herramienta como un recurso para mejorar el aprendizaje de otros temas. Por otro lado, dada la rapidez con la que ocurren los cambios tecnológicos, es necesario fomentar que los alumnos aprendan por sí mismos, pues es imposible pretender que el conjunto de conocimientos que aprendan durante la carrera tenga vigencia durante toda su vida profesional. Por tanto, queda mucho trabajo creativo por hacer en cuanto al uso de la tecnología en la enseñanza de las matemáticas, tanto en el campo de la investigación como en el de la creación de materiales y propuestas didácticas.

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