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Zabaleta: “el único fin digno de ETA” es el “cese definitivo” de la violencia

BILBAO, 25 (EUROPA PRESS)

El coordinador general de Aralar, Patxi Zabaleta, ha abogado porque se produzca “el cese unilateral de ETA” por “razones políticas y sin contraprestación alguna, haga lo que haga el Estado”, y ha asegurado que es el único “fin digno” que le queda a la banda. Además, ha destacado que todavía se está a la espera de un nuevo comunicado de ETA en el que realice “una cesión íntegra del quehacer político a los agentes y a la sociedad”.

En un artículo titulado “La paz vasca” publicado en el último número de la revista Bake hitzak (Palabras de paz) de Gesto por la Paz y recogido por Europa Press, Zabaleta ha afirmado que “el único fin digno posible de ETA” es el de “acatar el incuestionablemente claro veredicto de la ciudadanía vasca de cese definitivo de la actividad armada”. “ETA fue fundada por una decisión de base política y debe acabar con una decisión de base política”, ha aseverado.

En este sentido, ha subrayado que el principio de unilateralidad recogido en el primer punto del Acuerdo de Gernika “constituye, por ello, la clave fundamental y también la novedad del actual proceso de pacificación”. “Consideramos que son, precisamente, las nuevas bases ideológicas que contiene el actual proceso de paz las que lo hacen irreversible”, ha destacado.

A su juicio, “reconducir a vías exclusivamente políticas la expresión armada dimanante de un conflicto político nunca se puede sustentar de forma completa en medios policiales, ni tampoco en la negación o derrota de la confrontación política”. “Ni puede ser ni sería deseable que así fuera”, ha indicado.

En esta línea, ha indicado que “es la lucha ideológica la que ha modificado los fundamentos del actual proceso” y no son “las legislaciones antiterroristas ni las políticas penitenciarias de castigo, ni las leyes restrictivas de derechos democráticos, como es la Ley de Partidos, las que han modificado esta situación”.

Zabaleta ha considerado que estas medidas “se han demostrado ineficaces y, muchas veces, contraproducentes”, ya que “originan reacciones de victimismo, por un lado, y alimentan actitudes de venganza, por otro”.

“La reivindicación democrática al Estado de los derechos civiles y políticos en su integridad se deben basar exclusivamente en la defensa de los derechos humanos y así lo hace el punto segundo del Acuerdo de Gernika, y ello al margen también, en este caso, de lo que haga o deje de hacer la organización ETA”, ha añadido.

Además, ha lamentado “el triste espectáculo” de que España “esté mirando de reojo lo que hace o dice una organización armada para aplicar la Ley, en vez de aplicar los derechos humanos, base de los derechos civiles y políticos”.

De esta forma, ha subrayado que “los dos grandes desafíos que contienen serias incógnitas en el actual proceso de paz, no son otros que la pacificación en la base misma de la sociedad, por un lado, y la superación de las consecuencias del conflicto, por otro”.

“PACIFICACIÓN SOCIAL”

Asimismo, ha afirmado que las asociaciones pacifistas tienen ahora “un papel importante en el quehacer de la pacificación social” y ha apuntado que, en cuanto a las consecuencias del conflicto, “cuya imagen principal son víctimas, presos y exiliados, ha de abordarse su superación con la humildad y el realismo que dictan otras experiencias”.

“Es evidente que un final dialogado y ordenado de la violencia constituye no sólo la más justa de las reparaciones a la memoria de quienes han sufrido, sino también y sobre todo, la mejor de las bases para la futura convivencia en paz y pluralidad de una sociedad del siglo XXI, como es Euskal Herria”, ha indicado.

Por ello, ha afirmado que se sigue esperando “un nuevo pronunciamiento de ETA” que acate “en su integridad el Acuerdo de Gernika, específicamente en el principio de unilateralidad definitiva” y a la cesión “íntegra del quehacer político a los agentes políticos y a la sociedad”.

“Seguimos esperando también que el Estado y sus grandes fuerzas políticas lleguen a la convicción de que la restricción de los derechos democráticos, civiles y políticos constituyen, en el fondo, no sólo un incumplimiento de los derechos humanos, sino también la excusa dialéctica para quienes, en cualquier tiempo y lugar, han justificado, excusado o contextualizado la utilización de la violencia por causas políticas”, ha añadido.

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