“La Isla tiene un potencial en materia orgánica maravilloso que se está tirando al vertedero”

Ramón Plana se encuentra en la Isla realizando un estudio. Foto: LUZ RODRÍGUEZ.

Esther R. Medina

Santa Cruz de La Palma —

Cree fundamental que los ciudadanos se conciencien de que los restos de las naranjas o de las papas, o de cualquier materia orgánica, no son residuos. “Tienen un valor y debemos verlo como fuente de riqueza y recurso material”, ha señalado a LA PALMA AHORA Ramón Plana González-Sierra, doctor en biología, maestro compostador y una autoridad en materia de tratamiento biológico de residuos, que se encuentra en la Isla realizando un estudio por encargo de la Consejería de Medio Ambiente del Cabildo, dirigida por Nieves Rosa Arroyo, para lograr cambiar el modelo de gestión que actualmente se está llevando a cabo en este ámbito y que, si no se modifica, puede alterar el frágil ecosistema insular.

Plana ha reconocido que “conocía ya La Palma pero llevo una semana y media recorriéndola otra vez, visitando con calma todos los municipios y viendo lo que se genera, y hay un potencial de materia orgánica, desde el punto de vista técnico, maravilloso, pero, por otro lado, muy triste porque se está desaprovechando, se está tirando y encima generando impacto ambiental”. “Lo que realmente pretendemos es alcanzar un modelo de gestión de residuos que sea realmente sostenible y eficiente, en el sentido de que buscamos no sólo la prevención, mediante la educación de los ciudadanos, que sean conscientes de que al separar en casa están facilitando el trabajo posterior para alcanzar el reciclaje real de esos materiales y su aprovechamiento”. “Queremos lograr que la gente considere que los residuos son un recurso con un valor muy importante y no se deben tirar, todo lo contrario”.

Impacto ambiental

La mala gestión de residuos genera impacto ambiental. “Aumenta la emisión de gases de efecto invernadero y se dejan de aprovechar recursos, lo que origina un derroche energético y material; además, pone en evidencia la falta de concienciación de los ciudadanos sobre la importancia del entorno”, subraya. “Debemos ser conscientes del equilibro que tenemos que mantener con el entorno, y respetarlo”, añade. En el caso de un ecosistema insular, el impacto “es más rápido y se evidencia más porque el territorio es limitado, con lo cual el balance de las distintas materias es más delicado, a poco que lo alteremos se manifiestan rápidamente las consecuencias”, dice.

Este prestigioso experto admite que en materia de concienciación ciudadana sobre reciclaje “falta mucho por recorrer, y también hay mensajes que no llegan bien, porque la gente piensa que separar en casa es reciclar, cuando lo que hacemos es separar distintas fracciones para que después otros las reciclen”. En este sentido, considera que “las instituciones van más lentas de lo que a mí, como técnico, me gustaría, pero poco a poco se van dando cuenta porque la maldita crisis, por un lado, ha sido bendita crisis; ha hecho que nos demos cuenta de las necesidades materiales, de la crisis energética, y ha vuelto a enfocar la atención en el tema de los residuos como fuente de recurso”. Además, agrega, “ha evidenciado que los modelos actuales no son sostenibles ni ambiental ni económicamente, no nos podemos permitir pagar los costes que tienen algunos modelos de gestión para los resultados que se obtienen”, resalta.

Plana recuerda que “podemos volver al principio de la cadena, a ser conscientes que en nuestras casas podemos reducir y prevenir la gestión de residuos, dar un segundo uso a esa materia, y después entrar en la fase de reciclaje, y lo que quedaría al final tendría que ser poco”. “La materia orgánica es casi el 40% del peso de la bolsa de basura, y eso es un material perfectamente reutilizable y aprovechable, y podemos transformarlo en algo que tiene valor”, insiste. Pero deja claro que “si los ciudadanos no nos concienciamos y esforzamos, la administración llega hasta donde puede” y reconoce que “una de las patas que faltan a este banco que queremos montar es la educación ambiental de la población”.

Descenso en la generación de residuos

La generación de residuos en la sociedad actual, según Plana, ha experimentando un ligero descenso en los últimos años. “Hasta 2009 había un crecimiento continuo, y a partir de ahí, hemos notado un pequeño bajón, debido a la crisis en sí misma, que nos hace consumir menos y generar también menos, pero también porque hay gente que tiene que recurrir a los contenedores para buscar un medio de vida, no solo para alimentarse sino para vender chatarra”, expone.

En La Palma, en opinión de Ramón Plana, en materia de gestión de residuos, “queda mucho por implantar y realmente las oportunidades que ofrece el territorio son magníficas”. Explica que “el modelo que hay actualmente es el más bajo en la escala de jerarquías, que es el vertido, y vamos a intentar subir escalones y minimizar lo que va al vertedero”. “Si gestionamos localmente la materia orgánica la convertimos en un recurso local, y un territorio insular tiene que importar la mayoría de los bienes, entre ellos los fertilizantes; en La Palma se genera mucha materia orgánica que se está tirando a un vertedero y que se podría aprovechar”, recalca. “El potencial que veo en la Isla es enorme, se trata de ir poniendo cada vez más piezas sobre la mesa y poco a poco componer un puzle que nos permita dar la vía de aprovechamiento real más eficiente”.

Recordó que “la Directiva Europea 20/20 dice que para el 2020 tenemos que alcanzar el 50% de reciclaje de las fracciones que se generan, y el 50% no lo alcanzamos si no tenemos en cuenta la materia orgánica; en La Palma, se generaron 27.000 toneladas de residuos en 2014 y sólo se recicló el 7%”. Hizo hincapié en que la Isla es “un territorio insular donde las alteraciones del medio son más sensibles, además de tener consideración de Reserva de la Biosfera, lo cual pone en una categoría superior, y tiene una potencialidad realmente asombrosa”.

Reducir en origen, sin tener que recoger y trasladar residuos, supone “un ahorro energético brutal, también de emisiones de CO2”. “Le vamos a dar una transformación en un producto que necesita el suelo y vamos a ahorrar como sociedad en lo que estamos gastando en estos momentos en el modelo de gestión en esa materia orgánica para evitar que vaya a un vertedero”. No obstante, Plana, puntualiza que “el mejor residuo es el que no se genera”.

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