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“El Museo Benahoarita debe ser un referente para la arqueología del Archipiélago”

Jorge Pais observa vestigios prehispánicos en El Paso.

Esther R. Medina

Los Llanos de Aridane —

Jorge Pais es jefe de la Unidad de Patrimonio Histórico del Cabildo y director del Museo Arqueológico Benahoarita (mab) de Los Llanos de Aridane, un recinto que este año celebra su décimo aniversario y que está llamado a convertirse en “un referente para la arqueología del Archipiélago”, según ha asegurado en una entrevista con La Palma Ahora. El balance que hace de esta década es “bastante positivo” puesto que, subraya, “pasamos de un vacío enorme en el que los restos arqueológicos benahoaritas estaban dispersos en infinidad de lugares (Museo Insular de San Francisco, Departamento de Arqueología de la Universidad de La Laguna, colecciones privadas, etc.,) a contar con un moderno centro museístico perfectamente equipado y dotado de todo lo necesario para que esos vestigios se recogieran, restauraran y pusieran en uso”. “La creación del Museo Arqueológico Benahoarita ha sido, desde nuestro punto de vista, el hito más importante para la etapa prehispánica de la Isla desde la fecha lejana de 1752 en que se dieron a conocer los petroglifos de Belmaco”, afirma Jorge Pais, doctor en Arqueología. 

-En el contexto regional ¿qué lugar ocupa La Palma en cuanto a riqueza arqueológica? 

-La Palma, sin ningún género de dudas, es un lugar privilegiado en lo que a riqueza y variedad en vestigios prehispánicos se refiere. En la actualidad, conocemos más de 4.000 yacimientos y apenas si se ha realizado el 50 % de la Carta Arqueológica Insular. Pero es que, además, el estado de conservación de buena parte de esos conjuntos benahoaritas es bastante aceptable, sobre todo si lo comparamos con los expolios y destrozos que se han perpetrado en el resto del Archipiélago canario. En La Palma contamos con una serie de yacimientos arqueológicos de una extraordinaria belleza que, por otro lado, sólo están registrados en esta isla. Así, por ejemplo, se han registrado e inventariado más de 450 estaciones de grabados rupestres de motivos geométricos (espirales, círculos-semicírculos concéntricos, meandriformes, etc.) ejecutados con la técnica del picado. La cerámica benahoarita es una auténtica joya de un preciosismo y complejidad en sus decoraciones sin parangón en el resto de las islas, permitiendo a los investigadores establecer una cronología relativa del poblamiento prehispánico insular atendiendo, precisamente, a la evolución de esos sistemas decorativos. La industria ósea es de una variabilidad y tipología realmente increíbles. En Benahoare el rito funerario principal era la inhumación en cavidades naturales, aunque también practicaron la momificación y la cremación. Finalmente, sólo en la antigua Benahoare se conservan potentes estratigrafías arqueológicas que, por ejemplo, en el caso de la Cueva del Tendal (San Andrés y Sauces) superan los siete metros de espesor. Si a todos esos vestigios únicos les añadimos otros como los esferoides de piedra, la industria malacológica, los amontonamientos de piedra o los conjuntos de canalillos y cazoletas no debe extrañarnos, y así lo llevamos defendiendo hace muchos años, que el patrimonio cultural benahoarita puede contribuir al desarrollo turístico de la Isla con una oferta variada y rica que abarca todo el espacio insular y diferenciada del turismo de sol y playa característicos del resto del Archipiélago canario. En La Palma contamos con los dos parques arqueológicos puestos en uso en Canarias, La Zarza (Garafía), en 1998, y Belmaco (Villa de Mazo) en 1999. El tercero está a punto de abrirse en la Cueva del Tendal (San Andrés y Sauces) y ya estamos dando los primeros pasos para el cuarto que estará centrado en la zona arqueológica-etnográfica de Buracas (Las Tricias, Garafía). 

-¿Qué balance hace de los diez años de existencia del Museo Arqueológico Benahoarita? 

-El balance es bastante positivo, puesto que pasamos de un vacío enorme en el que los restos arqueológicos benahoaritas estaban dispersos en infinidad de lugares (Museo Insular de San Francisco, Departamento de Arqueología de la Universidad de La Laguna, colecciones privadas, etc.,) a contar con un moderno centro museístico perfectamente equipado y dotado de todo lo necesario para que esos vestigios se  recogieran, restauraran y se pusieran en uso. La respuesta de los palmeros ha sido, asimismo, enormemente positiva donando piezas arqueológicas atesoradas en sus casas durante muchísimo tiempo e implicándose en los numerosos actos culturales (exposiciones, conferencias, jornadas, talleres didácticos, visitas guiadas a la comunidad educativa, etc.,) que a lo largo de estos diez años se han llevado a cabo en el mab. Este corto espacio de tiempo nos ha permitido generar unos cimientos que nos permitirán seguir creciendo. Sin duda, consideramos que esta labor de concienciación sobre la riqueza, variedad e importancia del patrimonio cultural benahoarita, así como la necesidad de preservarlo a las generaciones futuras, son algunas de las cosas de las que más nos enorgullecemos y sentimos satisfechos. Y esta labor ha sido un esfuerzo colectivo en el que han participado las diferentes instituciones, especialmente el Cabildo de La Palma, los investigadores y, sobre todo, la infinidad de personas anónimas que de diferente manera (donaciones, aportando información, acudiendo a los diferentes actos culturales, dando su ánimo y apoyo, etc.,) han contribuido a que este sueño se haya hecho realidad y esté plenamente consolidado. 

