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Sobre este blog

Así como hay traga-fuegos se podría decir que yo soy una devora-libros. Pequeños, grandes, para adultos, para niños, para reír, para llorar... Me da lo mismo, los engullo sin miramientos. Para mí, no hay nada mejor que un libro, una caja de galletas y horas libres, para rellenar con lectura.

Héroes de Papel y Celuloide: Vol. 1. DC Comics y sus adaptaciones al cine y televisión

Dado que su nacimiento se desarrolló de manera casi paralela, no es de extrañar que, desde el principio, el cine y los cómics se tomaran el pulso mutuamente, buscando una relación que les beneficiar a ambos.

Bien es cierto que, en aquellos momentos, era la radio la que ocupaba gran parte del tiempo de ocio de las personas -junto con las novelas “pulp”- y, por ello, una de las primeras adaptaciones de un personaje gráfico en otro medio llegó a modo de serial radiofónico, The Adventures of Superman (1940-1951). Este programa compartía espacio en las ondas con otros que narraban las aventuras de Doc Savage, The Phantom o Conan el Bárbaro, todos héroes abiertamente “pulp”.

Sin embargo, no tuvo que pasar mucho tiempo hasta que Superman diera el salto a la gran pantalla y se pudieran ver sus celebérrimos -y agónicos- seriales cinematográficos. Superman salía acompañado del caballero oscuro de Gotham City, del gallardo aventurero espacial Flash Gordon, del mágico Captain Marvel y de un Captain America que distaba mucho de ser el súper soldado creado por Joe Simon y Jack Kirby.

Aquellos eran los años de la Segunda Guerra Mundial, donde los héroes trataban de hacer olvidar, con sus trepidantes aventuras, las penurias y los sinsabores que buena parte de la ciudadanía debía soportar.

Luego, tras el final de la contienda, llegaría una guerra aún peor, la guerra de la paranoia, la desconfianza y la mentira, una circunstancia que precipitó la decadencia de muchos de los grandes héroes de papel por lo menos hasta el posterior resurgir del mundo gráfico, gracias al empeño de Julius Schwartz y Stan Lee.

Y mientras todo esto sucedía, el cine seguí tocando tímidamente a la puerta de los héroes de ficción, buscando una simbiosis que no acababa de dar los resultados esperados. Salvo en contadas adaptaciones, tales como El Príncipe Valiente -creación del gran Harold Foster- e interpretada por Robert Wagner, cada intento se saldaba con una mayor o menor decepción que parecía querer separar los medios más que unirlos.

Tuvieron que llegar los años setenta, con una pléyade de niños “malcriados”, alimentados por películas de serie B, la televisión y los cómics, para que la situación cambiase. En realidad, parte del mérito se debe al empeño de este grupo de directores, capaces de hacernos creer que lo que salía en un cómic se podía ver en la pantalla; es decir, “que un hombre podía volar”. Esto, en particular, sucedió al estrenarse la primera adaptación cinematográfica de Superman, dirigida por Richard Donner, en 1978.

Después llegarían Conan el Bárbaro, el Batman de Tim Burton, The Rocketeer de Joe Johnston o El Cuervo de Alex Proyaas y Brandon Lee, mientras que, en el apartado de la animación, se estrenaba Batman: The Animated Series, una de las mejores propuestas que han llegado hasta la pequeña pantalla.

A pesar de ello, todavía faltaba algo, sobre todo realizadores que supieran combinar las señas de identidad de cada uno de los lenguajes, sin que ninguno se resintiera.

Todo cambió y de la manera más sorprendente con el estreno de Blade, un personaje secundario, surgido de la colección La tumba de Drácula, pero cuya adaptación cinematográfica lo colocaba a la misma altura de personajes mucho más consagrados que aquel implacable cazador de vampiros.

Dos años después, en el año 2000, llegó X-Men, una película capaz de convencer tanto a los aficionados como a los profanos. Tan sólo hace falta escuchar, en inglés, si se puede, el primer encuentro entre Xavier y Magneto, para darse cuenta de que aquella no era una adaptación como las de antes. El trabajo de Bryan Singer, y su endiablada capacidad para entender cómo se deberían trasladar a la gran pantalla los personajes creados por Stan Lee y Jack Kirby tres décadas antes, fue la prueba que se necesitaba para demostrar que el cine y el cómic se podían llevar muy, muy bien.

El resto ha sido una montaña rusa continua donde han desfilado una araña a la que se tiene de vecino -por cinco veces-; un abogado ciego de Nueva York; una griega vengativa; mutantes y más mutantes; un monje “a prueba de balas”; una “máscara” que no para de dar la lata; la ira, en color verde; un dios nórdico con muy mal carácter; un millonario/playboy/genio tecnológico con una máscara de hierro; un coronel con muy malas pulgas; una liga de caballeros muy particulares; unos vengadores condenados a entenderse; y las televisivas aventuras de Clark en Smallville, las de un arquero muy verdoso o las de un agente secreto, admirador del Capitán América. Por último, también hemos visto a un hombre de acero que vuelve al lugar que le corresponde.

¿Piensan que la lista es muy grande? Pues esperen a ver el TITÁNICO esfuerzo realizado por Alex Medina, autor del libro que están a punto de leer. Alex no sólo ha recopilado estos y otros muchos héroes gráficos que han dado el salto hasta la gran pantalla, sino otros tantos llegados desde casi cualquier confín del mundo, la mayoría de ellos desconocidos por mí, y eso que ya llevo unos cuantos años en este negocio.

El trabajo de Alex Medina es doblemente meritorio, porque no sólo ha logrado hacer esta enciclopedia definitiva de los héroes gráficos adaptados a la gran pantalla, sino que, encima, lo ha hecho en solitario, una labor que pocos serían capaces de afrontar, ante tan ingente cantidad de información.

Por todo ello, vaya por adelantado mi más sincera felicitación por su trabajo y sólo espero que también ustedes sepan valorarla en su justa medida, inmersos, como estamos, en un mundo materialista e interesado, donde este tipo de propuestas cada vez son más difíciles de ver.

© Eduardo Serradilla Sanchis, 2016

© 2016 Applehead Team Creaciones

Para más información, diríjanse a la tienda oficial de la editorial: www.nafracoleccion.com o la web de la tienda El Desvan del leprechaun: www.leprechaun.es

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Así como hay traga-fuegos se podría decir que yo soy una devora-libros. Pequeños, grandes, para adultos, para niños, para reír, para llorar... Me da lo mismo, los engullo sin miramientos. Para mí, no hay nada mejor que un libro, una caja de galletas y horas libres, para rellenar con lectura.

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