El PSOE convierte en una fiesta la toma de posesión de Ángel Víctor Torres mientras Coalición Canaria entra en luto

Los expresidentes Fernando Clavijo y Paulino Rivero se dan las espalda en la toma de posesión de Ángel Víctor Torres.

Carlos Sosa

Las Palmas de Gran Canaria —

La toma de posesión de Ángel Víctor Torres como presidente del Gobierno de Canarias se convirtió en una fiesta del Partido Socialista y en la entrada oficial en la fase de luto de Coalición Canaria. En un acto breve pero muy emotivo, Torres recordó los pasajes más sociales del discurso de investidura que pronunció la semana pasada ante el Parlamento, pero esta vez ante la más amplia representación de la ciudadanía del Archipiélago, desde las organizaciones empresariales y sindicales, hasta los colectivos habitualmente ajenos a estos tipo de fastos, como las asociaciones de defensa de la memoria histórica y los movimientos ambientalistas.

El acto comenzó 45 minutos más tarde de lo previsto por el retraso de una hora y cuarto que sufrió el vuelo que desde Gran Canaria llevaba a Tenerife Norte al presidente Torres; al ministro de Fomento, José Luis Ábalos; al expresidente Jerónimo Saavedra y a una amplia nómina de invitados al acto, celebrado en la sede de Presidencia del Gobierno de Santa Cruz de Tenerife, la ciudad que albergará estos próximos cuatro años la presidencia oficial de Canarias.

Fue un acto breve, de apenas 20 minutos, que incluyó la promesa del presidente y un discurso en el que Torres resaltó los aspectos más sociales del programa con el que fue investido por el Parlamento y durante el cual se detuvo especialmente para referirse a las personas que a lo largo del franquismo y ya durante la democracia han dado su vida por las libertades.

Torres hizo especial énfasis en las personas que se han quedado fuera de la recuperación económica y en la necesidad de recuperar la calidad en la sanidad y en la educación. Y lo hizo ante una amplia representación del mundo empresarial, incluido el presidente del Círculo de Empresarios de Gran Canaria, Mario Romero, que la semana pasada calificó de comunista y de extrema izquierda al Gobierno que aún no ha formado Torres. De los empresarios resaltó el presidente su contribución a la economía, pero les recordó la necesidad de que haya una redistribución más justa de la riqueza que se crea.

Tanto el discurso de Torres, de claro tinte progresista, como su breve promesa ante la Constitución y el Estatuto de Autonomía fueron respondidos por fuertes y largos aplausos, a los que luego siguieron unas indisimuladas muestras de euforia por buena parte de los invitados, mayoritariamente socialistas, muchos de los cuales no se marcharon hasta conseguir una fotografía con el nuevo presidente de Canarias. El trasiego y las fotos retrasaron más de lo previsto la reunión formal que Torres debía celebrar acto seguido con el ministro de Fomento y secretario de Organización del PSOE, José Luis Ábalos, que había pasado el fin de semana en un hotel de Meloneras antes de desplazarse este martes a Tenerife.

Clavijo da la espalda a Rivero

Las caras largas las pusieron los escasos representantes institucionales de Coalición Canaria, con el presidente saliente, Fernando Clavijo, al frente. Una reciente entrevista de Paulino Rivero al Diario de Avisos en la que no dejaba títere con cabeza, provocó la situación más comentada de la jornada: la espalda que se dedicaron el uno al otro, más el uno (Clavijo) que el otro (Rivero) a modo de metáfora del cisma que está a punto de abrirse en el seno del partido que llevaba 26 años ininterrumpidos al frente del Gobierno regional.

El expresidente saliente, al que se le notó bastante incómodo en un acto al que estaba protocolariamente obligado a asistir, saludó muy fríamente a su antecesor y compañero de partido, se sentó junto a él y, casi de inmediato, le volvió la espalda hasta que dio comienzo el acto y se vio obligado a mirar hacia el escenario en el que se desenvolvía Ángel Víctor Torres.

Rivero había esperado cuatro largos años antes de dejarse entrevistar por el Diario de Avisos y pasar la correspondiente factura a los compañeros de partido que lo desplazaron para que Clavijo fuera el presidente, y por no dejar, ni siquiera dejó fuera a los medios informativos que contribuyeron a aquel traumático relevo. A todos sin excepción ha culpado el expresidente de los malos datos de poder institucional que presenta CC tras las elecciones del 26 de mayo.

No ha sido la única voz crítica que se ha alzado contra el comportamiento y los malos modales de Coalición Canaria que, en buena medida, explicarían el nuevo desierto de oposición que va a atravesar los próximos años Coalición Canaria. Personas nada sospechosas de ser anticlavijistas, como Ana Oramas, ya han pedido un renovación en la dirección del partido lo que, evidentemente, no solo le afectaría a ella y a Clavijo, sino también a Carlos Alonso, el presidente del Cabildo de Tenerife en trance de sufrir una moción de censura.

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