Control a RTVC: el espectáculo continúa

La diputada del grupo Popular, Agueda Montelongo, durante una de sus intervenciones en la comisión de control de la RTVC. EFE/Cristóbal García

Salvador Lachica

Santa Cruz de Tenerife —

Una máxima del mundo del espectáculo dicta que éste debe continuar pase lo que pase. Aplicando esa tesis, este viernes se ha vivido en la Cámara un nuevo enfrentamiento entre el director general de RTVC, Willy García, y la diputada del Grupo Popular Águeda Montelongo.

Un show alentado por la propia Montelongo al pedirle a su portavoz adjunto, Fernando Figuereo, que “monte el pollo” al negarle la presidenta de la Comisión, María del Mar Julios, un turno fuera de plazo para contestar a García, que la había acusado de “mentir a sabiendas de que está mintiendo”.

Un pollo que convirtió la Comisión en un gallinero en el que todos los diputados se saltaron su turno para increpar al adversario hasta el punto de convertir el debate en algo ininiteligible.

“Ha estado durante meses manipulando y engañando a los ciudadanos acusando a RTVC, con premeditación, nocturnidad y alevosía, de cometer irregularidades en la contratación de programas”, afirmó García.

El director del ente insistió en que el propio Tribunal de Cuentas ha confirmado que no hubo irregularidades ni responsabilidades contables en esos contratos, pese a que Montelongo “ha estado alargando durante meses la sombra de la duda sobre RTVC”.

“Pero no se preocupe, no le voy a pasar factura, no voy a pedir su cese o dimisión porque haya mentido”, espetó García a Montelongo.

Impunidad

“Un empleado puesto a dedo no puede venir a insultarnos y amenazarnos ¿Puede haber alguien que se sienta con tanta impunidad a no ser que se sepa protegido por Paulino Rivero?”, contestó Montelongo.

Y también arremetió contra la presidenta de la Comisión por no darle la palabra por sentirse dañada en su honor: “esa actitud se la repruebo también a usted, señora Julios”.

“Monten el pollo, monta el pollo, Fernando”, insistía Montelongo ante la constatación de que no iba a tener un turno extra.

Sin embargo, previamente también se había despachado a gusto contra García, al que acusó con vaguedades y sin datos concretos de contratar a una empresa cuyo dueño tenía vinculación familiar o afectiva con el director de RTVC.

¿Ha guardado el director del Ente relación con productoras como Doble Diez, Amanecer Latino o 7 Mares? ¿Quién es el dueño? ¿Tiene alguna cosita con ellas?, inquirió Montelongo ante el mutismo de García.

“Usted estuvo en RTVC y vio todos los contratos, se le han remitido todos ellos y pregunta cosas que ya sabe con la intención de seguir sembrando dudas”, insistía el director de RTVC.

Pero Montelongo hacia hincapié, también con trasfondo amenazante, en que García “mire bien todos los contratos, yo lo estoy haciendo”, pues sólo en el caso de Amanecer Latino se grabaron programas cuyo importe ascendió a 1.639.880 euros.

“¿Se emitieron esos programas? ¿O sólo se pagaron?”, preguntó la diputada recibiendo el silencio por respuesta.

En el caso de Doble Diez, cuestionó los 17 contratos suscritos por el Ente a razón de 8.590.253 euros, sobre todo cuando “quien firma los contratos es Rubén Fontes, que además es secretario de Organización de CC en Gran Canaria”.

Una batalla más

Una batalla más de las que han existido desde los tiempos de Jorge Bethencourt, pasando por Francisco Moreno o Daniel Cerdán hasta llegar al culmen en la etapa de García, en las que la gestión del máximo responsable de RTVC ha sido usada como excusa para que unos y otros sacaran sus respectivos trapos sucios como si estuvieran participando en uno de esos programas de prensa rosa, que tanta audiencia tienen por el morbo que supone contemplar como los famosos se sacan las vísceras en público sin el menor recato.

La novedad en el espectáculo, pues siempre hay que renovarse, la ha puesto en esta última etapa el propio García, al entrar al trapo de las constantes puyas, insinuaciones y medias verdades que los portavoces de la oposición han dirigido contra él para demostrar que “es un empleado puesto a dedo para servir a los intereses de Paulino Rivero”.

Como en todo programa visceral que se precie, el moderador se las ve y se las desea para poner orden en un gallinero cuyo ruido va in crescendo.

Ya el anterior presidente de la Comisión, el nacionalista José Luis Perestelo, tuvo que dimitir por uno de estos episodios entre ambos protagonistas y hoy María del Mar Julios ha salvado los papeles como ha podido entre tanta 'alucinación' y 'contrahechos'.

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