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“Puede parecer friki, pero La Palma es un ejemplo de que la política de pactos funciona”

Ramón Araújo cree que en La Palma "algo se empieza a mover". Foto: LUZ RODRÍGUEZ.

Esther R. Medina

Santa Cruz de La Palma —

La Palma Ahora ha pedido a Ramón Araújo, humorista satírico, cómico y hombre que tira a la anarquía, que haga un análisis político y económico, a modo de balance, del 2015 en La Palma. “Lo primero que tengo que decir de este año es que la Isla ha sido un ejemplo para mí de lo que puede una política de pactos”, ha soltado de entrada, sin vacilones. “En varios municipios ha habido pactos antagónicos de PP y PSOE que han funcionado perfectamente, incluso mejor que cuando algunos de ellos han tenido mayorías absolutas, eso es lo que oigo yo en los bares”, dice. “Si ha habido gobiernos eficaces en que los partidos se fiscalizan unos a otros, porque son antagonistas, por qué no puede haber entendimientos a nivel nacional cuando aquí hubo un acuerdo del que ya se puede hacer un balance: el del Cabildo con PSOE y PP”, se pregunta. “Esto puede ser un planteamiento friki, tal vez no lo hayas oído nunca, pero La Palma es un ejemplo de que gente antagónica políticamente puede funcionar perfectamente”, asegura.

Ramón Araújo cree que “en este momento de desgobierno en la nación tenemos que pensar en ponernos de acuerdo, y no hace falta ir a Carrillo y a Fraga, que se entendieron en una situación que no era mucho mejor que la que tenemos hoy”. “La necesidad de consenso y de acuerdo me parece que es fantástica”, subraya. “Y eso lo digo yo, una persona de pensamiento más bien libre, tirando a la anarquía; no soy nada sectario ni dogmático, ni tengo ninguna ideología plantada en el cerebro, porque las que se han plantado no han florecido”. Los pactos en La Palma, insiste, “son una aportación de la Isla que la convierten en un laboratorio político general”.

Y a pesar de que aún queda mucho camino por recorrer, Ramón Araújo está convencido de que “algo se mueve en La Palma, no sé si es un algo grande, un alguito o un ya veremos, si es un podría ser peor o si es francamente mejorable, un veremos a ver, pero tengo la impresión de que algo se ha movido en los dos últimos años”. “Hay un cierto movimiento en direcciones que me parecen correctas, como en el planteamiento de orientar a La Palma hacia una especie de isla científica”. “Esa es la sensación, aunque le pueda servir muy poco al hombre que está en la calle, porque el problema del paro sigue siendo horroroso”, reconoce. “El movimiento comienza por arriba, y tal vez empieza moviéndose en direcciones que en el futuro podamos tener algunos nichos de trabajo en áreas tecnológicas”, comenta. “He visto una cierta aceleración en el panorama científico que es nuestro fuerte puesto que tenemos el complejo de astrofísica, y unas condiciones magníficas para desarrollar proyectos como ‘La Palma inteligente’, una iniciativa del Cabildo de la que vamos a vacilar en el concierto que tenemos el día 4 de enero”. “Ese proyecto me gusta, y me gusta también que llegue la fibra óptica, que muchísimas empresas tecnológicas de vanguardia vengan a La Palma”, afirma.

Y se pregunta: “¿Hay vida más allá del plátano?”. Él mismo se responde: “Tal vez exista en la tecnología, en el turismo, pero esto debe producir efectos en la vida económica de la gente, lo demás me interesa un diablo, con todos mis respetos por la ciencia”.

La causa del estancamiento que sufre La Palma, Ramón la desconoce, pero apunta que “quizás ha habido una incapacidad política para vender todo lo que tenemos, porque estamos cayendo en el turismo global canario, donde la riqueza está en el turismo de masa, en grandes hoteles y campitos de golf, y no hemos sido capaces de diferenciar una oferta en La Palma”. Pero percibe un cambio, aunque tímido. “Parece que hay menos pudor a perder señas de identidad, porque hasta ahora daba la impresión de que íbamos a perder la virginidad, no hemos querido que nadie haga aquí nada, ni un hotel, tal vez estamos perdiendo esa timidez”. “Tenemos que hacer un esfuerzo equilibrado, pero algo hay que hacer”, sugiere. “La sensación mía en el plano turístico y científico en los últimos años es que hay una cierta tendencia a confirmar un turismo tal vez rural, de naturaleza, de hoteles pequeños, pero si aparece un expediente de no sé qué, o una reclamación ecologista, y más trabas, pues el inversor se marcha a Namibia o a Cabo Verde”. “Tímidamente algo se comienza a mover, parece que alguien trabaja con una cierta visión, no sé si en el Cabildo, o en los ayuntamientos, pero percibo un tímido cambio generacional, otro impulso; los que leemos la prensa todos los días vemos un pequeño movimiento que quizás percibíamos más tímidamente en años pasados”, resalta.

Sin embargo, Araújo afirma que “a nivel de calle sigo viendo La Palma como muy perdida en la nada, juventud sin perspectiva o con malas perspectivas de empleo; esta es la enfermedad, la pandemia nacional y ahorita europea, la pandemia de un modelo económico que no sabemos cómo cambiar, porque queremos cambiar desde ópticas todavía más retrógradas, tanto por la derecha como por la izquierda las propuestas de cambio económico son peores todavía, son fórmulas superadas del siglo XIX”. “La derecha ya está ahí, pero la izquierda va al siglo XIX a toda máquina, sin darse cuenta de que el país es moderado, de centro, de centro-izquierda, de centro-derecha, y La Palma también lo es, más bien de centro izquierda, pero no hay que olvidar que centro va primero que izquierda”.

La gente, sostiene Araújo, “sabe perfectamente que hay un motor que se llama economía, que es el que genera empleo; ahora mismo empieza a correr el dinero y da lo mismo que se gestione desde la derecha como desde la izquierda, si hay dinero en la calle lo hay y punto”.

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