Varios testigos aseguran que David Batista amenazó a Laura con quemarla

En la imagen, vista de la sala este martes.

EFE

Santa Cruz de Tenerife —

Varios testigos han corroborado este miércoles que David Batista, exnovio de Laura González, a la que presuntamente asesinó tras rociarla con gasolina y prenderle fuego el 10 de julio de 2015 en Santa Cruz de La Palma, la había amenazado con quemarla unos días antes, junto a una hoguera en la playa, cuando ella celebraba la noche de San Juan con sus amigos.

Durante la sesión de hoy de la vista oral contra David Batista, al que la fiscalía y acusaciones particulares y popular piden 40 años de prisión, su letrado defensor, Víctor Manuel Francisco Herrera, que busca su absolución, intentó demostrar que esas amenazas las realizó, al igual que el crimen, bajo los efectos del alcohol y las drogas.

El acusado había admitido el día previo su participación en la muerte de Laura, pero aseguró que no recuerda nada de lo ocurrido por haber consumido drogas y que solo supo de ello cuando se lo dijeron al despertar en el hospital de quemados de Sevilla, al que fue trasladado porque él mismo resultó parcialmente quemado. La fase testifical ha concluido con la intervención del padre de David Batista, así como de una veintena de testigos entre amigos de la víctima, agentes policiales y facultativos. Antonio Juan Bautista, padre de David, aseguró que la relación de su hijo con Laura, que duró tres años, era “buenísima”, “se llevaban muy bien” y él nunca observó nada raro. No sabía entonces que su hijo consumiera drogas, se enteró con el tiempo. En los días previos a los hechos notó “raro” a su hijo, pensaba que era por su trabajo, no por su relación con Laura, y en la mañana del crimen “estaba muy nervioso”, según le comentó su esposa.

Sin embargo, ninguno de los amigos y compañeros de trabajo de Laura mencionaron que su relación con David fuera buena, sino todo lo contrario: él era celoso, posesivo y controlador; ella se sentía acosada y lo percibía “como una losa”. Una de las amigas relató que en una ocasión, al principio de su relación, David escupió a Laura en su presencia. Ya después de la ruptura de la relación en mayo de 2015, Laura se quejaba del acoso y continuas amenazas de David, que llegó a colgar en Facebook una foto vejatoria de su exnovia en la misma mañana del crimen.

La amiga de Laura tuvo tiempo de hacer una captura de la foto y enviársela a ella antes de que él eliminara totalmente su perfil de la red social. Las compañeras de trabajo de Laura confirmaron que al día siguiente de la noche de San Juan ella acudió a la tienda antes de su hora de entrada para no pensar, bastante alterada porque por la noche David le dijo: “Voy a ir a tu tienda y te voy a quemar”.

Sus amigas y compañeras le recomendaron con insistencia que denunciara a su ex novio, pero ella no creía que fuera capaz de cumplir sus amenazas. Otro de los amigos de Laura explicó entre sollozos al jurado cómo se puso a gritar con rabia “lo ha hecho, lo ha cumplido”, cuando su madre lo despertó en la mañana del 10 de julio para decirle que David acababa de quemar viva a Laura.

De los testimonios de las personas que intentaron ayudar a Laura tras ser atacada en la tienda, se desprende que la muchacha sufrió intensos dolores y que estuvo plenamente consciente todo el tiempo, pese a la gravedad de las quemaduras, que habían chamuscado el 95 por ciento de su cuerpo. “Al principio pensé que se podía hacer algo, pero cuando la vi bien pensé que se iba a morir, aunque lo escondí. Le costaba hasta pestañear, tenía los párpados afectados”, relató una enfermera que la atendió a la entrada de la tienda y que estaba de compras en el centro de Santa Cruz de La Palma.

Laura hablaba y llegó a decirle al primer agente de policía que llegó al lugar quién había sido el agresor y que toda la información estaba en su móvil, posiblemente en referencia a los casi 200 mensajes de insultos y amenazas que había recibido. Otra amiga de Laura que estaba cerca del lugar y la atendió en aquellos momentos confirmó que ella insistía en que cogieran su teléfono de la tienda.

La contable de la ferretería de enfrente de la tienda donde trabajaba Laura, en cuyo establecimiento fue atendida hasta la llegada de la ambulancia, también la oyó hablar: “Preguntaba si se iba a morir”. Una médico que trabaja en urgencias y que pasaba por el lugar intentó ayudar a Laura en aquellos momentos y luego la acompañó en la ambulancia camino del hospital: “Estaba totalmente chamuscada. De lo peor que he visto en mi profesión. Para mí su estado era incompatible con la vida”.

En el trayecto se quejaba del dolor y decía que se quería morir. Le suministraron cloruro mórfico, oxígeno y baños de suero. Entre tanto, el agresor, que sufrió quemaduras en el 30% de su cuerpo, había huido del lugar y entró por su pie en el centro de salud de Santa Cruz de La Palma, en donde los facultativos que lo atendieron aún no sabían qué había ocurrido realmente y pensaban que era un herido de un incendio. Se quejaba mucho de sus dolores y pedía morfina, pero también, sin ser preguntado, llegó a decir: “Fui yo, fui yo. La rocié. Se me fue el baifo. Tiré la gasolina y la prendí”.

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