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“En La Palma hay muchos pacientes frágiles que no están reconocidos”

La enfermera Elisa Díaz Navarro lidera el estudio. Foto: LUZ RODRÍGUEZ.

Esther R. Medina

Santa Cruz de La Palma —

Dedica su tiempo libre a elaborar una herramienta que permita aumentar la calidad de vida los mayores. Es un compromiso social. La enfermera Elisa Díaz Navarro, de la Residencia de Pensionistas de Santa Cruz de La Palma, lidera un estudio, pionero en Canarias, que trata de identificar a la población frágil con más de 70 años, que en La Palma, según los datos preliminares, se sitúa en casi un 25%. “Ese porcentaje puede modificarse al acabar el estudio, porque son resultados preliminares, pero ahora estamos por encima de la media nacional y creemos que se debe al envejecimiento poblacional; tenemos gente muy mayor que vive en zonas rurales, está sola y no cuenta con ayudas para determinadas necesidades”, ha asegurado a La Palma Ahora Elisa Díaz, quien destaca que “otro dato interesante es el perfil de los pacientes, que todavía estamos intentando definir, pero es relevante cómo influye vivir solo en la fragilidad”.

La fragilidad puede ser definida como “el estado de vulnerabilidad o disminución de la reservas fisiológicas asociado al proceso de envejecimiento y empleado como un predictor de discapacidad”, y se asocia a un aumento de la mortalidad, institucionalización, hospitalización y un mayor uso de los servicios de urgencia.

La investigación se inició en febrero del pasado año con una beca de la Fundación Canaria de Investigación y Salud (Funcis). El equipo que lidera Elisa Díaz está integrado por María del Pino Navarro Hernández (enfermera del Hospital de Los Dolores), Elena Hernández Martín (enfermera de la Residencia de Pensionistas); María Dolores Morejón Serrano (enfermera de atención especializada), Efrén Pérez Pérez (enfermero de enlace de Atención Primaria) y Mayra Catalina Piña Molina (médico de Atención Primaria). En los análisis estadísticos cuentan con el apoyo de un matemático del Hospital de La Candelaria en Tenerife.

Lo que más ha llamado la atención a este equipo, hasta el momento, es que “muchos pacientes que son frágiles no están reconocidos como tales, porque no se les ha detectado la fragilidad y tendría que hacerse como algo rutinario en los centros de salud”, subraya Elisa. “Es llamativa la prevalencia, pero lo interesante es ver el perfil de esa persona”, insiste.

Y detectar la fragilidad no es tarea fácil. “No se logra a simple vista, porque nos hemos llevado la sorpresa de encontrar pacientes que no dirías que son frágiles y otros que lo parecen y no lo son”. Confirmar la fragilidad requiere una prueba que incluye “comprobar la fuerza de las manos, pérdida de peso en el último año o nivel de energía”, detalla.

El proyecto se encuentra en su primera fase. “Primero estamos viendo la prevalencia, el perfil de la persona frágil, y después con ese perfil hay que diseñar una herramienta”, dice. “La parte práctica de cara a la sociedad es ver qué prevalencia tenemos en La Palma en fragilidad, si supone un problema o no, que ya está claro que lo supone; sea cuál sea la prevalencia, hay que diagnosticar al paciente frágil y tratarlo”, recalca. “Nuestro objetivo como profesionales es realizar una herramienta que cuando llegue el paciente al centro de salud, el enfermero o el médico pueda realizar una prueba lo más rápido posible, y de forma sencilla, para diagnosticar si es o no una persona frágil; tiene que ser algo rápido y que se pueda utilizar de forma habitual”, precisa.

Este es el primer estudio de estas características que se realiza en La Palma y en Canarias. “Esperamos acabar la captación de pacientes a final de año y los resultados previsiblemente saldrán en el primer trimestre de 2017”, adelanta.

Elisa se siente “orgullosa” de poder liderar esta investigación, pero, sobre todo, recalca, “del equipo que tengo, porque estamos haciendo el estudio fuera de nuestra jornada laboral, y cada entrevista puede durar entre 30 y 45 minutos”. “Dedicamos nuestro tiempo libre a realizar este estudio, que no tiene ninguna compensación económica; es una cuestión profesional, nos hemos involucrado para intentar mejorar la calidad de vida de las personas mayores”, concluye.

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