-¿Qué ha supuesto para La Palma este espacio museístico? 

-La creación del Museo Arqueológico Benahoarita ha sido, desde nuestro punto de vista, el hito más importante para la etapa prehispánica de la Isla desde la fecha lejana de 1752 en que se dieron a conocer los petroglifos de Belmaco. Además, es importante reseñar que toda la financiación económica corrió a cargo del Cabildo Insular, al que no importó el dinero para dotar a la Isla de un moderno y funcional equipamiento cultural para proteger, conservar, restaurar y difundir el legado patrimonial benahorita. Desde el mismo momento de la apertura del mab, el 30 de abril de 2007, todos los restos arqueológicos benahoaritas, por ley, se deben quedar en su Isla. Hasta entonces, esa misma ley, obligaba a que todos los vestigios prehispánicos se depositaran en el Museo Arqueológico Provincial, en este caso en la isla de Tenerife. Muchos hallazgos casuales de la década de los 70 y 80 del siglo pasado se trasladaron a la isla vecina en virtud de esa reglamentación. Y, a día de hoy, ninguno de esos materiales ha regresado a su origen. La creación del mab ha permitido la concentración de los restos arqueológicos benahoaritas en un solo espacio. Desde entonces el Cabildo ha realizado un enorme esfuerzo para rescatar y traer a La Palma los vestigios que se encontraban en los Departamentos de Arqueología de la Universidad de La Laguna y Las Palmas de Gran Canaria y el Parque Nacional de la Caldera de Taburiente. Se establecieron negociaciones con las colecciones privadas que atesoraban una inmensa cantidad de piezas, muchas de ellas auténticas joyas y únicas que habían sido recogidas desde los años 50 del siglo XX. En la actualidad, prácticamente han sido recuperadas todas, destacando los conjuntos de Miriam Cabrera Medina, Ramón Rodríguez Martín, Tomás Oropesa Hernández y Domingo Acosta Felipe.

Nada más abrir sus puertas empezaron a ponerse en contacto con nosotros numerosas personas, estudiosos y apasionados por la arqueología, para donar numerosos objetos prehispánicos que, en algunos casos, llevaban más de 50 años guardados en cajas y lonjas. Muchas de ellas, además, se han convertido en colaboradores del mab destacando, en este sentido, a Carlos Asterio Abreu Díaz, Casiano Melián Cruz, Luis Robayna Simón, Aníbal Pérez Ramos, Carlos Cecilio Rodríguez López o las agrupaciones del Salto del Pastor Canario Jurria Tenerra y Garehagua. Pero la aportación de estas personas, ninguna de ellas especialistas en la materia, ha ido mucho más allá, descubriendo infinidad de yacimientos arqueológicos y ayudando a los investigadores a replantearnos algunas teorías que estaban firmemente arraigadas entre los arqueólogos que hemos trabajado en la antigua Benahoare. El mab, en estos diez años, y a pesar de no contar con personal técnico directo y oficialmente vinculado al mismo, ha conseguido desarrollar una intensa actividad destinada a divulgar  la arqueología entre todas aquellas personas que sienten interés por estas cuestiones. Así, se han desarrollado congresos y seminarios, impartido innumerables conferencias, se han preparado exposiciones monográficas propias, se ha implicado en proyectos de investigaciones nacionales e internacionales, ha participado en multitud de congresos, jornadas y seminarios, tanto en Canarias como en la Península. Y, en este punto, seríamos tremendamente injustos si no reseñáramos la labor de todos los políticos que, a lo largo de este período, han sido los responsables directos de su gestión, dejándonos acometer todas aquellas propuestas que les hemos planteado.    

-¿Cómo afronta el museo su futuro?    

-El futuro se nos presenta con mucha esperanza e ilusión. Si en estos diez años hemos sido capaces de acometer infinidad de proyectos y actuaciones solo con nuestra voluntad, así como con la ayuda inestimable y altruista de la bioantropóloga Nuria Álvarez Rodríguez, y sin apenas dinero para llevar a cabo una labor eficaz e independiente, somos tremendamente optimistas de que el futuro nos deparará muchos más frutos. Desde el 26 de abril de 2017 soy el director del Museo Arqueológico Benahoarita, precisamente coincidiendo con el décimo aniversario de su apertura, si bien esta labor la tendremos que seguir compaginando con otras funciones y deberes. Pero bueno, esto no nos asusta, así lo llevamos haciendo desde hace una década aunque, evidentemente, ahora tendremos otro tipo de responsabilidad e implicación, mucho más personal y directa.    

