Dos años de un Parlamento 'a seis'

Parlamento de Canarias.

Salvador Lachica

Santa Cruz de Tenerife —

Hace dos años, la primera presidenta del Parlamento en la historia autonómica de Canarias, Carolina Darias, pidió a los diputados y diputadas de la IX Legislatura que pusieran “lo mejor de nosotros mismos para reducir la brecha entre la ciudadanía y las instituciones” con el fin de dar “razones a la ciudadanía para creer en la política al servicio de los intereses generales”.

Darias hablaba así el 1 de julio de 2015, durante el acto de apertura solemne de la IX Legislatura, y justo dos años después de aquellas frases, no está claro que se haya conseguido “revitalizar la política” desde los 60 escaños de la Cámara regional para “que la esperanza aglutine más que la indignación y que la desafección retroceda”.

El Parlamento iniciaba entonces una nueva andadura con una sensación agridulce entre una ciudadanía que se movía entre la expectación y la indignación pues, si bien contemplaba que había más pluralidad representada en la sede de la soberanía popular (seis grupos, con la irrupción de Podemos y la Agrupación Socialista Gomera), también visualizó estupefacta cómo un esclerotizado sistema electoral dejaba sin escaño a una de las fuerzas emergentes que habían capitalizado la indignación del Movimiento 15-M: con 50.000 votos, Ciudadanos (C's) se quedó sin voz ni voto en el Parlamento.

Precisamente, el primer acto del nuevo Parlamento no dejó ver el carácter dialogante enarbolado por Darias, toda vez que se aplicó de forma escrupulosa el pacto suscrito por Coalición Canaria (CC) y el PSOE para dejar sin representación en la Mesa a Podemos y Nueva Canarias (NC), dos fuerzas políticas que cosecharon 220.000 votos en las elecciones de mayo.

No hay caos

¿Y cómo ha afectado esa mayor pluralidad representativa al devenir ordinario de las tareas parlamentarias?

Según el diputado de Nueva Canarias (NC) Luis Campos, “lo que se ha demostrado para los agoreros es que en absoluto hay un caos porque haya más fuerzas parlamentarias. Los canarios y canarias están hoy mejor representados que en las pasadas legislaturas y, sabiendo gestionar de manera correcta el hecho de que somos más, se ha visto que no hay ningún problema”.

Para la portavoz y máxima dirigente regional de Podemos, Noemí Santana, “nuestra irrupción en el Parlamento ha servido para que el resto de fuerzas se pongan las pilas y en estos dos años hemos hecho que el resto presenten muchas más propuestas que en otras legislaturas enteras”.

“Ni es un Parlamento mejor ni peor que el de otras legislaturas”, afirma el portavoz del Grupo Nacionalista, José Miguel Ruano. “Existe el mismo diálogo que antes, solo que ahora hay más interlocutores, aunque es cierto que es más difícil con Podemos, aunque también hemos acordado iniciativas con ellos”.

Para el socialista Ignacio Álvaro Lavandera “a los grupos nuevos les ha costado entender cómo son los tiempos, la dinámica y los reglamentos de la Cámara, en definitiva, como es el funcionamiento del Parlamento, pero una vez solventado no se puede decir que haya más o menos consenso con cuatro que con seis”.

Con todo, no esconde que “el Grupo Socialista ha ejercido muchas veces una labor de puente para que el PP y Podemos pudieran sumarse a acuerdos conjuntos y hemos conseguido que los debates tengan un más marcado acento social”.

Y es que, como decía el líder de las Agrupación Socialista Gomera (ASG), Casimiro Curbelo, hace un año, “lo único que se requiere es una mayor predisposición al diálogo y al consenso”.

Inestabilidad

Pero no solo se había ganado en pluralidad en esas elecciones parlamentarias de 2015. Tuvieron que transcurrir tres décadas para que la Cámara regional tuviera a una presidenta, y posiblemente para ello tuvo mucho que ver (además de los equilibrios de poder internos en los partidos del Pacto) el hecho de que hubieran sido elegidas más diputadas (32) que diputados (28). No obstante, ese triunfo duró poco, pues tras la elección de los senadores por la Comunidad Autónoma, sus señorías mandaron a Madrid a la nacionalista María del Mar Julios y a la conservadora Mercedes Roldós (que fueron sustituidas por hombres), dejando a la Cámara totalmente paritaria: 30-30.

Sin embargo, no parece que el Parlamento a seis de la IX Legislatura vaya a pasar a la historia ni por su mayor representatividad ciudadana ni porque lo presidiera una mujer, sino por la inestabilidad que genera el hecho de que el presidente del Gobierno que lo invistió ya no tenga la confianza de la misma Cámara que lo eligió.

Y es que la ruptura del Pacto entre CC y el PSOE en diciembre de 2016 tiene su traducción directa en el Parlamento. Lo explica Navarro: “El primer año y medio lo perdimos porque los contínuos conflictos entre socialistas y nacionalistas mantuvieron bloqueado a un Gobierno que fue incapaz de sacar adelante ninguna de las reformas que Canarias necesita y, ahora, tenemos un Gobierno inestable y en soledad porque el Parlamento no lo respalda”.

Según la portavoz de los conservadores, “el problema es que ni el Gobierno ni CC asumen ni entienden que están en minoría, que deben negociar, como ha pasado con el reparto del Fdcan o la Ley del Suelo, con la oposición si quieren gobernar”.

En parecidos términos, el socialista Lavandera argumenta que “el Gobierno está haciendo caso omiso de lo que aprueba el Parlamento en su contra, y debería ser consciente de que la voluntad popular debe ser respetada”.

Sacar los colores a Clavijo

Para la portavoz y líder de la formación morada, “si el Gobierno fallido pudiera, ni iría al Parlamento porque le da igual lo que ocurra. Desgraciadamente, el papel de la oposición en este momento, aunque gane las votaciones, es el de sacarle los colores al presidente Fernando Clavijo y a su gabinete”.

Por su parte, Campos dice que “es constante la necesidad que tenemos los grupos de recordar al Gobierno que quien legisla es el Parlamento, porque estamos viendo por primera vez en 25 años una derrota tras derrota del Ejecutivo por parte del Parlamento, pero no se siente condicionado por lo que se aprueba”.

Una tesis que rechaza de plano el nacionalista Ruano, para quien “la situación difícil que supone estar en minoría nos ha convertido en agentes del diálogo para conseguir llegar a acuerdos que no supongan un brindis al sol mediante un trabajo arduo e intenso de negociaciones, que es lo que ha pasado por ejemplo con la Ley del Suelo”.

“Somos conscientes de que la estabilidad parlamentaria de 33 escaños que había antes de romperse el pacto con el PSOE ya no existe y por eso hay que llegar a acuerdos puntuales que son complejos”, concluye.

Quedan dos años para saber si el Gobierno y los grupos asientan los nuevos cimientos, sin resquebrajarlos, de este inestable y complicado escenario.

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