70 años de la salida del ‘Delfina Noya’ desde la costa de Los Galguitos

En la imagen, lugar de salida del 'Delfina Noya': El Poyo, donde puede verse lo que queda del antiguo almacén de Fyffes de embarque de platanos.

José Luis Perestelo

San Andrés y Sauces —

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Aquel 14 de mayo de 1950 amaneció con sol. Mi abuela llamó a mi madre para que viera cómo sus rayos se reflejaban en los gorros de los guardias civiles que patrullaban en la parte alta de la ladera de Las Puntas; eran tiempos de menos edificaciones y sin ningún plástico. 

Ese día, hoy hace 70 años, desde el antiguo almacén de Fyffes en El Poyo, partía en secreto un velero, el Delfina Noya, con destino a la esperanza, Venezuela.

Una noticia que con sigilo recorrió la Isla desde febrero, cuando, en un baile de carnaval de la Sociedad Juventud Española de Breña Baja, es contratado un joven de Mazo, Delio Ortega, para capitanear un velero con destino a Venezuela. Había estudiado náutica en Tenerife y realizado prácticas en el León y Castillo, lo que ayudó a publicitar el viaje. Iría al mando un capitán con estudios de náutica.  Así fueron reuniéndose hasta 230 personas que, previo pago de 5.000 pesetas, estaban decididas a emprender la aventura.

No tuvo buen comienzo, el mal estado del mar zarandeó la pequeña embarcación que tanto Delio como Miguel, su maquinista, decidieron navegar, las primeras horas, hasta Fuencaliente, junto a la costa. Tenían la esperanza de ser retenidos por la Guardia Marina del puerto de Santa Cruz, así se evitaría aquella locura.

Los 40 días de travesía están recogidos en el libro de Javier Díaz Sicilia Al Suroeste la Libertad, que invito a leer a quien quiera saber más de este y otros viajes a Venezuela. Otro hito relevante en este viaje es la elección del poeta Carmelo Duarte Pérez, pasajero del velero, como representante de los 230 que llegaron el 24 de junio de ese año a las playas de Chirimena, Estado Miranda, para negociar el desembarco con las autoridades venezolanas, según recoge David W. Fernández en su libro Palmeros en América, editado por Alianza Palmera, muchos años presidida por Armengol Abreu.

Resulta innecesario explicar por qué 230 personas se suben a un velero en un día de temporal, si hablamos de una isla de posguerra y dos años de sequía, el 48 y 49, pero sí creo que puede ser interesante repasar la prensa de Venezuela en esos años en la que muchos veleros canarios llegaron a la que después se llamaría Octava Isla. Ese trabajo también puede leerse en el libro de Javier Díaz Sicilia. Permítanme que hoy recuerde algunos párrafos del editorial del diario caraqueño El Universal, del 1 de junio de 1950, justo cuando El Serrano lleva 16 días de travesía y faltan 24 para llegar a las playas Mirandinas: “Es obvio que si alguna inmigración conviene a Venezuela es la de Canarias (...) en Canarias hay gente fuerte, sana (...) el isleño es sobrio, honesto, laborioso (…)”.

En junio de este mismo año, otro periódico de Venezuela, Últimas Noticias, decía: “Los inmigrantes isleños deben seguir viniendo, campesinos especialmente preparados, técnicos de la construcción, mecánicos, electricistas… que enseñen al obrero criollo pero no lo desplacen...” 

A pesar de esta llamada de la mayoría de la prensa venezolana, el gobierno de los Coroneles no actuó con la acogida que el anterior presidente Gallegos dispensó a los canarios. Muchos fueron derivados al penal El Dorado, río Cuyaní, Estado Bolívar. También algunos del Delfina Noya

Debemos sentirnos orgullosos de nuestra gente, no solo por mejorar nuestra vida -mucho aportaron en esos años difíciles-, también por engrandecer ese gentilicio isleño que nos da fortaleza a la hora de afrontar los retos que tendremos por delante. Si ellos pudieron, nosotros no debemos defraudar su memoria y su ejemplo de sacrificio.

Los nombres de Hilario (afortunadamente hoy sigue con nosotros), Pedro, Marcos, Luciano, Juan, Antonio, Eusebio… forman parte de la memoria de nuestro barrio, ellos fueron en el Delfina Noya, otros se quedaron en las laderas de Las Puntas o en su casa, algunos habían ido ya y otros fueron después, todos dieron mucho por nuestra tierra y por aquel país, se merecen nuestro reconocimiento.

Este no fue el único velero que salió desde este barrio. El 1 de septiembre del año 1948 también partía el San Miguel. Las décimas de la época nos lo recuerdan.

Permítanme terminar con dos versos de una décima de Julio Vera: 

“Unos decían adiós 

Con ideas del volver“

Otros no pudieron volver nunca, pero para todos, nuestro homenaje de gratitud hoy, 70 años después de la salida del Delfina Noya desde la costa de Los Galguitos.  

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