-¿Y qué proyectos tiene para este espacio?    

-Lo más inmediato es preparar y gestionar las numerosas actividades que se celebrarán este mismo año con motivo del décimo aniversario de la apertura del mab. Esta programación ya se ha iniciado hace unos meses con la presentación a los medios de comunicación de la colección de Domingo Acosta Felipe, que será presentada al público a finales de año. La fecha de apertura se ha recordado mediante una exposición sobre Alimentación Benahoarita, la presentación del documental Canarias Amazigh: tras las huellas de los antiguos canarios, una charla sobre una tumba de Luxor a cargo del egiptólogo Miguel Ángel Molinero Polo y otra sobre una nueva especie de homínido (Homo naledi) descubierta en Johanesburgo (Sudáfrica). En lo que queda del año tenemos previsto realizar un congreso, presentar una revista de arqueología de La Palma, muchas actividades destinadas a la comunidad educativa (títeres, piezas teatrales, talleres didácticos), elaborar un folleto sobre los benahoaritas y un catálogo con la colección de Domingo Acosta,  retomar el tema de las madayas (palabra tifinagh que significa cosa bella que hay que ver), la remodelación de la exposición permanente del mab, nuevas exposiciones temporales o merchandising propio.  El mab se debe convertir en un referente para la arqueología del Archipiélago canario porque tenemos piezas y yacimientos arqueológicos que son únicos y en un estado de conservación bastante aceptable. Ahora bien, lo primero que debemos hacer es convertir el propio museo en un centro bien dotado de material, medios técnicos y, sobre todo, personal cualificado para desempeñar sus correspondientes labores. Entre el personal científico son inexcusables un conservador y un restaurador, aunque también es imprescindible que los diferentes servicios (bedeles, mantenimiento, administrativos, etc.) desempeñen su labor con la máxima profesionalidad posible. El objetivo de todo ello es conseguir que el mab sea visitado no sólo por todos los turistas sino también lograr que los propios palmeros se sientan orgullosos de su existencia y lo defiendan como algo propio y que es necesario preservar. El futuro pasa por consolidar, incrementar y mejorar todas aquellas actividades que llevan diez años desarrollándose (jornadas, conferencias, exposiciones, visitas guiadas, participación en proyectos científicos, apoyo a investigadores o implicación de la comunidad educativa). En este campo ya tenemos la suficiente experiencia para mantenernos en el mismo camino, si bien ahora se trata de aprender de los errores e incidir en las virtudes. Finalmente, el mab debe liderar todos aquellos aspectos que tengan que ver con la arqueología y que se centren en la Isla para conseguir que La Palma, tal y como ocurrió hasta finales de la década de los 80 del siglo pasado, lidere la investigación arqueológica en Canarias. Esta política debe ir orientada en cuatro frentes bien diferenciados, aunque interrelacionados entre sí: 

1. Debemos establecer una relación fluida y científica con otros museos del Archipiélago (Museo Canario, Cueva Pintada de Gáldar, Museo de la Naturaleza y el Hombre, Museo Arqueológico del Puerto de La Cruz y Museo Arqueológico de La Gomera) que nos permita realizar intercambios (exposiciones, conferenciantes) y compartir ideas en el sentido de revalorizar la singularidad y espectacularidad de la arqueología canaria al resto del mundo.

2. La Palma no debe renunciar a la recuperación de todos aquellos vestigios benahoaritas que estén en otros museos de las islas. Ya ha habido algunos intentos en este sentido y, por diferentes circunstancias, al final solo se han quedado en buenas intenciones. Es absolutamente necesario retomar esas negociaciones para recuperar lo que es nuestro y nos pertenece, tal y como se recoge en la propia Ley de Patrimonio Histórico de Canarias de 1999. 

3. Aunque parezca mentira, en la actualidad, sólo se ha realizado, aproximadamente, el 50 % de la Carta Arqueológica Insular, con más de 4.500 yacimientos registrados e inventariados. Es absolutamente fundamental finalizarla porque solo así podremos plantear una política rigurosa y eficaz que garantice la preservación de los mismos. En este sentido, este mismo año se va a acometer la realización de la Carta Arqueológica de San Andrés y Sauces. 

4. Es vital para la investigación arqueológica insular retomar las campañas de excavaciones que, prácticamente, llevan paradas desde inicios de 1988 con los últimos trabajos en la Cueva del Tendal. En este campo podemos marcar la pauta de lo que suceda en el resto del Archipiélago, puesto que solo en La Palma existen yacimientos con estratigrafías arqueológicas significativas que superan los siete metros de espesor. Estas excavaciones son esenciales para avanzar en el conocimientos de diferentes aspectos de la cultura benahoarita (origen, dataciones, paleoclimas, aprovechamiento espacial, evolución de la cabaña ganadera o actividades cotidianas). 

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