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Opinión - Vivir sobre un polvorín. Por Rosa María Artal

Miles personas exigen que el etarra De Juana cumpla la condena íntegra

La utilización del himno de España en la manifestación convocada el pasado 3 de febrero por el Foro Ermua desató una polémica al considerar el PSOE que se había vulnerado el decreto de 1997 que regula su uso y que el PP, cuyos máximos dirigentes habían secundado el acto, pretendían “apropiarse” del mismo.

Los manifestantes ocupaban casi completamente la plaza de Colón y parte de la calle de Génova, concretamente hasta su confluencia con la calle de Monte Esquinza, pero no se habían extendido por otros lugares como las calles de Serrano o de Jorge Juan o los paseos de la Castellana y de Recoletos. A la concentración asistió una nutrida representación del PP, encabezada por su secretario general, Ángel Acebes, y de la que también formaban parte el secretario ejecutivo de Libertades Públicas y Justicia, Ignacio Astarloa; la presidenta del partido en el País Vasco, María San Gil, y el eurodiputado y ex ministro del Interior Jaime Mayor Oreja.

También estuvo presente la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, y otros responsables del PP en esta región. En declaraciones a los periodistas, los dirigentes del PP insistieron en que la concentración no iba dirigida contra el Tribunal Supremo, que rebajó de doce años y siete meses a tres años de cárcel la condena que la Audiencia Nacional impuso a De Juana por amenazas, sino que pretendía rendir homenaje a las víctimas del etarra y exigir que cumpla íntegramente su condena.

“Ahora la pelota está en el tejado del Gobierno y no se le puede permitir que se le reduzca la pena (a De Juana)”, dijo Acebes, mientras que María San Gil recalcó que el objetivo de los asistentes era “que el Gobierno escuche que somos millones los españoles que no queremos que se rebaje ni atenue la pena” al etarra.

Himno militar

En la misma línea iba el discurso que había preparado el presidente de la AVT, Francisco José Alcaraz, quien no obstante renunció a leerlo al considerar que el testimonio de las víctimas que le habían precedido en el uso de la palabra había sido “más que suficiente”.

En el texto, que había sido enviado con antelación a los medios de comunicación, Alcaraz exigía al Gobierno que no conceda beneficios penitenciarios a De Juana. El presidente de la AVT también destacaba en su discurso que la convocatoria no se había hecho para “atacar a la Justicia, como pretenden hacer creer algunos para desacreditarnos” sino que consistía en homenajear a las víctimas de De Juana y, fundamentalmente, en “plantearle una exigencia al Gobierno”, al que acusaba de perseguir a las víctimas.

En este sentido, Alcaraz reveló a los periodistas que el pasado viernes envió una carta al presidente del Tribunal Supremo, Francisco José Hernando, en la que aclaraba cuál era el objeto de la concentración. La polémica surgió después de que se supiera que en la solicitud de autorización para el acto que remitió el pasado 13 de febrero a la Delegación del Gobierno en Madrid, Alcaraz especificó que el objeto de la movilización era la “protesta por la rebaja de la condena al terrorista De Juana Chaos” decidida por el Alto Tribunal, además de rendir un homenaje a las víctimas de este terrorista.

Dos de estas víctimas se dirigieron este sábado a los asistentes a la concentración desde el escenario dispuesto en la plaza de Colón. El primero de ellos, Manuel González, herido en el atentado cometido el 14 de julio de 1986 en la plaza de la República Dominicana de Madrid contra un autobús de alumnos de la Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil, expresó su “tristeza y malestar” por la ausencia de miembros del Gobierno en el acto: “Pienso que ellos deberían estar en primera fila y supone una gran ofensa a las víctimas”.

También habló la madre Silvia Martínez, la niña de seis años asesinada por ETA en Santa Pola (Alicante) el 4 de agosto de 2002, al estallar un coche-bomba junto al cuartel de la Guardia Civil de esta localidad, donde vivía con sus padres, cuya intervención fue especialmente dura para con el Gobierno, al que calificó de “cobarde y ruin”. Además del himno nacional sonaron El canto de los pájaros de Pau Casals y el himno militar de homenaje a los caídos La muerte no es el final, ambos en medio del respetuoso silencio de los asistentes después de que los organizadores encendieran un pebetero en recuerdo de las víctimas del terrorismo.

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