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La imitación de grabados aborígenes amenaza al patrimonio arqueológico de la Isla

En la imagen, una imitación de un grabado aborigen. Foto: JORGE PAIS.

La Palma Ahora

Santa Cruz de La Palma —

La imitación de grabados rupestres aborígenes se ha convertido “en una lacra” que puede ocasionar “daños importantes al patrimonio arqueológico de La Palma”, según asegurado a este digital Jorge Pais, doctor en Arqueología y jefe de Patrimonio del Cabildo.“Se trata de un problema que cada vez se repite más y que está ocasionando verdaderos estragos”, asegura.

“La imitación de grabados rupestres aborígenes es una lacra que cada vez está más extendida por la orografía de La Palma, y las torretas de piedras y espirales realizadas mediante la alineación de rocas no son más que variantes de la misma nefasta moda”, dice, y añade: “Pero es que, además, en el caso de los petroglifos, puede generar problemas muy importantes a la propia investigación arqueológica. Estas inscripciones, cuando se hacen con la percusión con otras piedras, van a crear, en el futuro, no pocas confusiones entre, incluso, los especialistas más avezados y con mayor experiencia”, sostiene.

Detalla que “estos petrograbados, cuando pasen 40 o 50 años, van a adquirir un desgaste y una pátina semejantes a la que poseen las inscripciones benahoaritas. Solo la tipología y la ubicación permitirán a los expertos, aunque con muchísimas dudas y confusiones, reconocer su origen prehispánico o histórico”.

Apunta que “posiblemente, quienes hayan realizado estos grabados no son conscientes del daño que pueden provocar a la arqueología palmera e, incluso, se sientan satisfechos al considerar que esta actuación es una forma de reivindicar lo nuestro y el legado de nuestros antepasados, pero es todo lo contrario, están creando un problema de consecuencias imprevisibles y que es necesario detener. Tampoco es descartable, ni mucho menos, que quienes las hayan hecho su única motivación haya sido la de fastidiar y destrozar un paisaje natural o la más absoluta y supina ignorancia”.

Pais relata que “desde hace un tiempo habíamos contemplado en la zona de Los Hornitos, en El Paso, una espiral reciente en medio de una ladera que llamaba poderosamente la atención. La sorpresa es que este mismo domingo, al sacarle las fotos, hemos comprobado la existencia de otra espiral a apenas cinco metros; pero es que a unos 20 metros hacia el sur, ya se ha dado un paso más hacia la hecatombe, puesto que, en otra piedra, perfectamente visible desde la pista, lo que se ha grabado son las iniciales del nombre de una persona”.

El jefe insular de Patrimonio no es optimista. “Ojalá nos equivoquemos, pero mucho nos tememos que la proliferación de imitaciones de grabados y grafitis va a ir en aumento y de forma incontrolada, porque este tipo de actuaciones provoca un deseo de imitación irreprimibles. Hasta ese punto llega nuestra imbecilidad. Algunos de los que recorran estos parajes pensarán que si alguien ya realizó grabados, ellos no van a ser menos, y también querrán dejar la huella de su visita al lugar por el que, con toda probabilidad, nunca más vuelvan a pasar”, expone.

Subraya que “el siguiente paso, del que existen innumerables ejemplos por toda la Isla, es la realización de los grafitis en los propios paneles benahoaritas”. Afirma que en la estación de grabados de La Erita, en las cumbres de Santa Cruz de La Palma, y en el límite del Parque Nacional de la Caldera de Taburiente, “se repasaron los motivos prehispánicos con tiza, se realizaron imitaciones de los grabados benahoaritas y, por si no fuera suficiente, se dejaron las iniciales de los autores del atentado”. “Así es como defendemos nuestro patrimonio arqueológico”, se lamenta.

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